A Tu Lado

17:Ángel

Que Amo...

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Así es la ley
Hay un ángel
Hecho para mí.
Te conocí
El tiempo se me fue
Tal como llegó.

Y te fallé
Te hice daño
Tantos años, yo...
Pasé por todo sin pesar
Te amé sin casi amar.
Y al final quien me salvó
El ángel que quiero yo.

De nuevo tú
Te cuelas en mis huesos
Dejándome tu beso
Junto al corazón.

Y otra vez tú, abriéndome tus alas.
Me sacas de las malas, rachas de dolor.
Porque tú eres, el ángel que quiero yo.

***************** Robbie Williams

Harry vio correr a Hermione, quizá sería la última vez que la veía, pero sin duda en su mente y corazón perduraría el recuerdo de saberla esperando a su hijo. Ese niño que aunque sólo unos minutos de haberlo sentido, ya era la razón de su vida. Y la misma la daría sin dudar, por él.

— ¿Por qué se me hace extrañamente familiar tu pose? ¡Ah sí, ya recuerdo!... Así se veía tu padre, antes de que yo lo matara —Voldemort terció dulcemente burlón, con una voz tan fría que helaba la sangre.
— ¡PUES QUÉ ESPERAS! Sé perfectamente lo que dice esa tonta profecía —bramó el ojiverde, empuñando la varita y retándole.
— ¿Profecía?... ¿Cuál Profecía? —repitió Voldemort, intuyendo que el chico no sabía de la reciente.
— La que desencadenó todo esto. ¡La que provocó que tú hicieras mi vida miserable! —terció con furia Harry.
— Ah... —siseó Voldemort, comprobando que en verdad el ojiverde no estaba al tanto. — Hazme el enorme favor de recordármela —pidió con una suavidad fingida.
— ¿No la sabes?... Pensé que tenías "Buenos informantes" —ironizó el chico de gafas, provocándolo. Voldemort entornó sus pupilas rojas, más no parecía tener prisa por comenzar un duelo.
— Dice que uno de nosotros tiene que morir a manos del otro, y uno no podrá respirar tranquilo en tanto el otro esté con vida. Para eso estoy aquí... ¡PARA ACABARTE! —exclamó con desafío el ojiverde.
— Qué risa me causa tu Valentía, Potter. Eres ridículamente estúpido — Voldemort soltó una floja risilla. Harry apretó las mandíbulas, mirándolo con rabia.

— No, tú ya no me interesas en lo absoluto... Me daría un gusto enorme deshacerme de ti así de fácil. Pero creo que me contendré esa tentación... Primero quiero que veas cómo me deshago de la sangre sucia y de tu bastardo mestizo —Una nueva sonrisa macabra se torció en su boca sin labios.
— ¡Él Es Un Mago! —gritó enfurecido Harry.
— Da igual... Es un mestizo, ¡Como tú! Crece en el vientre de una sangre sucia. Granger lo es, al igual que tu querida madre —dijo despectivamente, caminando lentamente hacia el chico de gafas. Él empuñó la varita dispuesto a atacar, Voldemort detuvo sus pasos a escasa distancia.
— Sabes, desde nuestro último encuentro me dediqué a seguir tus movimientos. Sí, sutilmente. Pero jamás dejé de vigilarte... —Harry entornó la mirada, Voldemort seguía hablando. — Utilicé tus debilidades para elaborar mi plan, el plan perfecto: Raptar a la hija de los Weasley, que finalmente es tu novia —terció burlón. El ojiverde frunció el entrecejo. — Tanto que la niña mimada me atormentó en el Diario, contándome que jamás la llegarías a querer —dijo con una imitación de pena ajena. — Pero pasó algo extraño que le dio un giro total al mismo... La última vez que tuve acceso a tu mente puede verte en una habitación de Hogwarts, abrazado a ella, la sangre sucia —Sus pupilas rojas se fijaron en el chico, su sonrisa se amplió en su pálido rostro de serpiente.
Harry no entendía qué era lo que Voldemort estaba esperando para atacarlo, pero fuese lo que fuese no era bueno. Sin embargo la distracción de éste le daba tiempo para que Hermione huyera, al menos eso era lo que él rogaba en su fuero interno... Que la castaña lograra escapar, aunque nunca la volviera a ver.