Trágica Epopeya

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De la utopía a la pretensión.
De la pretensión a la utopía.

Ese infernal debate que se cuece en mi mente cuando, por momentos, se me escapa un suspiro.

Arrogantemente he llevado a cuestas este mal.
Perversa actitud autodestructiva.

Mis ojos se posan en tu cuerpo, ¡inmaculado! ¡Sempiterno!
¿Cómo no enloquecer ante tan demencial espectáculo?

Retorno a mi juicio cabal.
Me ciño de cordura.

Lo inalcanzable se admira de lejos -me repito en voz baja-, como asombrarse ante el maravilloso lucero matinal.

Maldita náutica. ¡Me hiciste creer que surcaría en su mar! Pero allí van naufragando mis deseos y mis sueños, su amor y mi paz.

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