10.

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Los días pasaron tan rápido que Christopher ni siquiera los sintió. Thomas había mejorado, en la última semana únicamente tuvo dos episodios y era prácticamente lo único bueno, pues conforme pasaban esos días, más se acercaba la llegada del susodicho doctor y él no estaba listo.

No sabía qué era lo que Edith admiraba tanto de él o qué era lo que le atraía a Thomas de aquel sujeto. No era para tanto, de verdad que no. Aprieta un poco la pluma que sostenía, estaba tranquilamente haciendo unas anotaciones respecto a su máquina cuando a su mente se le ocurrió que era buena idea pensar en cosas que lo disgustaban de sobremanera. Recordó, por ejemplo, cuando vio a Thomas coqueteando con él y cómo después observó aquellos finos labios que le pertenecían a él y sólo a él, pretender besar a otro hombre. Inaceptable. Era jodidamente inaceptable, jamás le cedería el gusto a nadie de poder tener al pelinegro, ninguna persona podría quererlo, desearlo, tanto como hacía él, por ende, nadie además de sí merecía a Thomas.

—"Benedict llegará mañana."—Es la primera vez que Thomas le dirige la palabra en días, es casi imposible que la razón sea el médico ese. Indignante.—"Iré a comprar carne para prepararla mañana. Quizá haga solomillo con..."—La mirada seria de su hermano le hace callar y ladear la cabeza.—"¿Qué?"

—"¿Es en serio?"—Se levanta de su asiento y se planta frente al mayor, este debe alzar ligeramente el rostro para mirar al contrario.—"Me importa una mierda que llegue mañana y me importa el doble de eso lo que le vayas a cocinar."—Gruñe.

—"Wow..."—Murmura el más bajo al cabo de unos segundos de completo silencio.—"El día en el cual dejes de ser un primitivo celoso, seré el hombre más feliz del mundo."—Se burla un poco, era realmente entretenido ver a un hombre de casi dos metros estando celoso de un hombre de casi dos metros.

—"Entonces te aguarda una vida muy infeliz, hermano."—Recalca aquella palabra, sabiendo que el mayor odiaba que lo llamase de esa forma.

—"Eso me temo, querido."—Hace una mueca de fingida tristeza.

Hay un silencio bastante largo que incluso se torna incómodo. Christopher piensa en lo molesto e innecesario que era que el de cabello azabache lo provocara de esa manera, como si no supiera que podía tener su atención de otra manera; Thomas, mientras tanto, tenía pensamientos completamente ajenos a la situación con el contrario, pensaba en cierta cabellera rubia y rizada, en su mirada juzgona y el tono con el que se había empezado a dirigir hacia él, como si le guardara rencor por algo en específico. El pelinegro tensa la mandíbula, alzando la vista hacia el menor.

—"Ella sabe."—Murmura sin más, desviando sus ojos a la puerta abierta del lugar de trabajo de su hermano, sólo para asegurarse de que nadie estuviera escuchando.

—"¿Disculpa?"—El ceño del más alto se frunce, deseando que la repentina cavilación que lo golpeó no fuera más que el miedo jugándole mal.

—"Ella sabe."—Repite.—"Durante los últimos días se la pasa desaparecida, ayer la descubrí intentando abrir una de las paredes, como si supiera que realmente puede abrirlas."

—"Tal vez sólo estás siendo paranoico.—Murmura pensando en todos los momentos extraños que había tenido con su esposa en los últimos días.

Thomas ríe aunque es claro que no le ha hecho gracia.

—"¿Paranoico dices?"—Ladea la cabeza y de su cinturón toma el manojo de llaves que siempre llegaba consigo, lo pone muy cerca del rostro ajeno, incluso lo golpea un poco con las puntas de los objetos de metal.—"La descubrí intentando quitar esta llave...,"—Toma la que poseía una forma distinta y que incluso su color era más oscuro.—"Si no sabe, por lo menos tiene sus sospechas. La perra a veces me mira como si quisiera desaparecerme."—Habla con desagrado, y es que Edith no le inspiraba nada además de eso. La aborrecía con todo su ser.

—"Eso nos deja sin mucho tiempo..."—Thomas asiente.

—"Haz que firme los papeles y deshazte de ella."—Christopher siente escalofríos por como la voz de su acompañante se había oscurecido.

—"No creo que..."

—"¿No crees? ¿Perdona?"—Su desagrado aumenta, se acerca al otro y lo toma con fuerza del mentón.—"Deshazte de ella y no discutas. Hazlo en un par de días, en una semana, pero hazlo, Christopher, deshazte de ella... ¡Deshazte de ella!"

Sin que pueda controlarlo, el rubio baja la cabeza al instante, su hermano era bastante intimidante si se lo proponía, con sólo una mirada lograba doblegar a cualquiera. Era como su superpoder, aunque a Christopher jamás le agradó este, un par de palabras fuertes eran más que necesario para que su corazón comenzara a latir con fuerza y su cuerpo sudara frío. Le temía.

—"Lo haré, sólo..."

—"No, nada de "sólo", "pero" o esas mierdas que te sirven para poner excusas. Vas a hacerlo Christopher, vas a jodidamente deshacerte de esa zorra."—El menor asiente una vez.—"Dilo. Di que vas a deshacerte de esa zorra."

—"Yo..."—Los grandes ojos del más bajo lo miran expectantes.—"Yo voy a deshacerme de ella..."

—"¿Deshacerte de qué, cielo?"—Una tercera voz, una femenina, resuena en la habitación, provocando que Thomas rodara los ojos.

—"No te preocupes, linda."—Responde el pelinegro.—"Estábamos planeando cómo deshacernos de todo el montón de basura que tenemos. Comienza a oler mal y a molestar con su sola existencia."

Edith asiente no muy convencida, aprieta los labios y juega con las mangas de su vestido. Con lo que Thomas había dicho, fuera de estar tranquila, estaba nerviosa, aterrada.

"Yo voy a deshacerme de ella".

El temblor en la voz de su marido, seguido de una mirada que le dio a Thomas le mandó centenares de llamadas de alerta, juega con sus manos y da un pequeño, apenas perceptible, quejido. Llevaba sospechando que el mayor de los Sharpe estaba planeando algo en contra de ella.

Thomas nota la actitud titubeante de la joven, sonríe de manera ladina y niega.

Ridícula.

—"Pero bueno, el tema de la basura puede esperar un poco."—Hace que sus dedos truenen, uno a uno. Esto le ayudaba a controlar la ganas que tenía de lanzarse contra esa perra y arrancarle los ojos para que no pudiera ver a Christopher de la forma en la que lo hacía.—"¿Qué te parece si me acompañas al pueblo a comprar carne para mañana? Mientras tanto, Chris decidirá qué hacer con la basura."

La rizada frunce el ceño, ¿por qué necesitaría tiempo para pensar cómo deshacerse de algo así? Muerde su labio con fuerza, dios, sus sospechas cada vez eran más grandes.

—"Y-Yo..., supongo que está bien... Pasar un tiempo con mi cuñado antes de recibir a mi mejor amigo suena de maravilla."—Thomas le regala una sonrisa.

—"Claro que sí."—Camina hacia ella y posa su mano detrás de la espalda de esta.—"Vamos, querida."—Tras un pequeño empujón, ambos comienzan a caminar hacia la puerta y justo antes de salir, gira su cabeza para mirar al menor.—"Piensa cómo la basura dejará de molestar aquí, comienza a oler realmente mal y no querrás que yo me encargue de eso."

No, definitivamente nadie quería que Thomas se encargara de eso.

Crimson Peak |Thorki/Hiddlesworth|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora