Será que tanto amor acaso está prohibido
Siempre serás el niño que me llene el alma
Como un mar inquieto, como un mar en calma
Siempre tan lejano como el horizonte.
*
Se acercaba el ocaso de la última tarde del mes de agosto, un sol rojizo proyectaba sus rayos, que se filtraban por la ventana del segundo piso de una casa blanca, de amplios y hermosos jardines... Y pegaban de lleno en un rostro terso y delicado, sus finos párpados fueron los que detectaron la luminosidad de ellos, y se movieron como reacción ante tales. La dueña intentó mantenerlos cerrados y continuar dormida, reflejos claros lucían en esos alborotados rulos castaños. La voz dulce de su madre le llamó avisándole que la cena estaría en un par de minutos, y cuestionó sí ya había terminado de arreglar su baúl, la chica la escuchó y de nuevo trató de hacer caso omiso y seguir durmiendo... O por lo menos quedarse ahí, tirada en esa cama, con los ojos cerrados y mantener la mente en blanco. Pero aunque lo intentase mil veces o millones de formas distintas, no se podía huir de la realidad. Vencida por los insistentes rayos y los dulces llamados de su madre, se incorporó. Inmediatamente los tormentosos recuerdos atacaron su mente, la aparente calma conseguida al dormir hiciera que se olvidasen, siempre regresaban. Algunas lágrimas resbalaron por sus tersas mejillas, observando el horizonte tan lejano como su mente, como estaba aquel chico de su alma, y como quisiese que estuviese su amor de su corazón. Ese amor que había nacido de una hermosa amistad y preciosa convivencia, y es que aunque intentase ser fuerte, sacar ese valor de Gryffindor que la caracterizaba, no podía soportar más. Había tratado de reprimir sus sentimientos, de ahogarlos si era preciso, pero a pesar de no verlo desde hace tiempo, era una batalla que nunca ganaría. En sueños se imaginaba feliz a su lado, con una familia construida. Otras, simplemente juntos, sin importar lo demás.
— Harry... —apenas se escuchó como un suspiro de sus labios, gritos de su corazón. Un eco cruel y frío le devolvía la triste realidad. Sabía que tan sólo se quedaría en sueños esa felicidad, pues aquel chico de gafas, que cubrían la belleza de sus hermosos ojos esmeraldas... Era su mejor amigo, sí, pero también era su amor prohibido. Él ya salía con alguien, esa chica afortunada era para ella como su hermana menor Ginny Weasley, la pelirroja que inconscientemente había querido alejar de él, sus motivos eran ayudarle a ser más notada, pero su intención desde el fondo había sido mantenerla lejos de Harry. Sabía que eso había sido una mala jugada de su parte, pero su corazón muchas veces vencía su razón. Sintiéndose culpable por ese amor hacia él, y hacia su amiga por sentirlo, y desear que nunca hubiese sido notada, que Ginny nunca hubiera probado sus labios, y de creer que no era digna de él. Ella había sido su incondicional durante casi seis años, y de buenas a primeras la pelirroja, ajena a su vida personal, le arrebataba su lugar; ocupando el centro del mundo del ojiverde. Estaba de acuerdo en que ella jamás le mostró interés sentimental, aun cuando habían pasado miles de veces solos, sin Ron. ¿Pero acaso quería él que fuese más explícita? En lo que se refería a demostrar amor, si qué más podía que entregarle su vida misma arriesgándola a su lado. Tal vez era un absurdo pensar que Harry lo interpretaría como amor, si en su mente era verla como una amiga de aventuras. Él quería algo diferente a una chica que lo único que parecía interesarle eran los libros y las altas notas académicas, el perfeccionismo y nada más. Nunca se arreglaba, y cuando lo hizo él ya tenía sus ojos puestos en Cho, la chica popular y hermosa desde siempre, no con hechizos alaciadores de cabello. Apretó sus ojos reprimiendo las lágrimas.
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A Tu Lado
FanfictionEl AMOR es el sentimiento más puro en el universo, pero hay veces que amor se funde con amistad... Y así nunca quiere salir para no lastimar cuando éste ya afectó sólo a uno sin ser correspondido.