7. Ardiendo

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Me empezó a golpear en la co*la sin dejarme tiempo de que pueda agradecer o contar. Mientras seguía golpeando, me empezó a gritar.

—QUE TE QUEDE CLARO QUE A MI NO ME MENTIS, NO ME ENGAÑAS, NI ME OCULTAS NADA.

Siguió golpeando fuerte y yo no podía más, intenté agarrarle una de las manos, pero me la agarró y la apretó contra el sillón, para que me quede quieta. Después volvió a agarrarme mientras me seguía golpeando con la otra y yo seguía gritando, intentaba decirle que pare, pero los golpes estabas demasiado juntos y no me dejaban hablar.

—P per ahhh ah perdón ah AH por AH ah por favor p ahhh—Entre mis súplicas, mis gritos y mis lágrimas no sé cuánto tiempo habrá pasado.

Paró de golpear y me rozó la vagi*na para ver si yo estaba mojada.

—ZORRA. Esto era un castigo, no una pu*ta recompensa. —Con una mano me agarró del collar y me movió, para irse, mientras me dejaba boca abajo en el sillón.

Seguí llorando un poco más, porque eso fue muy fuerte para mí y no podía detener las lágrimas. Dolía muchísimo y ¿por qué me seguía diciendo así? No soy una zorra… Solo me habré mojado un poquito… Pero no fue a propósito, yo no lo puedo controlar. Mi cuerpo es el culpable…

Toqué mis nalgui*tas que ardían y estaban calientes de los golpes… Seguro están todas coloradas…

Cuando volvió sostenía una cajita de pañuelos en una mano y en la otra un tarro de pomada. Me levantó la cara, limpió mis lágrimas y me hizo sonar los mocos. Volvió a recostarme, comenzó a aplicarme la pomada en la co*la y suspiró.

—No quiero ver que tengas ni una sola marca nueva de cortadura, porque te ato a la cama y te rompo el cu*lo en dos. Y no, eso sí que no te va a gustar. Espero que te quede bien claro. —Me dijo.

Intentando que no caiga ninguna lágrima nueva, contesté.

—S si, señor.

Terminó de aplicar la crema y me miró.

—¿Vas a volver a ocultar algo?

—No, señor, perdón.

—Muy bien, estás perdonada. —Contestó y cerró la tapa de la crema.

Me puso la ropa con cuidado y me dejó en el sillón. Se levantó, fue a la cocina, sacó las galletas de la fuente y las puso en un plato.

Calentó un vaso de leche en el microondas y volvió con todo al sillón. Se sentó primero, me sentó en el sillón, pero entre sus piernas y me dió el vaso.

—Si te lo terminas todo hay una recompensa.—Dijo mientras me sostenía contra él.

Comimos las galles y me dijo que estaban muy ricas, que tenía que hacer más. Cuando terminé mi vaso lo miré expectante a lo que me iba a decir y se rió.

—Muy buena chica. —Dijo mientras me subió arriba de él. No sé si fue la emoción de poder escuchar las palabras que estuve esperando todo el día o si todavía estaba en shock por lo que paso antes, pero empecé a llorar devuelta. Me alzó la cara y me miró a los ojos —Shhh shhh las chicas buenas no lloran ¿Si?—Me quitó el vaso de la mano y me sostuvo para apoyarlo en el piso y que yo no me caiga.

Intenté secarme las lágrimas y en cuanto pude respondí.

—Si, señor.

Cuando me calmé, se levantó conmigo arriba y me llevó a mi habitación, me arropó bien y me dio un beso en la cabeza.

¿Esto es lo que se siente ser cuidada y protegida? Es muy lindo… Me di cuenta que me encanta que me mimen. Nunca me gustó demasiado que la gente se me acerqué, pero me di cuenta de lo mal que estaba. Me gusta tenerlo cerca.

Es algo tan reconfortante, es como que hace que todo lo malo se vaya.

—Descansá un poco.—Me dijo. Se fue y me cerró la puerta.

Lo deliberé y si tenía ganas de una siestita… ¿Cuándo no? Sería la pregunta…

Me acomodé abrazando una almohada y solo me puse a dormir.

Al llegar la hora de la cena vino a levantarme para ir a comer, había hecho pescado a la plancha, para que acompañemos con la tarta que quedaba. Después me fui a bañar y David vino conmigo.

Nos desvistió y abrió la ducha.

—Por favor no. —Susurré con miedo.

—¿Quién manda?

—… Usted, señor.

—Te voy a bañar solamente, no te voy a hacer nada malo.

Creo que estaba roja como tomate y no podía mirar abajo porque lo iba a ver desnudo. Me agarró del brazo y me metió con él a la ducha. Yo tenía mis brazos tapándome arriba pero me corrió los brazos y me enjabonó toda. Quedé toda tensa y no podía creer que estaba dejándome bañar por alguien más.

Todo bien con que me enjabonara la espalda y me enjuagara... Pero ahora me estaba enjabonando los pechos y no sabía qué hacer. Sus manos que me estaban tocando todo el cuerpo, se sentían calientes y me incomodaban. No era erótico, creo que solo me bañaba, pero era incómodo igualmente.

—Parece que te me vas a desmayar si te lavo abajo, así que hoy lo podés hacer sola. —Me dijo y nos dio la vuelta para ponerse debajo del grifo de la ducha. Quedamos espalda contra espalda, así que aproveché para terminar de bañarme con un poco de privacidad.

Realmente me dio tanta vergüenza que me bañe ¿No podía solo dejarme hacerlo sola? Esto es como demasiado íntimo.

Cuando terminamos me secó y me eligió la ropa que me tenía que poner.

Me arropó en la cama y otra vez se fue para dejarme dormir.

¿En algún momento voy a poder ver qué es lo que hay en el segundo piso?

¿Por qué duerme solo cuando yo puedo dormir con él? Yo puedo hacerle compañía, sé no soy fan de compartir cama, pero puedo acostumbrarme… No creo que requiera de mucho esfuerzo.

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Besos❤ nos leemos en el cap siguiente!🦊

La Respuesta (Mi Decisión I) +21✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora