20:BELLA

266 21 3
                                    



Quiero que vuelvas a mí.
********************
Mírame, por favor
Aquí estoy, con mi dolor
Ella dio, un paso atrás
Un adiós, y no queda más.

Bella, bella al amanecer
sólo para mí.
Bella, belleza de mujer.

Ella todo me lo dio,
desde alma hasta la piel.
Fue mi verso y mi papel,
Fue mi amiga y fue mi amor.

Conocía mi interior,
como bola de cristal.
Me alejó de todo mal,
me dio su corazón.

Me dejó la soledad,
a pleno sol, en pleno mar.
Si la ves, alguna vez
Dile que yo, la sigo amando.

********************Ricky Martin

El canto de aves se escuchaba, un usual ruido de mañana... ¡¿Mañana?! — Harry abrió los ojos tan rápido que sus pupilas recibieron de impacto y sin previo aviso la luminosidad de los rayos del sol, que se filtraban por las blancas cortinas.

— ¿Harry, estás bien? —De momento creyó escuchar la angelical voz de Hermione, pero de inmediato se dio cuenta sintiendo una desilusión cruel que no se trataba de ella, sino de otra voz bastante conocida para él, la voz de su mejor amigo. Éste le dio sus gafas para que se las pusiera.
— ¿Ron? —parpadeó el ojiverde, pensando que era una alucinación.
— Hola, Harry —saludó vacilante el pelirrojo, con una expresión de no saber si era correcto estar ahí.
— ¿Qué haces aquí? Pensé que me odiabas —dijo sorprendido el chico de gafas, con un dejo de incredulidad.
— Vine a ver a Luna... Y a ti —exhaló Ron, evitando ver a su amigo.
— ¿Luna? ¡¿Cómo está?! —preguntó un tanto precipitado el ojiverde.
— Bien... Ya está bien —respondió Ron pasando su mano detrás de su nuca, como gesto de incomodidad. Y lentamente volteó a ver su amigo, no obstante seguía evitando sus ojos.
— Supongo que le hago daño a todos los que me rodean —ironizó el ojiverde, con tono de culpabilidad.
— Voldemort la secuestró para saber sobre el paradero de Hermione. No por tu culpa — lo corrigió el pelirrojo.
— Pero tú sí estás herido por mi culpa —Harry cerró momentáneamente sus ojos verdes.
— A mí no me hicieron nada —se precipitó a negar Ron.
— Los Mortífagos no, pero yo te asesiné —fue entonces que Harry abrió los ojos y lo miró. Ron no pudo continuar evadiendo su mirada, sus ojos azules estaban muy abiertos. — Por eso no entiendo qué haces aquí... Supongo que querías ver cómo me había dejado Voldemort, y si cabía la posibilidad de que me fuera a morir —soltó sin pensar el ojiverde, pero no con un modo de enojo sino con un amargo sarcasmo.
— No digas estupideces —sentenció sacado de onda Ron.
— Es para lo único que sirvo... Hermione tiene razón —Harry se comenzaba a sentir irritado y no entendía por qué. — Y ahora no sé cómo voy a hablar con ella —se reincorporó sobre la cabecera de su cama y le pegó con el puño cerrado a una almohada. Regresó a ver a su izquierda, la cama donde la anterior noche estaba la castaña. Al no encontrarla se precipitó a cuestionar con la mirada al pelirrojo.
— Harry, ella... —comenzó titubeante y nervioso. El ojiverde fijó intimidante su mirada en él.
— Ella dejó el hospital hace una hora —el pelirrojo finalizó volviendo a evitar ver a su amigo.
— ¡¿Cómo que Hermione se fue?! ¡No Puede Irse! —En un impulso se quitó la sábana y se puso de pie, haciendo caso omiso del intenso dolor en su abdomen. De inmediato comenzó a recorrer con la mirada la habitación, como si pensase que Ron mentía.

— ¡Cálmate, Harry! —se precipitó el pelirrojo, bastante asustado.
— ¡No entiendes, Ron! Ella... —el de gafas se trató de contener pero estaba muy alterado.
— Está esperando a tu hijo —Ron terminó la frase por él.
— ¿Cómo te enteraste?... —el ojiverde lo miró impactado.
— Luna me lo dijo —confesó el pelirrojo.
— ¡¿QUÉ?! ¡ELLA SABÍA, Y NO ME DIJO NADA! —Harry volvió a alterarse.
— Me lo dijo por error —se apresuró a aclarar Ron.
— ¿Desde cuándo lo sabes? —Eso no parecía tranquilizar al chico de ojos esmeraldas.
— La otra noche que discutimos—respondió el pelirrojo.
— Ahora me odiarás más... —fue entonces que el ojiverde se dejó caer en su cama.
— Harry, no te puedo odiar porque fue Hermione quien se enamoró de ti —dijo comprensivo Ron, sentándose a su lado.
— Y yo fui un idiota que no supo darse cuenta a tiempo —ironizó Harry. — Al igual que tampoco me di cuenta que la dejé embarazada —apretó sus puños, recriminándose a sí mismo.

A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora