Capítulo 5

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EBONY WEMBLEY:

Andamos por un par de minutos, no sé a dónde nos dirigimos y no me importa. Logro ver como toma un camino para alejarse de la ciudad. Respiro lentamente sintiendo que mis emociones siguen desapareciendo, estoy volviendo a la normalidad, a lo que para mí es normal.

—¿Por qué lo hiciste? —Pregunto, ahora retomando la compostura que por un largo momento perdí.

—Un gracias sería más adecuado—sonríe sin despegar la vista del frente.

Sólo lo observo.

—No creí que estuviera bien dejarte sola—agrega, sin despegar su mirada de la autopista, ya no sonríe.

—Gracias—doy en respuesta—. ¿A dónde me llevas?

—A un lugar mágico—no sé si lo dice en broma, no logro notar sarcasmo en su voz—. Ya lo verás cuando lleguemos.

—Esto no es un secuestro ¿o sí? —digo directamente.

Debiste pensar en eso antes de subirte.

Se carcajea.

—No, no lo es, basta una palabra tuya y te llevare de regreso—controla su risa y me da una mirada fugaz para volver a ver hacia el frente—. Me gustaría que me acompañes.

No noto maldad en su voz, se ve divertido.

—Ya estoy aquí—lo observo—. Llévame a ese lugar.

Su sonrisa no desaparece.

Así que lo esperaba, ruedo los ojos y miro por la ventana. Acepto su petición por haberme sacado de ahí, realmente apareció en el momento correcto.

Mientras nos alejamos cada vez más de la ciudad, veo como los arboles hacen gala de su presencia, pinos tan altos que generan una perfecta sombra para la carretera. El camino se encuentra un tanto estropeado por la creación de una nueva ruta, a esta la dejaron de cuidar desde eso, por lo que es difícil que pasen autos por ella.

—Puedes poner música si quieres—expresa mientras apunta la radio—. Aún falta para llegar.

Dudo por un minuto, pero acepto—bien.

Me entrega su celular y me dice su clave -cuanta confianza- entro a su carpeta de música y paso mis dedos por la pantalla. Me sorprendo al ver que tenemos gustos musicales similares, algo que agradezco, no toda la música vale la pena, muchas son sólo ruido.

Soy tan amargada.

Detengo mi mirada en una de ellas y sin dudarlo la elijo para que comience a sonar.

Breakeven de The Script resuena por todo el auto. Me sumerjo en la melodía, vuelvo a mirar por la ventana, sintiéndome más tranquila.

Me falta algo, me siento con el corazón estrujado, pero no lo suficiente para sentir que duele, es más una sensación de que me arrebataron algo y no sé qué hacer con el hueco que quedo.

—Buena elección—aprueba Christopher mientras golpetea el manubrio al ritmo de la música.

—Por supuesto.

—Es una de mis canciones favoritas—dobla y ahora nos adentramos por un camino de tierra—. Logras sentir las emociones de ellos.

Elegiste a la persona equivocada para hablar de emociones.

—Es una buena canción—respondí con un tono neutro.

They say bad things happen for a reason—entona con su voz—but no wise words gonna stop the bleeding—me mira—. Canta conmigo.

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