1.

1.6K 175 52
                                    

—"¿Te trató mal?"—Pregunta el pelinegro cuando su hermano termina de contarle lo sucedido. Christopher asiente.—"Ese hijo de..., ¿y tú qué hiciste?"

—"Nada ¿Qué podía hacer, Thomas? El hombre tenía mi expediente."

—"¿Tu expediente? ¿Tiene tu jodido expediente, Christopher?"—El ojiazul mira al mayor perdiendo los estribos y antes de que pueda decir nada, este se le adelanta.—"¿Tiene nuestro expediente?"

—"¿Qué? No, no."—Niega rápidamente.—"Es decir, no lo creo. Ya tendríamos una soga en el cuello de ser así."

Thomas suelta un suspiro lleno de alivio y asiente. Frota sus sienes y se aprieta el puente de la nariz, todo estaba bien, nadie iba a separarlos, no importaba si no habían apoyado a su hermano, podrían lidiar con ello, siempre lo hacían. A su manera, pero lo hacían. Respira profundo antes de volver a hablar.

—"Bien, bien."—Peina su cabello hacia atrás y respira hondo.—"Ahora..., olvidaremos esto y seguiremos con el plan "b", sabíamos que lo más probable era que algo así sucediera, más no podemos dejar que nos hunda."—Pone sus manos sobre los hombros del más alto y le regala una sonrisa forzada.—"Hoy iremos al baile, invitarás a esa..., mujer a bailar y en menos de lo que piensas, todo esto se va a terminar."—Promete dándole un ligero apretón.—"Iré a darme un baño y cuando termine, espero que ya sepas lo que tienes que hacer."

[...]

Ambos hermanos se preparan, luciendo sumamente atractivos. Se suponía que llegarían juntos, pero, según Christopher, tenía "algo" que hacer. A pesar de que insistió en acompañarlo, este se negó y no le quedó de otra más que aceptar y lamentar su ausencia. Thomas fue llevado a la residencia de los Cumberbatch y apenas bajó de su transporte, las miradas ajenas no se apartaron de él; sonríe y entra mirando a su alrededor, todo era tan deslumbrante, cálido y amistoso. Ambiente que jamás estaba presente en su hogar.

[...]

Thomas conversaba entretenidamente con el Doctor Benedict, un hombre interesante e inteligente. Había podido mantener una amena conversación de media hora y sólo por un segundo, pudo pensar en otra cosa que no fuera la ausencia de su hermano. Claro que su felicidad no puede durar, pues repentinamente, los comensales guardan silencio por algunos segundos antes de comenzar a murmurar entre sí, mirando hacia una misma dirección; no se queda atrás y hace lo mismo.

Mala idea.

—"Edith dijo que no quería venir."—Murmura el doctor, posicionándose al lado del pelinegro.

Su mirada se oscurece y la mano que sostiene su copa aprieta la misma, piensa que podría romperse en cualquier momento, pero gracias a los dioses, el objeto de vidrio se mantiene intacto. Sus fosas nasales se expanden al expulsar todo el aire que había acumulado en sus pulmones y ve cómo su hermano se acerca con esa. Supone que es una lástima que la chica sea tan linda.

Una verdadera lástima.

—"Hermano."—Saluda el rubio-castaño cuando están frente a ambos hombres.—"Ella es la señorita Edith Cushing, hija del señor Cushing, ¿lo recuerdas?"—Hace énfasis en cada nombre y apellido, pues lo último que quiere es que su amado Thomas malinterprete la situación.

—"¿Cómo olvidarlo?"—Responde con una sonrisa radiante, pero falsa.—"Es un placer, mi Lady."—Toma la mano de la rubia y la lleva a sus labios, dejando un suave beso en el dorso de esta.—"Thomas Sharpe a su disposición."

Christopher aclara su garganta y suelta a su acompañante, poniéndose de lado del pelinegro.

—"Bien, debemos hablar respecto a algunos asuntos, linda."—Le dice Thomas a la joven y esta asiente con una amable sonrisa.—"Me lo llevaré por sólo unos minutos, no se preocupe."

Toda facción amable desaparece del rostro del mayor de los hermanos en cuanto se giran y caminan hasta un lugar bastante apartado de los demás. Thomas comenzaría a hacer una escena y Christopher lo sabía.

—"¿De dónde la tragiste?, ¿por eso tanto misterio de a dónde ibas, cierto?"—Comienza mirándolo con el ceño fruncido.

—"Primero, tranquilizate, ¿bien?"
—Pide tomando la suave mano del mayor, este, sin embargo, la retira al instante.—"Sé que estás molesto, pero pensé que sería buena idea conseguir a alguien más. Su padre se ahoga en dinero, ¿no crees que ella nos conviene más?"

—"¿Y por qué no me lo dijiste antes?"—Le cuestiona entrecerrando los ojos.—"¿De esto se trata ahora? ¿De mentirnos y ocultarnos cosas?"

—"Thomas, yo no quería..."

—"Cuida lo que haces, Christopher."—Lo señala con su dedo índice en advertencia.

Se aleja del rubio, dándole una mirada severa. Camina lejos hasta llegar nuevamente al salón, el vals comenzaría dentro de algunos pocos minutos y él tendría que tocar para este. Definitivamente prefería mil veces tomar su posición en el piano que estar perdiendo el tiempo discutiendo con su hermano.

Se sienta en el banco y repasa las notas, sólo para estar seguro de que no se equivocaría. Ya tenía suficiente con que Christopher los hubiera dejado en mal con los comensales por llegar de esa forma con la hija de uno de los hombres más importantes del lugar.

[...]

Sus largos y finos dedos se paseaban por aquel instrumento con destreza y experiencia. Su atención estaba completamente dedicada al piano, pues desde que vio al rubio invitando a aquella mujer a bailar, su estómago se contrajo y la boca se le secó, dejándole el más puro sentimiento de celos que jamás habría sentido. No se preocupaba, sin embargo. Él sabía que el único que podría tener a su hermano cuando quisiera sería él. Para siempre.

La canción prosigue y jura que puede escucharlos murmurar. Respira profundo antes de terminar, acabando con el "adorable" momento que aquella mujer y Christopher estaban teniendo. Los aplausos no se hacen esperar y él se levanta del banco, agradeciendo e inclinándose hacia adelante, no dejando de mirar a aquella chica que sostenía el brazo de su hermano como si le perteneciera.

—"Es maravilloso, completamente."—Escucha detrás de sí.

Al girarse, la figura de un hombre, no mucho más alto que él, le acoge. Otra vez el doctor Cumberbatch.

—"¿Le parece?"—Cuestiona, dejando que una sonrisa traviesa apareciera en su rostro.

Su coquetería era algo que podría encantar a cualquiera. Como sus labios se curvaban, sus ojos brillaban y su voz se volvía aún más aterciopelada eran características que simplemente no se podían ignorar con facilidad.

—"Por supuesto que lo hace."—El doctor lleva su copa de vino a sus labios y da un profundo trago.—"Amaría poder tocar así."

—"Si tuviera la oportunidad, créame que le enseñaría con mucho gusto."

—"Aceptaría sin dudarlo."—El hombre sonríe deslumbrante.—"Igualmente, espero que usted acepte tomar una copa conmigo."

—"Sería un tonto si me negara..."

Benedict no tarda mucho en colocarse a su lado y posar su mano en su cintura, comenzando a guiarlo hacia una mesa. Thomas debe admitir que sentir la mirada de Christopher taladrándolos le provoca una inmensa satisfacción, pues eso sólo le deja saber lo mucho que este le quiere y le desea.

Crimson Peak |Thorki/Hiddlesworth|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora