Capítulo 19

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Capítulo 19

Daniel lo sujetó antes de que llegara al suelo, tomó las llaves del coche y metió a Noah dentro. Su plan iba según lo previsto, ya tenía en sus manos a la persona que Allison amaba, estaba dispuesto a acabar de una vez por todas con ese amor.

Él se había dedicado a confesarle su amor a Allison y ella siempre lo rechazaba, insinuando que solo lo veía como un amigo, sin embargo había aceptado a aquel hombre, al que apenas acababa de conocer.

Condujo una media hora, por suerte Noah aún no se había despertado. Confiaba en no haberlo golpeado muy fuerte y que estuviera consciente en un rato, se dirigió casi a las afuera de la ciudad y se detuvo en medio de un descampado, en donde había una especie de granero o al menos lo fue algún día, se trataba de un lugar del todo abandonado y solitario.

Allison se había duchado y estaba preparando la comida, había pasado un buen rato desde que Noah se fue a su piso. Pensó que talvez había pasado por donde sus padres y por eso se retrasaba. Escuchó su teléfono y fue corriendo, creyendo que era él, pero al ver el nombre en la pantalla, puso cara de disgusto. En un principio pensaba ignorar la llamada, pero finalmente decidió contestar.

―¿Qué quieres Daniel? ―preguntó Allison al descolgar el teléfono.

―Hola, Lisy. Yo que tu me mostrara más dócil.

―Sé que fuiste tu quien le dio mi dirección a Shaw, por tu culpa estuve a punto de morir.

―Si y tu nuevo amor se interpuso para salvarte ―dijo con un deje de ironía en su voz.

―¿Qué pretendes? No quiero saber nada de ti.

―Te voy a dar la oportunidad de salvar al amor de tu vida.

―¿Qué?

―Quiero que vengas a la dirección que te voy a pasar, sino estas aquí en una hora, me veré en la obligación de matar a Noah.

―No voy a caer en tu juego ―se retiró el teléfono de la oreja para ver una foto que Daniel le había enviado. En ella se encontraba Noah atado a una silla de forma inconsciente.

Allison se quedó en silencio y sus manos empezaron a temblar sin poder evitarlo. Apretó el puño con tanta fuerza, que las uñas se le clavaron en la palma de la mano y las lágrimas corrieron por sus mejillas descontroladamente.

―¿Me crees ahora?

―Eres despreciable, no sé como pude estar tan ciega contigo. –decía ella entre lágrimas.

―Si, deja los elogios para más tarde. Por cierto, no se te ocurra avisar a la policía o ya sabes lo que pasará.

No creyó que sería capaz de conducir, pero se armó de valor y se subió al coche para dirigirse hacia allí. No podía ver muy bien, debido a las lágrimas, pero le estaba resultando imposible detenerlas. Pisó el acelerador a fondo, tenía que llegar lo antes posible.

Noah aún estaba inconsciente y Daniel le vertió un pequeño cubo de agua, para hacerlo despertar. Estaba del todo desorientado y agotado, con los brazos y piernas entumecidas, al verse atado intentó moverse en la silla y dirigió su mirada a la voz que estaba escuchando.

―Lisy viene hacia aquí ―eso no hizo más que inquietar más aún a Noah.

–No te atrevas a hacerle daño. –dijo Noah, intentando que su voz sonara fuerte y amenazadora, pero tan solo fue un susurro.

―Es lo menos que se merece, después de haberme rechazado y preferirte ti.

―Estas enfermo. No te quiere, entiéndelo.

La última conquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora