¡Hola! Gracias a sus votos y comentarios, he decidido actualizar antes, así que ¡Sigan así! Espero que les guste.
¿Pero que me pasa? ¿Cómo es que sigo comportándome de esa manera después de ver como Peeta intenta ayudarme? Al darme cuenta de la razón, es casi tan absurdo como para admitirlo. No me gusta que me digan mis verdades. No me gusta que la gente me diga que lo que hago está mal, pues en el fondo yo ya losé. Sin embargo, sé que lo hacen para ayudarme y porque no les gusta verme de esa manera. Haymitch ya lo hizo, ya me dio su crítica sobre mi comportamiento, me hizo ver que con algo de esfuerzo aun puedo salir de esto ¿Pero luego qué? ¿Acaso tiene algún sentido salir adelante? ¿Aún habrá algo bueno más allá de esta depresión? Entonces pienso en la conversación de Peeta.
No pensé en que aun fuera importante para él, pero al parecer unas palabras mías fueron a las que Peeta se aferró para seguir adelante: "Yo si te necesito". Sin embargo yo preferí dar por hecho que lo había perdido, que ya nunca volvería conmigo. Llegue a un punto en el que mi vida ya no tenía sentido, pues Prim ya no estaba y ¿Cómo saber que aún no había perdido del todo a Peeta? La muerte de Prim me cegó, no me dejo ver más allá, no me dejo ver los intentos de Peeta por regresar a mí. Y la verdad ya no veía a Peeta como una opción para aferrarme a seguir adelante, pues desde hace tiempo ya lo había descartado, ya había aceptado que lo había perdido y espere pacientemente a que la soledad, la tristeza y la depresión acabaran conmigo.
Si no fuera por Sae lo habrían hecho. Pero ahora Peeta regresa y primero se aparta de mí haciéndome creer de verdad que me odia, después viene a buscarme y a decirme que le sigo importando, luego me hace la estúpida pregunta de que si hubiera preferido la muerte ¿Importa ya eso? Al final sigo viva e inexplicablemente no intente el suicidio así que no le veo importancia a esa pregunta. Después me hace sentir la persona más desconsiderada diciéndome que el sigue luchando por mí, que a mi es a quien se ha aferrado para seguir adelante ¿Cómo iba yo a saber eso? Al ver todo con claridad puedo ver la nueva opción que ha surgido de todo esto, aún tengo a Peeta. Al parecer no perdí todo lo que me importaba, el sigue aquí, dispuesto a luchar contra sus ataques por mí, porque por alguna razón le sigo importando.
¿Y no es eso lo que he estado buscando? ¿Una razón para seguir luchando? Resulta que no era una razón, era una persona y hasta ahora me doy cuenta de que la respuesta ha estado frente a mi todo este tiempo. Nose porque su voz me llega cuando las de los demás no pueden, pero si tiene razón, así que al final decido poner todos los esfuerzos y la energía que me quedan en salir adelante. Por ellos. Por él. Porque al parecer no todo está perdido.
Al principio me propongo buscarme una rutina que me mantenga por lo menos, ocupada la mayor parte del día y las horas que me falten las rellenare utilizando el trozo de cuerda, ir de caza es la más perfecta opción, pues aunque antes ya había salido, no lo había hecho con las intenciones de salir de la depresión. Un día después de haber programado mi rutina, me obligo a madrugar, guardo el desayuno en mi bolsa de cuero y salgo al bosque. Hoy tuve las ganas de ir al lago, pero al llegar estoy sin aliento y mareada, un recordatorio de que todavía no me he recuperado del todo, al recordar mi última visita, Gale, el equipo de grabación, los sinsajos, el árbol del ahorcado... siento que la histeria vuelve a mí, no había previsto esto. Así que antes de que algo más pase, me desvisto y me sumerjo en el agua cristalina del lago.
Esto me relaja, me tranquiliza y evita que pierda el control. Horas después, me como el desayuno y cazo algunas presas, las despellejo, me dirijo al quemador para regalarlas y aprovecho para comer ahí, aunque las miradas no cesen, trato con todas mis fuerzas de ignorarlas, pues estas pasan desde admiración hasta odio, así que decido ya no comer aquí, entre menos tiempo pase en público; mejor. En la tarde vuelvo a la Aldea y paso a la casa de Haymitch para dejarle algunas ardillas, pero esta tan ebrio que ni se da cuenta. Al llegar a mi casa, dejo las cosas en el suelo y subo a darme un baño. Después de cenar, me siento en un rincón del salón de visitas y me dedico a practicar los nudos. Nose a que hora de la madrugada me quedo dormida, pero cuando lo hago, todas las cosas en las que evite pensar en el día, vuelven en mis sueños diez veces peor.
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Siluetas
Fiksi PenggemarHistoria sobre antes y un poco despues del Epilogo de Los Juegos del Hambre: Sinsajo Los personajes pertenecen a la autora Suzanne Collins (Borrador)