Capítulo 19

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EBONY WEMBLEY:

El tiempo se ralentizo después de eso.

Las pruebas ya habían llegado y con ello la falta de comunicación con muchas personas. Extrañaba a Charis y Lena, no habíamos podido hacer nada juntas y quería verlas.

"¿Vamos por un café?" tecleo en el grupo que tenemos para hablar.

"Me apunto" Charis es la primera en responder.

"¿Dónde?" Pregunta Lena.

"Vamos a esa cafetería que abrió hace poco, quiero probar su café" escuche de ese lugar gracias a Theo en su intento por llevarme a donde Vaughan, la curiosidad de que tal es aún me come.

Después de armar el plan con las chicas fijamos vernos durante la tarde, lo que en resumidas palabras sería una cita de tres.

Tomo un buzo de color negro y me meto en el baño, mi ropa es cómoda y eso más que suficiente. Salgo de la casa en camino hacia la cafetería, esta vez iría caminando, no quedaba muy lejos de donde vivo y a nadie le hace daño tomar aire de vez en cuando.

Me pongo los infaltables audífonos dejando que Habits of my heart de Jaymes Young inunde mis oídos.

"Hola compañera" leo en la pantalla de mi celular.

"Hola Topper" en una de mis sesiones con Nick le dije que conocía a su hermano y de que estábamos juntos en clases, por casualidad me enteré de que el sobrenombre que le había dado a Vaughan era ese.

"¿Nick te lo dijo?" ignoro su mensaje, caminar y ver el celular no siempre es la mejor opción. El móvil vibra en mi bolsillo y decido no revisarlo por ahora.

Llegue primero, la puntualidad para mi es primordial, prefiero esperar a llegar tarde, es una de mis tantas mañas.

La segunda en llegar es Charis y finalmente Lena, nuestra querida Lena siempre es la que llega tarde, pero no importa, igual se le quiere -aunque me saque de quicio-.

—Hola, me das por favor un café cargado—le entrego a la camarera el menú, escribe en su libreta mi orden.

—A mí un café helado por favor—Charis repite mi acción.

—Yo quiero un jugo de mango, gracias—pide Lena.

La camarera toma nuestros pedidos y se va en dirección a la barra, ahora con las chicas al frente me invade una tranquilidad que en los últimos días no había estado ni cerca de tener.

Mi mejor refugio siempre fueron ellas.

—¿Sigues tomando café cargado? —pregunta Charis.

—Yep.

—¿Sin azúcar? —esta vez habla Lena.

—Ajá.

—Sigo sin entender cómo es que soportas algo tan amargo, ¿acaso no tienes papilas gustativas? —Vuelve a hablar Lena.

—Seguro se le arruinaron—le responde Charis.

—Me gusta su sabor—me encojo de hombros.

—Definitivamente se le arruinaron, ¿quién te hizo tanto daño? —dramatiza Lena a lo que yo me río.

—Ya, déjenme a mí y mis gustos en paz—me pongo la mano en el corazón.

Sueltan una carcajada y lo dejan estar. No es primera vez que me molestan por tener gustos tan agrios.

—¿Cómo les fue en sus pruebas? —acerca la pajita a su boca Lena mientras pregunta.

—Creo que bien, a duras penas pude estudiar para todo, pero lo logré—responde Charis revolviendo su café helado.

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