1 de agosto 13:00

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Me he dado cuenta de que hasta las cosas más pequeñas siempre me dan mucha importancia.

La verdad es que siempre me había considerado alguien poco detallista, despistada, algo holgazana (y lo sigo siendo), pero hay pequeñas cosas que guardan significados muy grandes. Y grandes historias o malos recuerdos.

Como los tapones del oído que he encontrado en la estantería del cuarto de mi madre.

¿Y sabes qué le pasa a esos tapones, Timmy? Que son los únicos quue han estado en mis peores momentos.

Son dos tapones de color amarillo de goma. Mi madre tenía el don especial de que con tal solo oir una pisada de mi padre al volver de casa, sabía si estaba de mal humor, borracho o si le pasaba algo. Entonces, ella corría hacia mi cuarto y me obligaba a ponermelos para no oír la conversación o los ruidos que venían de fuera de mi cuarto, pero eso era imposible ya que los llantos, gritos y el sonido de cosas al romperse siempre me perforaban los tímpanos y era mucho más fuerte que esos tapones.

Nunca le he contado esto a alguien, porque seguramente se reiría de mí. Además soy yo, mi intimidad. Pero, tengo miles de historias en mi cabeza como la cantidad de cosas que me pasaban en ese infierno que llaman instituto, o como las personas que las consideraba amigas terminaron por alejarse de mí y reirse a mis espaldas, o ese día que mi cuerpo se llenó de miedo cuando fui a darle una cajita de tiritas a mi madre e intentar consolarla y apareció esa persona a la que tenía que llamarle papá con los ojos inyectados en sangre y repletos de furia. Personas como esas no merecen que se llame padre, ni papá, porque no se lo merecen. Sólo me recuerda a un monstruo que vivió en mi infancia.

Pero, todas son historias muy largas.......... y un poco difíciles de escribir.

Diario de una chica con problemas 1 COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora