Capitulo 4

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¡Hola! Ya es viernes, así que aquí les dejo el nuevo capitulo, ¡Espero que les guste! Ah y una cosa, sus votos y comentarios son muy importantes para mi, así que por favor si les gusto o si tienen alguna sugerencia o critica comenten! Esto va también a todos los lectores fantasma. ¡Disfruten la lectura!

En los siguientes días, Peeta llega muy temprano a mi casa para dejarme de los pasteles o galletas que hornea, la vez que lo pille entrando a la casa me sorprendió mucho ver lo que hacía y la pregunta ¿Por qué? No deja de darme vueltas en la cabeza. ¿Por qué lo hace? Me pregunto cada vez que veo la canasta llena de pan recién horneado en la mesa de la cocina. Puede que le siga importando ¿Pero eso implica que tenga que hacer esto?

No hemos tenido ninguna conversación más larga que la que tuvimos hace unos días, solo unos cuantos saludos y ya está. Sigo sin explicación ante su distanciamiento conmigo, antes creía que era porque me odiaba y esa explicación me resultaba lógica, pero ahora que ya me ha dejado claro que no me odia no encuentro explicación razonable, tampoco espero que venga todos los días a mi casa para consolarme o algo parecido, además, se supone que no permitiría que eso sucediera, no dejaría que nuestra relación pasara más que de vecinos, pero ahora me doy cuenta de que quiero su amistad de vuelta. Pero no es solo a Peeta a quien extraño, es también la sensación de seguridad que tenía cuando estaba con él.

Siento cansados todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo, pues últimamente me he quedado dormida en el sofá y no es un cómodo lugar para dormir, me quedo aquí porque no tengo intención de dormir, pero casi siempre a altas horas de la mañana el mundo de las pesadillas me atrapa de nuevo sin previo aviso. Me levanto y huelo el calor de los panes de Peeta. Hoy es martes así que seguramente Haymitch vendrá, pero cuando veo que pasan horas y no se aparece, desayuno sola. Sae ya sabe que Peeta me está trayendo comida por las mañanas así que ya no se molesta en venir a hacerme el desayuno, aunque claro si viene para hacerme de comer y de cenar. Cuando termino, subo a la habitación y me siento en un rincón en el suelo por largas horas con mi trozo de cuerda hasta que el hambre vuelve a hacer su aparición y me obligo a salir y bajar a la cocina.

Al poco rato entra Haymitch, seguido por Peeta, que se sientan en la mesa, me sorprende ver aquí a Peeta pero no hago ningún comentario al respecto, al ver sus ojeras deduzco que él tampoco ha podido dormir bien, a veces escucho objetos rompiéndose cerca de aquí, creo que es el pues Haymitch es más propenso a sufrir en silencio, unas desesperadas ganas por ir con el me atraparon un día, pero mi acto de ir a ayudarlo, como el hizo conmigo, podría salir contraproducente pues podría causarle un ataque, así que siempre que lo escucho me tapo los oídos y cierro los ojos, pues me duele ver que sufre, me duele saber que yo soy la responsable y más me duele no poder hacer nada al respecto.

Haymitch gruñe llamando mi atención, sacándome de mi ensimismamiento

—Estas muy callada cielito ¿Estas bien?

—¿De verdad preferirías que hablara?—le pregunto con voz dura sin ninguna expresión en mi rostro

—Pensándolo bien no, mejor quédate así

De nuevo el silencio nos invade y Sae sirve la comida

—Esta delicioso Sae— le dice Peeta, hablando por primera vez

—Gracias Peeta— después voltea a verme— Anda niña come, no estoy segura si desayunaste en la mañana

A regañadientes agarro el tenedor y empiezo a comer, pues no quiero verme grosera o infantil al decirle que no tengo hambre.

—Con cuidado preciosa, no querrás romper el plato— dice al ver la fuerza con la que pico la comida

Le mando una mirada advirtiéndole que se calle, Peeta nota la tensión del ambiente, pero no hace ningún comentario, como hacía antes para calmar el ambiente entre Haymitch y yo. Terminamos de comer y los dos se despiden. El resto del día, hago lo que siempre. Al día siguiente, la luz solar entra por las contraventanas iluminando la casa, decido por primera vez desde que volví, ir de caza, pues sorprendentemente siento que tengo la energía suficiente para hacerlo. Me visto, bajo y Sae ya se encuentra en la cocina, al terminar me dirijo a ella

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