A Tu Lado

16: Volverte a Amar

Tengo tanto miedo...
****************

Voy de prisa,
siempre en contra del reloj.
Todo lo que viví, nunca fue para mí.
Y aunque duele aceptarlo es así.

Tonterías
nos separan a los dos.
Y una historia sin fin se vuelve a repetir
y es que sé que soy parte de ti.

Porque después de tu amor, ya no hay nada.
Y reconozco el miedo en tu mirada.

Porque siempre caigo rendida cuando tú me llamas
porque siempre a cada minuto te vuelvo a extrañar.
Eres para mí, desde que te vi no te dejo de pensar
y es que tengo tanto miedo de volverte a amar.

****************Alejandra Guzmán

¿Cómo dejar atrás un sentimiento, cómo poder sentir uno nuevo?

En el interior de ambos chicos estaban ocurriendo sentimientos encontrados...

Para el rubio era de nuevo respirar, la estaba abrazando. Es más, ella lo había abrazado.
Hermione sentía una seguridad que nunca imaginó poder sentir en los brazos de Draco Malfoy.
Él tenía razón, la mayoría de lo vivido con Harry siempre habían sido sufrimientos para ella, y lo bueno que pudieron haber compartido... Era sólo como mejores amigos. El ojiverde ya tenía con quién disfrutar sus alegrías, alguien a quién dedicarle sonrisas. Esas de las que ella se alimentaba pero realmente otra chica hacía que se dibujasen en los labios del chico de cabellos revoltosos. Dolía aceptarlo... Harry ya tenía a quién amar, y jamás había sido, ni podría ser ella.

Se escuchaba un chirrido en la puerta y una fría ventisca entró en la estancia, alguien caminó con pasos silenciosos hacia la sala, Draco y Hermione sintieron un leve escalofrío recorrer sus cuerpos...

— ¡Qué escena tan conmovedora! —acentuó sarcásticamente el recién llegado, aplaudiendo. Los dos chicos voltearon a ver sobresaltados. — ¡Qué rápido le encontraste un reemplazo a Víktor Krum! —añadió ácidamente mientras se acercaba a ellos. Reprimiendo los celos que lo invadían.
— Harry... —exhaló Hermione asustada, ocultándose detrás de Draco.
— Pero no deberías confiarte de esta serpiente —espetó el ojiverde, lanzándole una mirada de desprecio al rubio.
— La única serpiente que veo aquí eres tú, Potter —terció el ojigris sosteniéndole la mirada con aborrecimiento mutuo, y cubriendo con su cuerpo a la castaña.
— ¡Cállate! Te da mucha confianza que McGonagall ahora te la tenga a ti —se rió con ironía el ojiverde. — Pero yo veo lo que en verdad eres —dijo apretando los dientes y se paraba justo frente al rubio de forma desafiante; sólo los separaban escasos pasos.
— Tú ni siquiera deberías estar aquí, anoche McGonagall te dio una orden... Debías quedarte en casa de Remus —subrayó Draco, sus miradas refulgieron.

— ¿Mientras a ti te enviaban a consolarla? —ironizó el de gafas, regresando a ver insinuante a Hermione. Ella estaba nerviosa e intentaba esconderse lo más posible detrás de Draco.
— ¡Me enviaron a protegerlos! —El ojigris apretó la mandíbula, sacando la varita apuntaba al ojiverde. La castaña los miraba alarmada.
— ¿A quiénes? A Víktor, no creo... Ya está muerto —terció sarcástico Harry, intentando acercarse a Hermione. Draco lo amenazó con la varita fija en su pecho, el ojiverde no se amedrentó. — Y a ella... —continuaba con más reto. — ¡Draco, NO! —chilló la castaña. Lo que sucedió a continuación fue en cuestión de segundos... El rubio le hincó la varita en la garganta a Harry, éste lo jaló por el cuello empujándolo hacia a un lado. Draco cayó al piso y la luz le dio por completo a la castaña. El Slytherin iba a defenderse cuando observó que Harry estaba viendo a la chica fijamente.
— Hermione, tú estás... ¡Estás Embarazada! —exclamó con sus ojos esmeraldas desorbitados. Hermione palideció, abrazaba su vientre como protegiéndolo y retrocedía completamente asustada.
— ¡¿De Víktor?! ¿Por eso vinieron aquí? —inquirió Harry, tratando de digerir lo que estaba pasando. La castaña comenzó a llorar pero no dijo nada.
— ¡QUÉ DESCARADA, ESTA ES MI CASA! —El ojiverde perdió el dominio de su carácter. Hermione continuaba callada, sus ojos marrones estaban cristalinos y su respiración era muy agitada. Harry avanzó hacia ella.
— ¡Estúpido!... El bebé no es de Krum —saltó el ojigris, incorporándose. El de gafas volteó a verlo.
— Es mío —declaró Draco con una sonrisa de satisfacción.
— ¡¿Qué?! —exclamó aturdido el ojiverde.
— Lo que estás escuchando, frente cortada —rezó burlón el rubio.
— ¿Es cierto eso, Hermione? —se volvió hacia la castaña y mantuvo un silencio expectante.