Capitulo 6

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Hola! ¿Como están? Les vuelvo a adelantar el capitulo, es algo corto, pero espero que les guste y les vuelvo a pedir una cosa: comentarios. Con un "sigue" o "no sigas" para saber si les esta gustando la novela. Bueno ¡A comenzar a leer!

Me resulta increíble ver lo que la presencia de Peeta puede hacer conmigo y con mis pesadillas. Hoy, desde hace meses, no he sufrido de ninguna, mis sueños fueron como una pared en blanco, sin recuerdos, sin mutos, sin rosas, sin tributos, sin Snow. Aun así, no me hago ilusiones, pues estas nunca se irán del todo. Veo que su mano se ha posado en mi cintura, su rostro luce mucho más joven que hasta podría decir que es el mismo chico que me dio el pan quemado que hizo que mi familia y yo no muriéramos de hambre, el mismo chico que solía buscar mis ojos en el colegio para después apartarse rápidamente, el chico que no fue secuestrado, el que todavía recuerda que me ama. Aparto todos esos pensamientos de mi cabeza, pues no me gusta el rumbo al que se dirigen.

Me levanto y me dirijo al baño para vestirme. Al salir, Peeta ya se encuentra sentado en la cama

—Buenos días

—Buenos días

Me mira y frunce el ceño:

—¿Iras hoy de cacería?

—No— levanto la mano vendada— Con la mano así, se me dificultaría agarrar el arco y disparar con precisión ¿Por qué?

Se levanta y se dirige a mí 

—Bueno, ayer estabas muy alterada y...

—Créeme que me alteraría más estar aquí que en el bosque

Asiente

—Lose

—¿Iras a tu casa?— le pregunto

—No, iré a la cuidad— entonces agarra mi mano herida— Por tu bien y el de Buttercup espero que no se aparezca en todo el día

—No lo hará— le aseguro sabiendo que el gato viene cada dos meses

—¿Estarás bien Katniss?

—Si

—¿Estas segura?

—Confía en mí, ya no me encontraras así de nuevo

—Quiero creerte, pero eres muy imprevisible...Y sé que en el bosque estarías bien pero aquí....no estoy seguro

—Estaré bien — insisto

Peeta ya no protesta más, bajamos a desayunar y ninguno hace más mención de lo que paso ayer. Más tarde, se va, mientras yo me quedo hundida en el silencio de la casa. Decido ir arriba junto con mi preciado trozo de cuerda y así evitar que piense. Al deshacer el nudo escucho como abren la puerta y unos ruidosos pasos resuenan en toda la casa. Frunzo el ceño y bajo a la cocina

  —¿Haymitch?

El aludido me mira y hace una mueca, aun sobrio gracias al cielo, aunque sé que no durara mucho.

—Buenos días preciosa ¿Cómo estás?

—Estoy confundida. ¿Qué haces aquí a esta hora? ¿No deberías estar tirado en el piso de tu casa?— digo con sarcasmo

—A decir verdad, me pidieron que me viniera a tirar en el suelo de tu casa

Me le acerco con el ceño fruncido

—¿De qué hablas?

—¿No te dijo? El chico me pidió que viniera a vigilarte, me conto del incidente de ayer, al parecer aun no te tiene la confianza suficiente como para asegurar que ya no perderás el control

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