Capítulo 18

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Capítulo 18

La cena fue de maravilla, en donde por fin Allison pudo sincerarse con esa familia que tan bien la había acogido. Le habló acerca de su hermano y no la despreciaron como pensó que pasaría, sino que mostraron cierta empatía con ella.

―Debió de ser muy duro para ti ―dijo Serena con afecto.

―Pero pronto su hermano estará nuevamente libre.

―Eso espero.

―Ya te había dicho que estabas nerviosa por nada ―le comentaba Noah a Allison de camino a su piso.

―Sí. Tu familia es estupenda.

Noah estacionó el coche en frente del edificio de Allison, se dio la vuelta para darle un beso, que paso de ser un simple beso a uno muy apasionado, que dejó a ambos casi sin respiración.

―¿Quieres subir? ―se atrevió a preguntar en lo que fue casi un susurro y bajó la mirada con un poco de vergüenza, ella nunca había invitado a nadie a su piso. Pero deseaba tanto estar con él, extrañaba tanto su calor y sus brazos.

―Pensé que no me lo pedirías ―le susurró él cerca del oído y le dio un pequeño beso en el cuello.

Entró en el piso y ni siquiera se detuvo a observar el lugar en donde vivía Allison. Capturó su boca con desesperación mientras le quitaba los botones de su blusa, en medio del deseo no soportó más y tiró de la blusa haciendo que los últimos botones salieron volando hacia el suelo.

Los dos se encontraban en la entrada del piso, devorándose el uno al otro. Noah la levantó del suelo e hizo que enroscara sus piernas a su cintura, se deshizo de su camisa y cayó al suelo, Allison lo rodeó con sus manos por el cuello y volvió a besarlo, Noah tenía una de sus manos detrás de la espalda de Allison, para poder quitarle el sujetador y por fin aprisionar sus pechos, tomó uno en su boca y empezó a hacer círculos alrededor de sus pezones con la ayuda de su lengua, ella estaba ardiendo bajo las caricias de esa boca.

―Dime donde está tu habitación, porque sino te haré el amor aquí mismo ―ella sonrió y le indicó con la mano cual era la puerta.

Hacer el amor con Allison se estaba convirtiendo en una necesidad, tenerla entre sus brazos y sentir su calor era de suma importancia para él. Nunca en su vida se había acostado con una misma mujer más de dos veces, pero con Allison era una experiencia diferente en cada ocasión, era como si descubriera un nuevo rincón en el que deleitarse y disfrutar.

La observaba en la cama, llevando solamente su minúscula braga y sonriendo de felicidad al saber que estaba a su lado, no recordaba haber visto una mujer sonreírle de esa manera tan autentica. Él le devolvió la sonrisa y se unió junto a ella, empezando a besarle la parte inferior de los muslos y dándole pequeños mordiscos, que estaban arrancando leves gemidos de sus labios.

Le bajó las bragas y su boca buscó la parte más íntima de Allison, depositando muchos besos en su interior. Ella aferró sus manos al pelo de Noah, impidiéndole que saliera de allí. Los gemidos eran cada vez más seguidos e igual que la última vez, pensó que desfallecería en cualquier momento.

Abandonó ese rincón prohibido y subió hasta sus pechos, capturando uno con su boca. Allison no supo en que momento Noah se deshizo de su ropa, pero en ese momento podía sentir su abultada erección en su vientre, mientras continuaba haciéndola suspirar con los húmedos besos en sus pechos. Introdujo uno de sus dedos en la humedad de Allison y le sonrió cerca del oído.

―Ya estas lista.

La penetró con suavidad, pero con precisión y todo el cuerpo de Allison tembló al unísono con el suyo, estar dentro de ella y sentir como su calor abrazaba su erección, era algo indescriptible que lo hacía sentir entero e incapaz de salir de allí.

―Te quiero, Allison ―le susurró al oído mientras sus penetraciones se hacían más rápidas.

Ella abrió más las piernas para facilitarle la entrada y no pudo evitar clavar las uñas en su espalda, era la única manera de soportar la excitación que se había apoderado de su cuerpo y ahogar los gemidos. Una sacudida estremeció su cuerpo indicando que se acercaba el clímax y explotó en una ebullición de sensaciones inexplicable, pero muy placenteras.

Noah salió de dentro de ella y la hizo rodar por la cama para colocarla encima de él, le acariciaba la espalda con ternura e intentaba que su respiración regresara a la normalidad. Era consciente de las cosas que esa mujer le hacía sentir, pero no quería estar en ningún otro lugar que no fuera allí, con el calor de su cuerpo sobre el suyo.

Se deslizó y se colocó al lado de Noah, para apoyar la cabeza en su pecho. Solo él había sido capaz de hacerle olvidar esa promesa que un día se hizo, de no ser feliz hasta tener a su hermano a su lado. Pero había sufrido durante tanto tiempo, que creyó que se merecía algo de felicidad y ahora con Ian defendiendo a Ronan, estaría junto a ella muy pronto.

En una de las visitas a su hermano, le confesó que estaba enamorada de Noah y que era correspondida, en lugar de recriminarla, se había puesto muy feliz por ella. Ronan nunca le había pedido hacer esa promesa, pero para Allison era muy importante saber que él estaba de acuerdo con su relación.

―Quiero que seas feliz, Lizy ―le había dicho él en esa ocasión.

Le había comentó a Noah lo que había hablado con su hermano durante su visita y éste le dijo que la próxima vez la acompañaría.

―¿De verdad quieres conocer a mi hermano?

―Por supuesto, debo conocer a mi cuñado.

―No sabes lo feliz que me hace escuchar eso.

Durmieron tan profundamente, que se despertaron a la mañana siguiente, debido a los rayos del sol que entraban por la ventana, ya que no habían corrido las cortinas. Allison estaba pegada al cuerpo de Noah, que al igual que ella también se encontraba del todo desnudo, se removió entre sus brazos y se dio la vuelta para poder observar su rostro mientras dormía, ella llevó su mano hasta su pelo y lo acarició y enterró su rostro en su pecho, él se despertó y la rodeó con sus brazos para pegarla más a su cuerpo.

―Mi hermosa, sigue durmiendo que hoy es sábado ―le susurró él al oído con voz ronca.

Sobre las diez de la mañana, ambos se levantaron de la cama. Noah fue hasta la cocina y le preparó el desayuno a Allison, unos huevos revueltos con salchicha, compartieron un lindo momento del todo nuevo para los dos, ya que Noah no acostumbraba desayunar con las mujeres con las que solía acostarse, sino que más bien las enviaba a sus casas desde que entraban los primeros rayos del sol por su ventana.

―Hacía muchos años que no compartía un desayuno con nadie ―confesó ella mientras se llevaba un pedazo de salchicha a la boca.

―Ahora desayunaré todos los días contigo ―y tomó una de sus manos para llevársela a los labios―. Te quiero compensar todos estos años de soledad.

―Te quiero, Noah. Te has convertido en alguien muy importante para mí.

―Yo también te quiero, amor.

Después de haber desayunado, Noah le dijo que iría a su piso para cambiarse de ropa, pero con la promesa de que volvería para la hora de la comida. Se detuvo en la puerta y le dio un breve beso a Allison.

―Regreso más tarde.

Al bajar al portal, sedirigió a su coche. Pero justo cuando se disponía a abrir el coche, alguien logolpeó por la cabeza con un pesado objeto y sintió como su cuerpo se desplomabahacia el suelo y su vista se nublaba por completo.  

La última conquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora