A la mañana siguiente me levanté para el trabajo y David me alcanzó con la camioneta de camino a su oficina. Me había guardado una porción de torta en un tupper para comer en el descanso y no podía esperar para probarla devuelta.
Cuando terminé el turno, emprendí el rumbo a la parada de autobús y mientras caminaba comía mi torta. A veces la gente me mira mal porque ando comiendo en la calle de mis tuppers, pero no puedo evitarlo, soy una chica hambrienta. Que se metan en sus asuntos y miren para otro lado.
Cuando estaba sentada esperando recibo un llamado de David y por supuesto atiendo rápido.
—¿En dónde estás? —Me preguntó.
—Estoy en la parada del autobús al lado de mi trabajo.
—Quedate ahí. —Ordenó y cortó.
Seguí comiendo mi tortita y unos minutos más tarde llegó David y me miró riendo. Parecía que no pero al final si tiene sentido del humor. Se ve que solo se hace el malo. Pero se ríe cada tanto.
—¿Qué haces comiendo torta de un tupper en el medio de la calle? —Preguntó riendo.
—¿Por qué? ¿Es en contra de la ley? —Dije mientras chupaba el tenedor y lo metía en la mochila con el tupper.
Se volvió a reír, me abrió la puerta, y subí.
Debería reír más seguido, su sonrisa es muy linda… Siempre creí que las sonrisas más lindas eran las que venían acompañadas por hoyuelos, pero este no era el caso, e igualmente era una de las sonrisas más reales y hermosas que vi.
Vi como se reía por mi forma de subir, pero lo ignoré, era una camioneta alta y yo era bajita. Mi metro cincuenta y cinco no podía con esto. Por suerte, me agarró el brazo mientras subía y me tiró para adentro. Cuando me pude acomodar cerré la puerta y me puse el cinturón.
Mientras manejaba me retó por comer torta a la hora del almuerzo, pero no había nada que hacer. Después me iba a hacer un sándwich de almuerzo y listo. Tenía demasiado antojo de torta como para aguantarme.
Cuando llegamos al departamento él se fue arriba y yo me quedé en el living viendo mi celular. Me estaba riendo de un meme cuando escuché que bajó. Se fue a la cocina y se puso a comer una manzana mientras me miraba. Me quise levantar para ir a mostrárselo, porque era muy gracioso, pero se ve que calculé mal y me di la cara contra el piso.
—Aiaa.
Dejó la manzana y vino rápido para ver si me había lastimado.
“Ay qué vergüenza Laila ¿algún día vas a aprender a comportarte?” Me pregunté a mi misma.
Cuando se dio cuenta que estaba bien y me estaba riendo de mi misma, se le alivió la preocupación y se levantó para seguir comiendo su manzana. Yo ni me paré y me quedé sentada en el piso, mientras abría un video que me mandaron por Whats*App. Era un video de un perrito jugando, pero cuando terminó de jugar se empezaron a escuchar unos gemi*dos altísimos de una chica gritando. Oh mier*da, caí en ese estúpi*do video de vuelta ¿Los que hacen este tipo de vídeos, están bien de la cabeza? Yo realmente creo que no lo están. Ya ni siquiera es gracioso. Solo quería ver a un perrito correr, no pasar el ridículo...
Lo miré con terror a David y él se estaba riendo.
—Te juro que era un perrito, no estaba mirando por*no.
Se siguió riendo y se acercó, me agarró el celular, para ver el video del perrito muteado. Lo puso en la mesa ratona y se sentó en el sillón.
Me agarró del brazo y me subió arriba de él.
—¿Qué tengo que hacer para que seas vos la que grites así? —Preguntó mirándome fijo.
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La Respuesta (Mi Decisión I) +21✔
RomansaLaila era una chica con grandes sueños. ¿Qué hará cuando tenga la oportunidad de cumplirlos? Si tuvieras la oportunidad de elegir entre un dominante y un sadista ¿qué elegirías? Quedan advertidos que la historia es +21, porque tiene violencia, si no...