15:Déjame

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Llegar a tu corazón
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Déjame quedarme
Déjame amarte...

Déjame acercarme
Déjame tocarte
Déjame morir por ti.

Otra historia no me llena
Otro nombre no me quema
No quiero otra no.
Otra piel no me envenena
Tu silencio me condena.

Grita por favor,
Invítame a quedarme.

Déjame amarte...

***************Yahir

Los rayos de la luna se filtraban por su ventana y proyectaron de lleno en su pálido rostro, el cual desde hacía semanas siempre tenía una expresión de tristeza y anhelo. Sus ojos grises lucían como ya no era raro, cristalinos. Jugueteaba con un objeto pequeño en sus manos...
Tras intentar inútilmente olvidarse de Hermione todo ese tiempo, por fin había caído derrotado ante sus sentimientos... Y decidido a luchar por la única chica que por primera vez de verdad sentía amar.
Esa misma tarde se había atrevido a ir a buscar a McGonagall para preguntarle dónde se encontraba la castaña, consciente de que la profesora no le diera respuestas.
No había podido hablar con la directora por la tarde, sin embargo se enteró de muchas cosas relacionadas con la castaña, y finalmente Minerva McGonagall le hizo partícipe, dándole una misión.
Al amanecer siguiente se trasladaría al Valle de Godric. Sin darse cuenta se fue quedando dormido con la esperanza de verla pronto.
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Hermione se había despertado, la mañana estaba lluviosa y la neblina cubría su ventana... Bajó a la cocina y se sirvió un té.
Una angustia inexplicable la había perseguido desde la mañana anterior, cuando Víktor salió aprisa porque habían ocurrido ataques de Mortífagos en Durmstrang. Y aunque apenas comenzaba su carrera como Auror, era su deber ir a su antiguo colegio.

Víktor y Hermione se encontraban desayunando y platicando acerca de qué nombre le pondría a su bebé, pero fueron interrumpidos cuando se escuchó que alguien llamó a la puerta... El búlgaro fue a abrir y su amigo Richard entró corriendo, muy agitado; se había aparecido en el jardín, era uno de los pocos que podían hacerlo.

— ¡Víktor, te necesitamos! —exclamó el chico sin aliento.
— ¿Richard, qué pasa? —preguntó alarmado Krum.
— Mortífagos, en Durmstrang... —apenas y pudo decirlo, tenía una palidez espectral en su rostro, y varias heridas. Víktor abrió los ojos con sorpresa, Hermione en cambio los abría con terror.
— Mi hermana está ahí... —dijo Richard con voz débil y temblorosa, tomando a Krum por los hombros y viéndole con súplica agonizante.
— Rachel... —exhaló Víktor, regresándole la mirada a su amigo. La castaña comprendió que el búlgaro se iría, un sentimiento de angustia la invadió.
— Víktor... —musitó ella.
— Sabes que tengo que ir, Hermione... ¡Me necesitan! No sólo la hermana de Richard, también los demás estudiantes —asentó, él también había adquirido un color tiza.
— Entiendo, yo...También me gustaría apoyar, yo... —titubeó perturbada.
— ¡Soy Auror, es mi deber! Tu deber es protegerlo —declaró con firmeza mientras ponía una mano sobre el vientre de la castaña.
— ¡Tengo mucho miedo! —sus ojos marrones lo reflejaban.

—No te quedarás sola, sabes bien quiénes te cuidan —señaló abrazándola contra sí.

— Pero tú...—negó ella con las lágrimas comenzando a escapar.
— Volveré, lo prometo —besó su frente. Luego bajó la cabeza y dio un beso a su vientre. A los pocos minutos se marchó con Richard.


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