Rojas No, Mejor Negras

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Siempre te gustó llevarme la contraria.
Yo prefería estar en casa, tú siempre querías viajar.
Yo deseaba una taza de café, pero tú preferías chocolate.
Yo caminaba lento, mientras tú corrías de lado a lado.
Nunca comprendí lo que pasaba por tu mente, pero sentía que era todo lo opuesto a lo que yo pensaba.
Me gustaba verte debatir frente a mis argumentos. Amaba cada situación que te hiciera perder los estribos, porque de esa forma te podía decir "así me haces sentir tú también".

Aquellas tardes de domingo cuando yo deseaba leer un buen libro, tú querías ir a cine.

Los lunes para mí nunca fueron problema. Despertaba temprano, me daba un buen baño de agua fría y preparaba café. En cambio tú, despertabas tarde y retando con todas las deidades, te duchabas con agua caliente y me mandabas, de vez en cuando, esa mirada de pocos amigos.

Los martes y miércoles pasaban desapercibidos.
Siempre tuve que salir muy temprano, de madrugada, mientras dormías, soñando no sé qué, balbuceando palabrillas, moviendo las cejas. Llegaba de noche y ya estabas allí, vencida por tus labores, tendida en la cama.

Los jueves eran los días perfectos. Eso era lo que decías siempre. Despertabas con tantos bríos, saltabas de la cama, refunfuñabas con las noticias de la radio, y solías hacer los mejores desayunos para dos.

Los viernes tu semblante era distinto. Tus ojos brillaban cual lucero, tus labios ardían en un rojo carmesí, tu cabello arrevolverado, salvaje, suelto, con vida propia, pero siempre reluciente y hermoso.

Los sábados, yo amaba los sábados.
Siempre te dije que el rojo era mi color predilecto. No sé y no recuerdo cuántas bragas te compré de ese color, pero fue una inversión interesante.
Aún así, te gustaba coquetearme con tus tangas de color negro. Bailabas por la sala, brincabas por las escalas balanceando tu trasero, llamándome para juguetear. En un instante estabas aquí y allá. Yo te decía "ven acá", pero eras como los gatos, sin amo y sin ley. Al final siempre lograbas someterme con tus artilugios. Siempre hiciste lo que quisiste conmigo.

Siempre te gustó llevarme la contraria.
Por eso, no te quites tus tangas negras por ahora. Es sábado en la noche y quiero saciar mi sed de ti. Es sábado en la noche y deseo verte así. Es sábado en la noche y mi corazón late a mil. Es sábado en la noche, contradíceme ahora y aquí.
Es sábado en la noche y solo quiero una cerveza, un beso tuyo, tus tangas negras y hacerte el amor...

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