Capítulo 9

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EBONY WEMBLEY:

Han pasado más de tres días.

Mi cuerpo ya no duele y mi mente en algún punto de los días anteriores quedo en blanco. Me siento vacía, tanto que no puede importarme menos lo que pasé.

Estoy a nada de destrozar todo aquello por lo que he estado durante este tiempo trabajando.

Lo haces por una razón, no te detengas ahora. Ese es el único pensamiento que me mantiene de pie. Mis padres no se han dado cuenta, llegue a ocultar tanto mis emociones, que se formó una perfecta imagen a sus ojos, o quizás no tan perfecta.

De vez en cuando, aún veo miedo en sus miradas.

No puedo culparlos, en su momento les di razones para que fuesen así. Ese es el motivo de porque hago esto, de porque estoy siguiendo adelante, a pesar de todo lo que cuesta.

Hoy no tengo clases, lo que es una suerte para como estoy. No tengo que inventar excusas para quedarme en mi habitación, puedo quedarme en ella sin que piensen que estoy mal, porque claro, si dices que estas cansada por las clases en vez de decir que te sientes triste, es mucho más aceptable.

Mi celular suena y su pantalla se ilumina, estiro el brazo para agarrarlo de la mesita de noche.

"Hola" un número desconocido. Lo ignoro y vuelvo a poner el celular en la mesita.

Otra vez suena.

"No me ignores :c, soy Christopher" leo en la pantalla.

"¿Cómo conseguiste mi número?"—respondo.

"Se lo pedí a la chica con la que te detuviste a hablar la otra vez"—una respuesta inmediata.

Charis maldita traidora, no deberías darle mi número a cualquiera. La reprendo en mis pensamientos. Y Christopher tú también, maldito ser sociable.

"Ah"—escribo. Una clara señal de que la conversación murió.

Estoy por volver a dejar el celular en la mesita cuando vuelve a encenderse la pantalla en señal de un mensaje.

"¿Puedes salir?"—otra respuesta inmediata.

"Si fuese el caso ¿por qué saldría contigo?"—respondo seca.

"Vamos Wembley, no lo pasas mal cuando estamos juntos"—me pregunto cómo es que responde tan rápido.

"Dame una hora"—vuelve a escribir.

No quiero levantarme, con suerte tengo un polerón y buso puesto, no quiero ni peinarme.

Pero sientes curiosidad. Miro el techo y resoplo.

"Una hora Vaughan"—escribo antes de tirar el celular a la cama y levantarme, al menos tengo que ponerme zapatos.

Me miro al espejo de cuerpo completo que tengo en mi habitación, realmente soy un desastre.

Debería haberme negado. Me reprendo mentalmente por haber antepuesto la curiosidad.

Aceptando mis propias decisiones y sabiendo que por mucho que lo rechace ahora, vendrá de todos modos. Tomo una toalla del estante, un buzo negro y ropa interior.

Al menos no te verás tan lamentable.

Con eso en mente, me dirijo al baño.

II

Han pasado cerca de diez minutos desde el mensaje de Christopher, cinco minutos desde que me bañe y me apresure a vestir. Con el buzo puesto y el pelo mojado bajo por las escaleras de mi casa.

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