Siluetas

Capítulo 16

¡Hola! Se que ya tengo tiempo sin actualizar pero la escuela no me había dejado avanzar hasta ahora y pues aquí les traigo el capitulo 16 que espero que disfruten. No me quiero despedir sin antes comentar sobre la película, que en verdad fue muy muy buena, me gusto mucho, las actuaciones me encantaron y el final fue perfecto, me hubiera gustado ver algunas otras partes del libro pero sigo con la esperanza de verlas en las escenas extra. Me gustaría saber su opinión, así que espero que me la dejen en los comentarios. Ahora si, empiecen a leer! 

No fueron muchas las personas con la que nos cruzamos en el camino a la cuidad, pero note que todas las que volteaban a nuestra dirección, en su mayoría a la mía, solo hacían eso, voltear a ver. Algunos murmuraban cosas, otros se quedaban mudos de la impresión. Yo hacía lo que en mi distrito, los ignoraba, cosa que no me resulto muy difícil. Johanna contribuía fulminando a todo aquel que se le quedara viendo por más de cinco segundos, al parecer a ella tampoco le gustaba mucho que la observaran, fueron pocos los valientes que le sostuvieron la mirada por más tiempo. Sin embargo, durante todo el trayecto, no pude quitarme la sensación de que me estaban observando, incluso en las ocasiones en donde no había nadie más a nuestro alrededor. Cosa que hizo que me preguntara si ya me estaba volviendo loca.

El nivel de tensión entre Ahala y yo, se podía cortar con un cuchillo. Dudo que Annie y Johanna no sean capaces de percibirlo, sin embargo, si lo hacían, ninguna decía nada. Ella me odiaba y yo lo aceptaba, pero su nivel de hostilidad apenas podía tolerarlo. Y mi paciencia tenía un límite.

Íbamos a medio camino, cuando supe que la razón por la que tenían que ir a la cuidad era para comprar las cosas que les faltaban para la celebración de mañana, además de que Annie quería que conociera más el Distrito.

—¿Por qué Peeta no quiso acompañarnos?—oigo que pregunta Annie.

—Porque se quedó haciendo algo.—responde Johanna.

Annie se le queda viendo esperando a que continúe, pero esta ya ha dado por terminada la conversación.

—¿Vas a decirnos qué o no?—le espeto.

—No, se supone que es una sorpresa.

—Oh, que considerado de su parte.—dice Annie.

Mientras entramos en lo que es el mercado de la cuidad, mis ojos rápidamente inspeccionan el lugar y veo cientos de puestos y tiendas alrededor una gran plaza. Esta lleno, ver los puestos repletos de personas, y a tanta gente amontonada, me causa claustrofobia. Annie grito un nombre que no comprendí y se acercó a la inmensa multitud, específicamente a un hombre rubio, de mediana estatura que cargaba un costal en sus hombros, este lo puso en el suelo y la saludo.

Fue ahí donde me percaté de que al no darle tanta importancia a la idea de que las personas llegaran a agredirme y exponerme a la gente, también podría poner en peligro a Annie y al bebe si estos optaba por atacarme. Puede que me estuviera arrepintiendo de mi decisión de no hacer caso a las órdenes de Paylor y a las advertencias de Haymitch y de Peeta y hacer mi voluntad, ya que, si Annie o él bebe salían lastimados, siendo los más indefensos, jamás me lo perdonaría y lo peor, no tendría nada con qué defenderlos. Asiduamente se me vinieron excusas a la cabeza para regresar a la casa y así no llamar la atención de todas estas personas empeorando la situación, pero ninguna era lo suficientemente buena o creíble.

Me fije que el hombre se había acercado a Ahala y le hacía cariños al bebe, justo cuando me volteo a Johanna para decirle que pienso volver a la casa porque me siento mareada, lo que era un poco cierto, el hombre voltea en mi dirección y observo que se queda petrificado.