Capítulo 7

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EBONY WEMBLEY:

Comienzo a arrepentirme de esperarlo.

Dijo que no demoraría mucho y lleva más de una hora sin salir, ¿desde cuándo las sesiones son tan largas?

La idea de irme sin avisar y dejarlo plantado con su querida conversación cada vez se hace más atractiva.

Nunca he sido una persona paciente.

¿Entonces por qué sigues aquí? La curiosidad mato al gato.

—Te quedaste—se posiciona frente a mí.

Aquí está la persona que pensé en abandonar e irme de una buena vez.

—Dijiste que te esperara—me levantó tomando mi bolso para ponerlo sobre mi hombro—. Y eso fue lo que hice.

—Gracias, dame un minuto—se acerca a Ana -seguro para concertar otra cita- le sonríe cálidamente y luego se despide, ahora vuelve a estar frente a mí.

—Vamos.

En algún momento llegamos a su auto y en nada de tiempo ya nos encontramos dirigiéndonos a alguna parte, por la antigua ruta estamos saliendo de la ciudad otra vez, no habla desde que subimos y comienzo a impacientarme.

—¿No querías hablar? —Digo seca.

Sigue sin responder, está tan ensimismado que me ignora.

—¿En qué piensas tanto? —vuelvo a insistir.

No responde.

En un acto de fastidio, enciendo la radio conectándola a mi celular. Sigue sin mostrar ninguna señal, está demasiado metido en su mundo.

De ser otras circunstancias lo dejaría estar. Sigo pensando que las personas no deben meterse en los asuntos de los demás, pero esta vez no es el caso, le he dado mi tiempo y algo que odio es que lo desperdicien.

Paso el dedo por la pantalla en una de mis tantas listas de reproducciones y sonrío, está canción es una alarma para cualquiera, subo el volumen, si no reacciona, haré que me lleve de regreso.

Por los parlantes resuena Funhouse de P!nk, a un volumen tan alto que incluso mis tímpanos amenazan por romperse.

Veo que se exalta- bien al fin una señal de vida de su parte-. Me mira y sonríe, vuelve su vista a la carretera.

This used to be a funhouse—canta en el coro lo suficientemente fuerte para que lo escuche. Vuelve su mirada hacia a mí.

But now it's full of evil clowns—esta vez lo sigo, casi gritando.

Seguimos así hasta que termina la canción. Ya conseguí que saliera de su mundo, tiempo de bajarle el volumen a la radio.

—Voy a admitir que si no sabías esta canción te iba a dejar tirado—confieso, mirando la radio.

—¡Qué bueno que evite una tragedia! —responde divertido.

—Bien por ti—me recuesto en el asiento—. ¿Me dirás a donde me llevas? ¿otro lugar mágico? —digo esto último con sarcasmo.

Niega la cabeza—un lugar mejor.

—Y ¿cuál es ese lugar mejor? —ruedo los ojos, luego yo soy la evasiva.

—Deberías disfrutar de las sorpresas Wembley—dice tranquilo.

—No me gustan—bufo—. Las sorpresas son intentos desesperados por impresionar, que pérdida de tiempo.

Vaughan suelta un suspiro.

—¿Siempre has sido así?

—¿Así como?

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