4:How Did I Fall In Love With You?

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La respuesta en tus labios

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What can I do, to make it right
Falling so hard so fast this time

What did I say, what did you do?
How did I fall in love with you?

****BackstreetBoys



Se encontraba furiosa, no sólo por los impulsos de Harry, sino también por la reacción de ella al corresponderle. — ¡¿En qué rayos estaba pensando?! — Si no lo detenía él podía ir más allá de un simple beso, y en el fondo le atormentaba saber que en verdad quería que sucediera así. Pero ella no debía tener esos deseos, porque a pesar de que él estuviera peleado con Ginny, y jurase que jamás volverían, todavía faltaba descubrir qué artimaña de Draco Malfoy estaba inmiscuida en la pelea; que era lo más seguro. Sin contar el amor que el ojiverde le tenía a esa pelirroja, y a ella tan sólo la estaba viendo como su tabla de salvación. Tal vez con deseo, era halagador... Pero Hermione no se creía tan poca cosa como para convertirse en la otra, en un rato de diversión sólo por la ira y el dolor que ahora sentía Harry. Aunque le interesara tener un poco de su amor, iba contra sus principios. ¿Qué pasaría después? ¡Todos la señalarían! ¿Valía la pena perder a sus amigos y enfrentar a un mundo, en el cual de por sí no era muy bien vista por aquello del linaje de sangre? Todo aquello ocurría en sus pensamientos mientras tomaba su ropa que estaba cerca de la chimenea, luego atravesaba la estancia a zancadas y alcanzaba el picaporte de la puerta.

— ¡Hermione, espera! ¡No te vayas! —exclamó Harry, corriendo tras ella como podía.
— ¡¿Qué?! Pretendes que me quede después de eso... ¡No Harry, yo... debo irme! —negó de manera sarcástica, aun así su voz temblaba, al igual que sus labios, su cuerpo entero. Y no sólo por la furia, sino por el miedo de ceder a lo que él pedía y su propio corazón deseaba.
— Déjame explicarte... —dijo apurado el ojiverde.
— ¡No hay nada que explicar! ¡Mi deber es irme! Si me quedo puedo hacer caso a tus impulsos... ¡Harry tú no entiendes! —le contradijo alterada, evitando verlo porque no podría soportar ver sus ojos esmeraldas, siempre había sido débil ante aquella mirada.
— ¿Entender qué? —inquirió Harry, sin saber qué decía. Hermione se atrevía a verlo sólo para fulminarlo con sus ojos. Harry sentía su intensa mirada como si le atravesara el cuerpo, como si fuese transparente, sus labios se secaban. — ¿Cómo la convencería de quedarse con él?... Mil y un palabras que sonaban absurdas tan sólo pensándolas, cruzaban su mente en segundos.
— ¿Hermione, recuerdas aquél día en el tren? Cuando tú y yo éramos dos completos extraños, cuando no nos necesitábamos... Ahora somos los mejores amigos, para todos inseparables, como hermano y hermana —exclamó lo primero que se le venía a la cabeza, cualquier cosa era buena para ganar tiempo.
— Y es exactamente por lo mismo que no puedo verte... ¡Es más! No debo verte de otra manera. Por eso es que haré lo correcto. Por eso me marcharé —titubeante se trataba de convencer a sí misma.
— Dijiste que no me dejarías nunca solo, que estarías siempre a mi lado. ¡Siempre el uno para el otro!alzó la voz el ojiverde. — ¿Chantaje? Sí, a eso sonaba, pero no tenía mucho tiempo para convencerla.
— No enredes las cosas... Harry, tú ya tienes a Ginny. Y esos días se han ido... ya no me necesitas. Aunque sea un segundo plano en tu vida, sin embargo mi amistad la tendrás siempre —Hermione tragaba saliva, y giraba dispuesta a marcharse.
— Te equivocas... No sé qué decir para que lo hagas, no puedo encontrar las palabras adecuadas... Hermione... Por favor, quédate —La tomaba de la mano y decía con voz de súplica, sus ojos esmeraldas se clavaban en las pupilas marrones. Ella negó, no debía seguir viéndolo porque estaría perdida, su corazón latía como si se le fuese a salir del pecho. En contraste el de él latía contenido.
— Entiéndeme, no puedo quedarme... —Hermione cerró los ojos y suspiró con decisión, abriendo la puerta.
— Piensas ir por los pasillos, ¿así? —El ojiverde volvió a hablar sin pensar.
— Mi ropa está un poco seca porque estuvo frente al fuego, así que me la pondré afuera —La castaña buscó seguridad en lo que decía.
— No me dejes aquí solo... ¡Te necesito! No como mi amiga... —exclamó Harry. — Nunca pretendí sentirme de esta manera pero... Hermione, me gustas mucho... ¡Yo... te quiero! —susurró entrecortadamente. Esas palabras le traspasaban más profundo que el mismo frío, hasta llegar a su corazón. Ese traidor que la hizo voltear, su mirada marrón se cruzaba con ese mar esmeralda que la sumergía en sus profundidades. — Harry... ¡Yo te amo! —No teniendo control de su razón las palabras se le habían escapado inconscientemente.
— Entonces... Quédate conmigo esta noche —exhaló Harry con un hilo de voz, halándola hacia él.
— Yo... —respingó Hermione, conteniendo la respiración por tenerlo tan cerca.
— Sólo dime, ¿cómo puedo hacerlo bien?... ¿Cómo no arruinarlo? —susurró, rozando con su aliento su rostro.
— Harry... —se miraban directamente a los ojos.
— Aún no sé qué hay en tu mirada, que me transmite esa paz que tranquiliza mi ira. Quiero que me reveles ese misterio que tal vez sólo encuentre la respuesta en tus labios —dijo en voz baja el ojiverde, y sin preámbulos la besaba.

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