25. Suya

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—Shh shh, está todo bien, acá estoy.

Esos brazos cálidos me reconfortaron.

No quería que me suelte. Desde la mesa estaba Javier sonriente. Se veía un poco de tristeza es sus ojos, pero no parecía una sonrisa falsa.

David me siguió abrazando, después me miró a la cara y me besó en la boca.

—Por favor decime que no cambiaste de opinión por lo que pasó hoy, perdón, te prometo que no va a volver a pasar algo así. Perdón, perdón. —Me dijo David.

¿Qué debería decir? Hoy realmente quedé muy asustada. Nosotros ya habíamos hablado de esto y él me contó que tuvo muchos problemas de ira en el pasado. Creí que era “tuvo" no “tiene"…

Realmente creo que lo amo, porque de los dos era del que menos podía parar de pensar, aunque claramente necesitamos hablar más…

¿Esto puede funcionar así?

El beso que me dio recién me dejó sin palabras. Creo que me hizo enamorarme más de él…

Honestamente quiero confiar en él… Quiero confiar que no va a pasar devuelta…

Quería aceptarlo como él me aceptó a mí... Yo soy muy difícil realmente… Pero no quería hacer eso delante de Javier.

Debería seguir las palabras de mi señor, yo quería ser una buena chica...

Lo miré desesperado y como solo me miraba, para esperar a que hable. Vi como su remera le quedaba suelta. Llevé mi mano, para agarrar el borde de abajo de la remera y lo sostuve ¿Me entenderá si hago esto?

Me besó devuelta y me acarició la cabeza.

—Buena chica, muy buena chica.

No sé hace cuanto estaba esperando esas palabras, pero hicieron que todo el cuerpo se me estremezca y que me hicieron sentir mejor que cualquier orgas*mo. En ese momento parecía que mi decisión no fue errónea.

Cuando nos levantamos del colchón fuimos a la mesa. Javier se agachó delante de mí y me susurró al oído.

—Si él te trata mal, ya sabes donde vivo, vos vení y yo lo pongo en su lugar. —Se levantó, me guiñó el ojo y me abrazó. Se dió la vuelta, le sonrió a su hermano y le golpeó el brazo jugando —Ya sabes, celosito, dejá de ser tan frio, porque te van a abandonar. —Le dijo y se fue.

David se quedó conmigo, se sentó en una silla y me subió arriba de él, yo me acurruqué y él con una mano me acarició la espalda y con la otra me agarró del muslo para que esté más cerca de él. Nos quedamos así un rato, hasta que él habló.

—Quiero que te mudes conmigo. Arreglá todo para que el próximo mes ya no vivas acá.

Lo miré extrañada... me parece un poco apresurado. Muy apresurado…

—… David, yo sé que no debo cuestionar, pero tengo una buena excusa. Este es mi hogar, yo trabaje muy duro para conseguirlo, necesito mi espacio.

Él me miró.

—La habitación de abajo va a ser toda tuya, ahí vas a tener lugar de poner todas tus cosas y tener un lugar propio. Va a ser tu nuevo hogar. Pero no me siento seguro que estés viviendo en esta zona y en este lugar, tampoco está cerca de mi departamento. Y yo sé que trabajaste mucho para conseguir este lugar pero vas a entrar a una nueva etapa ¿Es que no querés vivir conmigo? —No lo podía creer, porque me decía eso. Me enojé y me levanté.

—No, ya sabes que no es por eso ¿Por qué me lo preguntas así? Yo quiero estar con vos. Pero quiero mi espacio, quiero tener algo propio. Algo de lo que yo sola sea dueña. Vos podés ser el dueño de todo mi ser, pero yo quiero ser la dueña de este lugar. —Me miró ya enojado.

La Respuesta (Mi Decisión I) +21✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora