Capitulo 1

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Todos los personajes y derechos sobre la trilogia de Los Juegos del Hambre, pertenecen a Suzanne Collins.

¡Chicos perdonen de verdad! Se que ya tengo meses sin actualizar, pero he estado muy ocupada con la escuela, además de que quería terminar de leer la trilogía otra vez antes de volver a actualizar. Por lo que edite la historia, algunas partes quedaran igual, pero otras no, ya que al final no me convencieron. En fin, desde ahora actualizare cada viernes pero si puedo lo subiré antes. Espero que les guste y aquí les dejo el primer capitulo.

Hace pocos meses que regrese del Capitolio. He vuelto al Distrito 12, mi hogar, mi destruido y solitario hogar. Pero aunque este así, me siento en casa. Intento averiguar que hacer ahora, ya no hay ningún obstáculo que me impida quitarme la vida. Sin embargo, es como si esperara algo. La gente me culpa por el bombardeo,  por haberles quitado a sus familias y tienen razón, al lanzar mi flecha acabe con el Distrito pero en ese momento estaba cegada por el inmenso odio que le tenía a Snow, sin embargo no es  justificación, con solo imaginarme los gritos de los niños, las mujeres y los hombres convirtiéndose en mutos de fuego como yo hice alguna vez, me estremezco.

Me llegan rumores de que algunos me llaman loca o cosas por el estilo, hay veces que yo también  lo creo, ¿Pero quién no se volvería loco si tuviera que pasar por dos Juegos del Hambre, si tuviera que soportar ver cómo le hacen daño a las personas que te importan, si tuviera que ver como personas inocentes pierden la vida, si tuviera que ver como envenenan tus recuerdos de la memoria de alguien que es importante para ti, si tuviera que ser casi asesinada por la personas más noble que conoces, si tuviera que pasar por una guerra, y si tuviera que ver como prende en llamas la persona que más amas? A veces me pregunto cómo no he perdido la cabeza, pero es solo una parte, una pequeña parte de mí que me impide caer totalmente en la locura. Sin embargo, me siento bastante loca.

Todos los días cargo con muchas muertes en mis hombros. No hay nada de lo que me retractaría, pero es difícil decir que no hay nada de lo que me arrepienta. Tenía una misión, proteger a Prim y a Peeta, y no la pude cumplir. Todo esto término por destruirme y lo que soy ahora, fue todo lo que quedo de mí. Puede que haya sobrevivido, pero una parte de mi ha muerto. Todo este tiempo de soledad me ha ayudado a analizar las cosas y a darme cuenta de que nunca ganamos los juegos ni la guerra, solo sobrevivimos a ellos. Es irónico como antes hacían todo para mantenerme con salud y con la mayor estabilidad emocional que podían, pero ahora que ya no les sirvo de nada y ya no saben qué hacer conmigo, me regresan a mi destruido distrito, enteramente traumada a pudrirme sin importarles en lo más mínimo lo que pase conmigo, pues ahora me dejaron totalmente inservible.

Sae la Grasienta, es la que viene tres veces al día para alimentarme, ya que vivo sola pues a mi madre se le hace muy difícil volver, se ha ido a trabajar al Distrito 4, a veces hablamos pero casi siempre la conversación termina en llantos, así que últimamente no me he comunicado con ella. Veo a Haymitch pocas veces, casi nunca sale de su casa y yo tampoco tengo ánimos de ir a la suya, sigue igual de borracho como aquel día que lo conocí en el tren, todo ha cambiado desde ese día, Panem  ha cambiado, las personas que me rodeaban han cambiado, incluso algunas se han ido, yo he cambiado, ya no soy la misma Katniss que hacia todo para que su familia sobreviviera ante la pobreza de su
situación, la que cazaba todos los días con Gale en el bosque, la que protegía con su vida a su hermanita Prim, pues ya no tengo a nadie a quien proteger, desearía volver a esa antigua vida, porque sabía dónde encajaba, sabía cuál era mi lugar ¿Pero ahora? Nose cuál es. Estoy desorientada. Ya no nos gobierna Snow, ha muerto. Paylor ha sido una muy justa y buena Presidenta, me alegro haber matado a Coin cuando tuve la oportunidad, quien sabe cómo habría terminado Panem con su gobierno, además, ella mato a Prim, ella fue la que ordeno dejar caer los paracaídas explosivos que mataron a miles de niños del Capitolio, incluyendo a mi hermana, tal vez no estaba en mis cinco sentidos cuando dispare la flecha que le atravesó el corazón, tal vez sí, no estoy segura, sin embargo no me arrepiento de nada.  

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