21. La cena de cumpleaños

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Cuando llegó el delivery de Mc*Donald’s, Javier había pedido, además de las tres hamburguesas, una cajita feliz para burlarse de mí. Le saqué lo que tenía adentro y se la tiré encima, pero la agarró y nos reímos.

Vimos una película y ya estaba de mejor humor, pero quería dormir la siesta. Estaba muy cansada y seguía adolorida.

Todavía me dolían mucho los brazos y la espalda... Así que le toque la manga a Javier para que me mire.

—Me duele mucho ¿No me podés dar otra pastilla, por favor? —Pregunté, pero negó con la cabeza.

—Ya te puse una pastilla en el sándwich de la mañana, gatita, vas a tener que esperar un poco, solo unas horas más.—Me dijo un poco triste.

Lo miré mal, qué me anda poniendo droga en la comida, como si fuera un perrito…

—No me hizo nada, por favor.

David estaba con nosotros así que cuando escuchó nos miró.

—Date la vuelta y mostrame la espalda. —Me levanté la remera y no dijo nada después de mirar. Se levantó del sillón y lo miró a Javier. —Voy a buscar mi crema, la que le pusiste vos no le mejoró una mier*da, y hasta parece que le dió sarpullido.

Yo no me había visto al espejo, pero ¿tan mal estaba? David salió y yo fui rápido al baño a ver que tenía en la espalda, pero antes de abrir la puerta Javier me agarró el brazo.

—Perdón, pero no, dejá que David te trate primero. Es porque cambié de crema porque no te gustaba el olor de la otra, no creí que iba a ser mala, no te preocupes solo tenés bastante rojo, pero no es sarpullido. En menos de una semana la vas a tener normal. No quiero que te veas ahora.—Asentí y me llevó arriba y me sacó la ropa para poder ponerme la crema.

David tocó el timbre y Javier bajó a abrirle, mientras yo ya estaba acostada boca abajo esperando.

Subieron y una mano se poso en mi espalda tanteando.

—¿Sentís caliente? —Me preguntó David.

—Si, señor. —Le contesté.

Comenzó a pasarme la crema fría y me gustaba.

Era verdad que esas cremas tenían olor feo, pero se sentía riquísimo. No sé cuándo, pero en un momento me dormí.

Cuando me desperté estaba sola, desnuda y tapada con la frazada. Mi nueva bata estaba en la mesita de luz y las pantuflas abajo, me las puse y bajé. No estaban por ningún lado pero supuse que debían andar en el estudio.

No me sentía muy bien ahora, capaz me levanté muy rápido de la cama. Me dolía la cabeza y tenía como un malestar encima.

Quise ir con ellos, pero cuando terminé de bajar perdí el equilibrio y me caí al piso. Al menos no me caí por las escaleras. No podía ver nada así que ya sabía que me había bajado la presión. Tanteé a ver en dónde estaba la pared, porque podía reconocerla un poco, pero no ver que tan cerca estaba. Cuando por fin la toqué, dejé la mano ahí para tranquilizarme un poco.

Odio cuando me pasa esto.

Habré hecho mucho ruido cuando me caí que escuché unos pasos a apresurados de que venían hacia mí. Me agarró la cara con las manos y me dijo algo pero yo no entendía. No podía enfocar los ojos y todo se veía oscuro así que no sabía quién me quería hablar. Intenté empujarlo para que se aleje y me deje respirar pero no tenía fuerza.

¿Es que las personas no entienden que cuando hay alguien que se siente mal lo que no tienen que hacer es ahogarla?

Alguien salió corriendo para el lado de la cocina y después volvió corriendo. Me intentaron dar un vaso con agua pero me lo estaba tirando todo encima. Después de unos minutos pude ver que tenía a Javier enfrente. Le estaba hablando a David.

La Respuesta (Mi Decisión I) +21✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora