13.

702 91 97
                                    

Un silencio sepulcral inundó la habitación, los orbes añiles se encontraban fijos en los celestes y mientras uno temblaba de coraje, el otro lo hacía por el miedo. Thomas podía ser malo, un completo hijo de puta, pero si Cristopher se lo proponía, llegaba a superarlo por mucho. El rubio podía mostrarse sumiso, claro, lo era la mayor parte del tiempo, pero tenía su lado dominante que no era para nada agradable, sólo verlo te daban ganas de correr; sin embargo, el pelinegro estaba completamente paralizado porque no entendía qué estaba pasando.

¿Cuándo esa mocosa llegó a la cama con él? ¿En qué momento decidió dormir sin ropa? ¡Era desagradable! Tenía a la segunda mujer que más odiaba sin ropa y dormida a su lado. Le parecía tan indecente, ¿cómo se le ocurrió acostarse así? No estaba con su esposo, ellos eran casi desconocidos y aún así... Mierda, realmente no quería siquiera mirarla, se le revolvía el estómago.

Un quejido lo sacó de su ensimismamiento, las sábanas comenzaron a moverse y aquel cuerpo que estuvo inerte hasta hacía unos segundos, tomó asiento en la cama. Thomas vio en cámara lenta como la tela se escurría por el pecho de la rubia, dejándola expuesta, no sólo ante él, sino también ante su hermano. Retira la mirada rápidamente, cubriéndose el rostro y queriendo gritar por la frustración, pues por mucho que intentara, no podía recordar si había pasado algo.

—"¡Cristopher!"—La chillona voz lo aturde y frunce el ceño debido a esto.—"No es... Esto no es..."—La rizada se cubre de nuevo y en ese momento, el rubio se levanta de su silla.

—"No quiero explicaciones tuyas."—Escupe con desprecio y después desvía su atención hacia el mayor.—"Levántate y vámonos."

La voz tan grave y severa hizo que el dúo se estremeciera, el pelinegro voltea a ver a la muchacha y esta le brinda unos ojos aparentemente preocupados. No le es difícil darse cuenta y se siente estúpido por no haberlo descifrado antes.

Esa zorra se las había jugado.

Tensa la mandíbula, molesto por haber caído en tan boba y evidente trampa. Ya estaba hecho, no había nada que ellos pudiesen o quisieran hablar, Thomas debía encargarse de esto solo. Con una mezcla de emociones recorriendo su ser, se levanta de la cama, acomodando apenas su camisa y yendo a la silla desocupada para tomar su saco y abrigo, poniéndoselos con lentitud, como si quisiera aplazar el tiempo para no tener que enfrentarse a las consecuencias de algo que ni siquiera era su culpa.

—"Benedict vendrá por ti."—Sentencia el más alto, haciendo que Edith asintiera al instante.

La gran mano del rubio se posa en la espalda de su hermano, empujándolo para que comenzara a caminar y justo antes de que salieran, los profundos ojos del mayor se posaron en la joven sobre la cama. Fue una mirada cargada de odio y resentimiento, entonces ella supo que quizá había hecho la cosa más estúpida de todas.

El trayecto fue incómodo, nadie hablaba, no se miraban y la ansiedad de Thomas comenzaba a incrementar debido a esto, lo que pasaría una vez llegaran a la casona era incierto, un millón de posibilidades se agolparon en su mente, resonando en esta una y otra vez, llenándolo de miedo porque, sí, hasta personas como él podían sentir algo como eso y hasta en mayores escalas. Era como si le estuvieran dando correntadas de electricidad en la espalda, era tener revuelto el estómago, las manos sudorosas y un inminente dolor de cabeza amenazando con terminar de destruirlo; tenía la boca seca, apostaba a que incluso estaba pálido.

El carruaje los llevó hasta la mansión y él deseó con todas sus fuerzas que el puente volviera a colapsar, morir congelado no parecía una mala opción en ese momento, cualquier cosa era mejor que estar a punto de probablemente ser brutalmente asesinado porque su hermano pensaba que se había acostado con su esposa.

Él fue el primero en bajar y se apresuró a ir a la puerta, abriendo la misma rápidamente para disponerse a entrar; no obstante, un fuerte agarre en el brazo lo hizo detenerse. Volteó, encontrándose con el rostro del menor, estaba rojo, no es difícil asumir que esto se debía al coraje que sentía. Intenta soltarse, pero esto hace que el otro hombre se moleste más, con una fuerza que ni siquiera él sabía que tenía, lanza al pelinegro al suelo, provocando que un quejido se escapara de sus labios.

—"¡¿Qué te pasa, Christopher?!"—Le grita, arrastrándose para retroceder.

El nombrado toma del cuello de la camisa al mayor, alzándolo de esta forma. Sus rostros estaban tan cerca que Thomas podía sentir la pesada respiración del contrario chocar contra su rostro, la mirada de este también se había oscurecido y el ambiente entre ellos era tan tenso que mareaba un poco al pelinegro.

—"Tanto tiempo reclamándome por ella..., haciéndome sentir como una mierda y yo..., yo estúpidamente creí que era por mí, porque aún te daba miedo perderme..."—Suelta una carcajada que hace al mayor encogerse.—"¡Pero sólo era que te la querías follar!"

—"¿Q-Qué?"—Toma la muñeca del más alto, clavándole las uñas en un intento de que lo soltara.—"¡Eso no es cierto!"

—"¡¿No?! ¡Entonces supongo que estoy ciego porque juro haberla visto desnuda y a ti muy tranquilo a su lado!"—Vuelve a soltarlo, esta vez dejándolo de pie.—"Es por eso que no me querías cerca, ¿no? ¿Ya te la habías cogido antes?"—Los ojos del de cabello ondulado se abren de sobremanera ante tal asquerosa insinuación, pero no puede responder, pues se ha quedado paralizado un momento.—"¡Respóndeme!"—Y es la bofetada en su rostro la que lo hace reaccionar.

Con todas sus fuerzas, empuja lejos a Christopher, sosteniendo su mejilla que ardía como nunca. Lo mira incrédulo, jamás lo había golpeado, ni siquiera cuando estaba realmente enojado le levantó la mano. El desconcierto, el enojo y la tristeza le impiden pensar con claridad, por eso cuando vuelve a la realidad, siente sus mejillas empapadas y una dolorosa opresión en el pecho.

—"¡¿Cómo te atreves, bastardo?!"—Se acerca al rubio, intentando golpearlo de vuelta, pero este es más rápido y lo sujeta de las muñecas.—"¡Suéltame! ¡Juro que voy a asesinarte, maldito!"

—"¡Claro! ¡Así podrás quedarte con esa perra sin que yo te estorbe!"—El agarre se hace más fuerte, provocando quejidos en el mayor.

—"¡Después de todo lo que hice por ti, por nosotros!"—Comienza a patalear, buscando golpear al otro.—"¡Después de toda la mierda que he tenido que pasar por tus estupideces te atreves a pensar que yo podría acostarme con una de tus putas!"

—"¿Tú qué has hecho por mí, Thomas?"—Lo toma con fuerza del mentón, enterrando sus dedos en la blanquecina piel.—"¡¿De verdad crees que matar a todas esas mujeres me benefició en algo?! ¡Míranos! ¡Mira en la mierda que vivimos! ¡No has hecho nada además de lastimar gente y eso no me ayuda!"

—"Ahora es mi culpa."—Sonríe burlón.—"¿Quién fue el que trajo a la primera mujer aquí, hm? ¡¿Quién fue, Christopher?! ¡¿Recuerdas lo que me dijiste?! "¡Nos quedaremos con todo una vez que te encargues de ella!" ¡eso fue lo que dijiste! ¡Tú comenzaste esta mierda, no yo!"

El enojo en ambos incrementa, por lo que Christopher no duda en volver a estampar su palma en el rostro de su amante, viendo cómo la sangre comenzaba a brotar del labio de este. Thomas quiso retroceder, pero el rubio se lanzó contra él, dejándolos a ambos en el suelo.

—"Voy a matarte."—Dijeron al unísono.

Crimson Peak |Thorki/Hiddlesworth|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora