3. Dos más

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Había dos chicas. Una era alta, con ojos y cabello marrón. La otra aparentaba ser menor que la otra, con un cabello café claro y unos ojos color verde olivo. No supe que se estaban diciendo, pero estaba muy claro que estaban peleando. Claire sólo se quedó viendo la escena. Decidí intervenir porque ya se estaba poniendo feo.

—¡Hey ustedes dos, dejen de pelearse, troncas! —les grité. Ni siquiera me voltearon a ver—¡Ya cállense! —dirán que soy muy gritona, pero si funcionó.

Las dos chicas se callaron y me miraron fijamente—¿Quiénes son ustedes?—dijeron las dos al mismo tiempo.

—Me llamo Leiah, revoltosas —agregué.

—Y yo soy Claire —agregó ella.

—¿Cómo se llaman ustedes?—pregunté.

—Mi nombre es Chris —dijo la de ojos olivo.

—Izzie—dijo la mayor.

—Bueno, les daré una pequeña introducción a todo esto: Ustedes dos están en el claro, normalmente no recordaran nada y espero que dejen de pelear. Ella es mi amiga Claire que llegó igual que ustedes, ayer —les dije con tranquilidad y un toque de sarcasmo.

—Muy buenos días, ¡greenies! Supongo que ya saben como me llamo—Sonrió calidamente y asintió —Quiero que sepan que no compartiré la hamaca con dos personas más—agregó.

—¿eh, greenie? —dije extrañada.

—Si, es como novata o algo así—dijo Claire.

—Uh, está bien. Bueno ustedes tendrán otra, pero trabajarán para ello —les dije a las novatas.

—¿Trabajar? Acabo de llegar y voy a trabajar, que va —dijo Chris en un tono no muy amistoso, y con eso se fue, y Claire tras ella. Izzie seguía sentada, con una mirada perdida al bosque. Decidí hablarle para ver que tenía, llegar así es duro.

Tienes que ser buena con esta chica, pensé. —¿Me puedes decir qué te pasa? —le pregunté finalmente. Me miró a los ojos, los suyos amenazaban con llorar pero a la vez tenía una mirada como con odio.

—¿Cómo hiciste para superar todo esto? Sales de una caja sin recordar nada, con una chica que te empieza a gritar, ¡no tener memoria me desespera! ¿qué hice para merecer esto? No se ni como soy, ni mi pasado... —en ese instante la chica rompió a llorar. La abracé.

—Ya me acostumbré a estar aquí, pasé un mes sola. Tu pasado ya no te define, porque la persona que eras antes, ya no está —creo que lo que le dije, calmó a esa chica. Limpié sus lágrimas con mi pulgar y la llevé al homestead, así estaría mejor.

Pasaban las horas, y nadie decía nada. Al parecer a Chris tampoco le sentó también por que estuvo callada un largo rato. Decidí ser la que rompiera ese silencio.

—Oigan, se que todas acaban de llegar, pero yo no. Llevo un mes viviendo aquí, y al parecer no hay salida—dije.

—Oh genial, moriré aquí... —me interrumpió Chris. Así que pasé de ella siguiendo con mis palabras.

—Al parecer todo este lugar, está rodeado de esos muros gigantes... más bien, el laberinto. La única manera de salir de aquí es por ahí, y al parecer, no estamos solas. Hay criaturas ahí de noche, y esos muros, nos protegen —dije seria. Siento las miradas de todas, siento nervios, sí, esa es la palabra— sinceramente yo no pienso quedarme aquí por años, así que decidí ir ahí mañana, y hallar una salida.

—¡Yo voy!—exclamó Claire sin pensarlo. Me sigue sorprendiendo.

—¿Con esas cosas ahí afuera? Claro —esa fue Izzie.

—Por eso iremos de día —hago un gesto con la boca, al parecer les dio risa— como les decía, un día de mi soledad llegó esto —me paro de mi lugar y sólo oigo murmullos de las demás. Creo que después de todo, si voy a perder la cordura, pero sólo un poquito. Llegué de nuevo con una caja, llena de todo tipos de dagas, afiladas y otras no, y una más grande. Pero esa era sólo para mi—son armas que llegaron de la caja. Así que se defenderme sola.

—Estás completamente loca —dijo Chris. Ni que fuera a ir ella, y si quisiera, no la dejaría.

—Lo se, me enorgullezco —hago un ademan con mi mano en el pecho. Chris se acercó a Izzie y las dos se pararon, dejandome sola con Claire. Esa chica tenía mal genio, el tiempo se le quitará o se lo quitaré—¿Entonces vas conmigo?

—Siempre he querido ir, me llena de curiosidad. Eso es un si —respondió. Genial, otra "loca" como yo. No fue sarcasmo.

—Bueno, mañana en la mañana vamos, así que hoy dormiremos temprano—dije— Izzie y Chris se pueden quedar, no hay nada en este lugar para que pase algo—agrego.

—Está bien—asintió Claire.

—Oye, una pregunta, ¿cómo nos habías llamado cuando llegaste? —pregunté. Por el gesto en su cara, se estaba acordando, y cuando lo hizo, se le iluminó la cara.

—¡Corredoras! —entusiasmada.

—Bueno, de ahora en adelante nos nombro a las dos, corredoras del laberinto —por alguna razón, decir eso me levantó los ánimos, cuando noté que se estaba haciendo de noche.

—Suena genial. Oye, se está haciendo de noche —dijo

—No, ¿en serio? —digo yo. Eso si fue sarcasmo.

—Si, se está haciendo de noche, tronca—agregó Claire. Y con eso, nos hechamos a reir, cosa que no había hecho en demasiado tiempo, al fin y al cabo, se sentía bien. Vi que mi compañera estaba por decir algo, pero nos interrumpieron Izzie y Chris, que llegaron corriendo, y las dos con caras de horror ¿qué rayos había pasado?

—¿Qué les pasó a ustedes dos? —les preguntó. Que el pánico no llegue, pensé. 

Muy tarde, lo había hecho.

—¡Los vimos! —dijo Chris con un grito desesperado.

—¿Qué vieron? ¡hablen!—ese grito fue de Claire.

—¡A las criaturas de laberinto! ¡Hay una ventana en el bosque! ¡Son horribles! -gritaba Izzie. Ya me asuté.

—¿Las vieron? ¿¡dónde!? —no pude guardar la calma después de dijeron eso. 

Y con un movimiento brusco, me paro y jalo a Claire. Ella me entiende y corrimos hacia el bosque, de donde venían. Izzie y Chris seguían aterradas, pero nos siguieron. Nos guiaron al lugar de donde venían hace minutos.

Y sí era verdad lo que dijeron, había una especie de ventana pequeña, era de cristal, que daba la vista a uno de los pasillos del laberinto. Y coño que sí, había una criatura del laberinto. Era una criatura bulbosa, del tamaño de una vaca. De su cuerpo salían unos brazos metálicos con cuchillas. Era como un bicho-máquina, era horrendo. Toda esa escena me dejo helada, perpleja. Sentí como la temperatura de mi cuerpo bajaba, y sentí como la cara se me palidecía, y al parecer, nadie dijo nada. Todas estabamos atentas a lo que hacía, cuando notó nuestra presencia, era una ventana resistente... al menos eso se veía, así que no nos iba a pasar nada.

—¡Sabe que estamos aquí! —gritó Claire. Sin duda estaba igual que yo.

—Vámonos—digo con una voz cortada por el miedo. Empecé a caminar a donde ibamos a dormir y las demás me siguieron. Fui a prender una vela, estaba completamente oscuro.

—Que día tan traumático... —dijo Izzie aterrada.

—Al menos ya sé a que nos enfrentamos, buenas noches —dije y con un salto, me fui a dormir. 

Nadie dijo nada, más que un "buenas noches" pero no supe de quién era. Esa noche me había dejado marcada, esas cosas... podían matarnos. Esos muros nos protegen, por eso están ahí, pero algo me dice que llegará un momento en que no se cerrarán, y estaremos listas.

Corre [SG #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora