21:Ángel de Luna

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Quédate en mi vida
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Y yo que me pasaba noches, días
Entre amores de mentira
Entre besos de papel.

Y yo que no creía en cuentos de hadas,
Ni princesas encantadas
No me pude defender.

Y eres tú, sólo tú.
La que me lleva a la Luna,
La que calma mi locura,
La que me quema la piel.

Y eres tú, siempre tú.
Ángel de la madrugada,
El tatuaje de mi alma.
Para siempre te encontré.

Me colgué de tu mirada,
Me quedé con tu sonrisa.
Si te vas no existe nada,
Si te vas.
Y ahora sé, sólo sé.
Te cruzaste en mi camino,
Encontré el paraíso y me quedé.

*********************Elefante

Y es que no voy a dejar que te vayas... Quiero que seas la Luna que ilumine mis días.

Pasaban de las nueve de la noche, Ron llegaba al colegio después de la visita a Harry, iba absorto en sus pensamientos... Su amigo ojiverde tenía razón, no podía dejar que Luna se marchara del colegio sin saber de sus sentimientos. No podía esperar a que iniciara el otro curso en el que él, ya no estaría. Y lo peor sería si ella decidía irse con Hermione, después de todo eran mejores amigas, y anteriormente la rubia no había dudado en seguirla.

De pronto cruzó por el pasillo donde la otra noche la encontró llorando, cuando ella se había preocupado bastante por él y sobre lo que sentía al enterarse de que Harry y Hermione habían estado juntos. Mirando el escalón donde la chica había estado sentada, recordaba...

Ron caminaba por los desiertos pasillos, iba furioso y a la vez tan consternado por lo que Harry, su mejor amigo, le acababa de confesar. Lo había traicionado estando con la mujer de sus sueños, y ahora ella se encontraba tan lejos, huyendo de él.

De pronto escuchó unos sollozos y se espantó pues estaba seguro que sus lágrimas eran silenciosas.

Al llegar al sitio de donde provenían la luna reflejó a una chica sentada en los escalones que estaban al final del pasillo, y descubrió con sorpresa que la que lloraba era Luna Lovegood.
La chica regresó a verlo, con esos grandes y soñadores ojos azules grisáceo, pero no tenían ese brillo enigmático, ahora lucían tristes.

¿Estás bien? preguntó él por educación, aunque no tenía nada de ganas de hablar con alguien. La chica se limpió las lágrimas lo más rápido que pudo.
Eso creo... contestó la rubia con voz quedita, y soltó un sollozo. De pronto sus ojos azules se entornaron y se abrieron en cuestión de segundos, mostrando una mirada de terror.
¡Pero a ti qué te pasó! chilló alarmada, tomándolo de la mano lo jaló casi obligándolo a sentarse en el escalón que estaba sentada ella.
Aplasté un bicho rastrero dijo apretando los dientes con ira contenida. Se frotó el puño que tenía los nudillos amoratados, como si aún pudiese sentir el placer de haberlo golpeado.
¡¿Le pegaste a Harry!? la ojiazul exhaló un gritito, llevándose la mano a la boca.
¿Qué te hace suponerlo? le preguntó alzando las cejas.
Te dejé con él señaló con obviedad. Ron concedió exhalando un rudito irónico y su mirada se tornó gélida. Luego la miró, ella sonrió ligeramente, con nerviosismo

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