Capítulo 21

43 9 0
                                    

EBONY WEMBLEY:

—Nick—cruzo mis manos y las dejo descansar en mi regazo.

—Ebony—me copia el gesto.

Aún no estoy segura de si esto es lo que realmente quiero hacer, me siento vulnerable y tengo miedo de lo que pasará después si me dejo llevar. Esto me saca de mis planes totalmente y no sé cómo reaccionar a algo que desconozco.

Perder el control es algo que me hace sentir mal.

—Estoy lista, hablemos—expreso seria. Antes de retractarme.

Se incorpora en su asiento, incrédulo para después sonreír.

Es lo menos que puedes hacer por él.

—Muy bien, podemos hablar entonces.

—Cuando era niña me di cuenta de que no soy una persona normal—trago saliva—. Para mí las cosas siempre fueron extremas, me sentía muy feliz o muy triste.

Asiente para que prosiga.

—Nunca pensé que estuviese mal ser así, para mí todas las personas eran como yo, tenían estos extremos—mierda, esto es difícil—. Fue doloroso siendo tan pequeña que me dijeran que estaba mal, que tenía un problema, muchas veces me dijeron que estaba enferma.

Suelto una risa forzada.

—Todos estaban preocupados por mí Nick, era agobiante tener tantos ojos sobre mí.

Me detengo para que hable, pero no lo hace, quiere que siga.

—No fue hasta que una noche por accidente vi a mi mamá llorar. Ahí entendí que les hacía daño a las personas a mi alrededor y lo más triste de todo es que no podía evitarlo.

—Eras solo una niña Ebony—enuncia Nick.

—Eso lo hizo más difícil.

No responde, me está escuchando.

—En algún punto, dejaron de preocuparse por mí, al menos no con la intensidad de antes. Las cosas se calmaron cuando les comencé a copiar las acciones a mis vecinos, veía que siempre se estaban riendo o sonriendo por cualquier cosa y pensé que eso haría que mis padres estuvieran felices, así que empecé a hacerlo incluso cuando no quería.

—Restringiste tus emociones.

—No, nunca las pude controlar, no puedo hacerlo—levanto las comisuras de mis labios en una sonrisa—. Mis emociones son un torbellino que la gente alrededor no nota.

—¿Cómo lograste superar eso durante tantos años?

—Simple, no lo hice—expreso—. Empecé a cansarme de la gente, de las cosas, no había nada que realmente me hiciera sentir mejor, me consumí.

—¿Fue ahí cuando comenzaste a refugiarte en los números? —expresa.

—Sí, como sabrás intente varias cosas, danza, arte, repostería y otras tantas que están en mi expediente, pero todo se volvía predecible, nada logro estar conmigo durante tanto tiempo, hasta que tome un libro de matemáticas por aburrimiento—los recuerdos llegan—. Para mí no entender lo que estaba frente a mí significo un reto, algo que quería hacer y ahí fue cuando empecé a hacer cálculos, era lo único que estaba en mi cabeza.

—¿Qué pasó? Los números son infinitos, ¿cómo fue que te cansaron? —pregunta Nick.

—Un día desperté y ya no me gustaban, no tengo explicación para ello—me encojo—Perdí mi refugio Nick, ya no había nada que siquiera se acercará a lo que alguna vez sentí con las matemáticas.

MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora