3. Dulce hogar

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Después de que terminara el evento, intercambiamos celulares entre los tres y David me llevó a mi departamento en su camioneta. En realidad, yo no quería, intenté librarme de esa y decir que el autobús me dejaba en la puerta, pero él no accedió y me ordenó a que me suba a su camioneta. Me abrió la puerta, me ayudó a subir porque era medio alta para mí, me puso el cinturón de seguridad, cerró y se fue al asiento del conductor. Me pidió que ponga mi dirección en el GPS y lo hice.

La verdad es que no quería que vea en donde vivo… No quería que me juzgue o que crea que voy atrás del dinero de alguien. Además, el lugar me daba un poco de vergüenza. No hacia todos, porque no creo que un universitario que viva solo, pueda estar mucho mejor, a menos que sus padres lo aguanten. Pero David aparentaba ser algo... despectivo, y no me siento muy cómoda con que vea el edificio en donde vivo.

El camino fue silencioso, le pregunté si podía abrir la ventana y poner la radio, pero se negó y ordenó que dejara las manos quietas en el asiento. No entendí cuál era su problema, ¿son así todos los dominantes con ese mal carácter? Creo que si esto va a ser así por una semana me voy a arrancar los pelos de la cabeza... Aunque tal vez me ayude a poner un poco los pies en la tierra y darme cuenta que mis expectativas son muy altas.

No voy a poder encontrar a un príncipe azul que sea todo perfecto, hermoso, sin defectos y que además le gusten las cosas que a mí me gustan. Las personas no somos perfectas y creo que debo aprender eso.

Cuando llegamos al complejo de departamentos me miró.

—¿Escribiste bien la dirección? —Preguntó con cara de asco.

Está bien... Ya lo esperaba de él y ni lo conozco...

—Sí, señor. —Le respondí y volvió a mirar el lugar desde adentro del auto.

—Es una pocilga. —Dijo y solo abrió la puerta y salió.

Y si, se ve un poco... "rústico" de afuera porque está muy roto y viejo, pero adentro no está tan mal. Hubiera sido un poco más delicado con su elección de palabras. Es bastante brusco cuando me habla.

El departamento en realidad era una oficina pequeña porque no tenía las dimensiones para ser categorizado como mono ambiente, pero era lo único que podía pagar. Tenía una cocinita muy pequeña, un living que usaba de comedor, estar, habitación y un baño con ducha. Era acogedor y tardaba poco en limpiarlo lo que estaba buenísimo.

Me había mudado de casa en cuanto conseguí un trabajo, necesitaba irme si o si de ese lugar porque nunca tuve buena relación con mi progenitora. Creo que desde que tuve suficiente edad dejé de llamarla mamá y empecé a llamarla por el nombre, yo no quería tener nada que ver con ella, ni ella conmigo. Nunca entendí porque quiso tener hijos, creo que solo le gustaban los bebés o algo, pero nunca se dio cuenta que los bebés crecen. Cuando me mude cambié el número de celular y no volví nunca más, ni planeo hacerlo. Es una parte de mi vida que se cerró con una llave que ya tiré.

En cuanto al trabajo, soy cajera en un supermercado, no es la gran cosa, pero me gusta. Mis aspiraciones de trabajo siempre fueron trabajar en Mc*Donald’s o en un supermercado, así que podría decir que me fue bastante bien. Además, gracias a esto podía tener un trabajo estable y una cuenta en el banco.

De la universidad… bueno, ahora me estoy dando un descanso, para poder agarrar más turnos en el trabajo. Aunque igualmente nunca me interesó estudiar. Elegí una carrera cualquiera de todas las que menos odiaba y la que sea más barata, en términos de libros, proyectos y útiles. Capaz en unos años me reciba y pueda ser contadora, no sé, realmente no tengo muchas esperanzas ni expectativas en la vida.

Creo que dejé de tener expectativas cuando me empecé a cortar, o cuando intenté suicidarme tomando pastillas... aunque nunca llegue a tomarlas, pero si las separé de las demás, conté las suficientes para poder morir y algunas más, por las dudas. Y mientras las miraba decía que, si ese día no pasaba nada bueno, el día siguiente quería dejar de sufrir. Lo que pasó es que conseguí el trabajo y eso fue lo que me paró. Todavía guardo esas pastillas y cada tanto las veo, me reconforta pensar que están ahí, no estoy muy segura del porqué, pero lo hacen… Tal vez es porque son una salida. Aunque no una fácil, no entiendo porque algunas personas creen que es fácil hacer eso. Si fuera fácil, yo no estaría acá.

La Respuesta (Mi Decisión I) +21✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora