Capítulo 13

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EBONY WEMBLEY:

Christopher no mintió cuando dijo que protegería mi corazón.

Han pasado un par de semanas desde ese momento en el cine Camera –el que se ha vuelto mi favorito-, durante este tiempo, me dio mi espacio cuando no quería hablar con nadie, no me cuestionaba y tampoco intentaba nada más allá, no me presiono en ningún momento.

Un par de veces tuvimos una que otra salida, cada una mejor que la anterior, no dejaba de sorprenderme. Su forma de ver la vida y de disfrutarla es algo que no puedo entender, es tan agradecido y positivo con todo, es una persona llena de luz.

Algo completa y rotundamente contrario a lo que yo soy.

Después de un par de días, fue imposible que los amigos de Vaughan no se dieran cuenta de lo que se traía entre manos, su cara lo delataba. Así que termino siendo de ese modo, ahora todos sabían que el gran Christopher Vaughan había caído por alguien, la cosa era que no rebelo quien era esa persona.

Algo que agradecía porque no quería tener demasiada atención puesta sobre mi persona.

—Estoy agotado—espeta mientras se recuesta en mi regazo.

Estamos en su casa, específicamente en el living de ella.

Por mucho que nos gustara todo lo que estaba pasando entre nosotros, las pruebas se acercaban y con eso, la presión de rendir en todas ellas. Esta vez, a comparación de la anterior, Christopher insistió en que estudiáramos juntos y después de muchas –muchas- negativas de mi parte, termine aceptando.

Ese es el motivo de que ahora nos encontremos en su living con todos los textos desparramados por el suelo y por la mesita de centro.

—Levántate—muevo mis piernas para que lo haga—. Aun te falta leer eso—apunto las pocas hojas que quedan en su lado.

—Dame un minuto—Se acomoda restringiendo mi intento por hacer que se mueva.

Niego con la cabeza y vuelvo a los papeles que tengo al frente, ignorando intencionalmente al chico que está en mi regazo.

Pasa más de una hora y sigue sin moverse, he dejado de sentir mis piernas desde al menos media hora atrás, por lo que, por mucho que quiera permitirle que descanse, mi cuerpo me pide desesperadamente que lo despierte.

—Christopher—le toco la frente, sin resultados.

Vuelvo a darle toquesitos en la frente y ahora por la cara, pero no recibo más que gruñidos bajos de su parte.

—Christopher—vuelvo a repetir—. Si no te levantas me iré.

Abre los ojos a penas y me mira intentando enfocar la vista que aún sigue desorientada por haber estado durmiendo tan profundo.

—¿Qué hora es? —Responde con voz ronca.

—Ha pasado una hora desde que renunciaste a estudiar.

—Mierda—se reincorpora dejando al fin mis piernas descansar—. Estaba cómodo.

—Me di cuenta—me burlo un poco al ver que su pelo ahora está desordenado y tiene marcas en su mejilla.

Me ignora y se levanta, va al baño y siento como el agua cae. Vuelve a mi lado con la cara lavada y el pelo húmedo.

—Ya despabilé—se sienta con las piernas cruzadas y fija su vista en los papeles que están esperándolo en la mesa.

Yo lo miro con aparente diversión, me está proporcionando una vista muy tierna y confiada de su parte.

—Ya recordé porque necesité descansar—deja caer su dedo en el papel—. No entiendo esto.

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