7. ¿Y mis corredoras? #2

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El laberinto estaba muy silencioso, era muy bueno para ser verdad. Empecé a oír otro tic tac, demonios, espero que corra la misma suerte de hace minutos. La grieta donde estábamos tenía como medio metro de alto, así que tenía lo suficiente para moverme libremente. Me coloqué boca arriba, veo que Audrey no despertaba, y Claire se había quedado dormida. Deje de oír ese tictac, cuando de pronto oí pasos. El chico había despertado, pero no me podía arriesgar a salir. Me coloqué boca abajo y me deslicé a la orilla, para ver afuera. Ahí estaba el chico, parecía más calmado que hace unos minutos, comenzó a caminar, y se oía el tic tac, otra vez sentí que no debía de dejarlo ahí. Saqué medio cuerpo de mi escondite y le llamé con un "pstt" hasta que volteó.

—Chico, escóndete, o morirás—le dije en casi susurrando.

—¡Debo morir! ¡Ellos querían que eso pasara! ¡no hay salida!—gritaba. Su actitud no era humana. Coño, estaba picado. Cuando te pican no eres tu. Pero quien sea quien sea, debía salvarlo.

—Escóndete, no vas a morir... te ayudaré, ¿me puedes decir tu nombre?—pregunté.

—No recuerdo... ¡me desterraron! ¿puedes creerlo? ¡no tuvieron compasión de mi! ¡yo no lo ataqué!—gritó rebasando la locura. Definitivamente ya nos escucharon. Al parecer había más personas encerradas en este infierno, pero ¿dónde estaban? Bueno, eso no interesaba ahora.

El chico comenzó a sollozar, y de su boca salía baba. Estaba pasando por la transformación, cuando eso pasaba recordabas. Un tic tac más fuerte me sacó de mis pensamientos y supe que ese chico no tenía remedio y me escondí. Volví a la grieta, y sólo lograba ver los pies de un lacerador que se acercaba. 

No hagas ruido, no hagas ruido me decía, estaba aterrada. Oí un grito ahogado de él. Lo habían visto. Mi corazón dió un vuelco, pero sabía que no podía hacer nada, sólo vi como los pies del chico pasaban y después el lacerador. Silencio total. Lo había atrapado. Las lágrimas comenzaron a brotar, y ni siquiera sabía por que, pero me sentía fatal, había muerto, estaba segura. Supliqué por que no me oyeran, y así fue, al parecer el lacerador sació su hambre y se largó. Ya eran más de las 12 de la noche. No tenía nada que hacer, nadie despertaba, y el sueño finalmente me venció.

Hacía unas horas que dormí, y un estruendo me despertó. El laberinto estaba cambiando, como todas las noches, se abría una sección y se cerraba. Lo había olvidado. Nos podíamos quedar encerradas hasta que se abriera de nuevo, no podía quedarme ahí. Desperté a Claire, que ya estaba mejor, al parecer el corte no fue tan serio como aparentaba. Cargamos entre las dos a Audrey y salimos de la grieta. Corriamos el riesgo de encontrarnos con laceradores, pero no importaba, debáamos salir de ahí. Claire soltaba pequeños gemidos cada vez que caminaba, pero tenamos suficiente adrenalina para sacar a Audrey, no pensábamos quedarnos encerradas.

Pasó como alrededor de una hora, nos acercábamos a la salida, cuando oímos un lacerador corriendo a gran velocidad. Corrimos lo más rápido que pudimos a las sombras, esperando a que pasara. Lo que me dejó shockeada es que jamás había visto pasar uno tan cerca, iba como huyendo, más bien persiguiendo algo. Al cabo de unos minutos, dos chicos pasaron corriendo. Dos chicos. Dos mierteros chicos. Que coño. Que coño pasa aquí. No, no estoy ciega, no lo estoy.

—¡Claire! ¿viste eso? ¡Eran personas! ¡eran chicos! ¿no viste?—le grité más alterada de lo que pensaba. Jamás me había sentido así.

—Ah, si... No vi nada—dice incrédula. ¿Cómo no los vio? Tenía que comprobarlo, pero no había tiempo, se iba a cerrar la sección.

Fulminé a Claire con la mirada y seguimos, esta vez caminando. Salimos de la sección y el cielo se estaba aclarando, ya se estaba haciendo de día, sólo unas horas y salimos de este lugar, aunque en unas horas, todo puede cambiar. Caminamos más allá de los anillos, hasta que llegamos al comienzo, mis piernas ardían, pero sólo podía pensar en salir de este lugar.

Después de una hora, llegamos a la entrada, pero todavía no se abría. Me senté con Claire, y dejamos a Audrey a un lado, que todavía no despertaba, aunque no demoraría mucho, tenía que pasar por la transformación. Estaba exhausta, tenía una mezcla de sudor y mugre en la cara, peor que un día de corredora Claire estaba igual o peor.

—Leiah... ¿me pondré bien?—dijo Claire casi murmurando, vi su estómago, no la iba a matar pero seguía mal.

—Claro que lo harás, eres más fuerte que eso, y quien te hizo eso, ya no te lastimará—le apreté su mano, y ella hizo una mueca tratando de sonreír. 

El chico rubio. Lo había olvidado. Una víctima más del laberinto, un motivo más para salir de esto. Me sentí agotada, y sólo sentía como se me cerraban los ojos. Los cerré, pero no pude dormir, mi conciencia no me dejaba, no podía dejar de pensar en aquel chico. Lo habían desterrado, pero ¿quiénes? Estaba demasiado cansada para sacar hipótesis.

Un estruendo me sacó de mis pensamientos. Al fin, las puertas se estaban abriendo. Habíamos sobrevivido una noche al laberinto. Desperté a Claire con un ligero codazo, y nos levantamos para cargar a Audrey y llegar al claro. A casa. Salimos al pasillo principal y vimos las caras de las clarianas todas felices, algunas emocionadas, incluso de la novata, que por lo que veo se había hecho amiga de Beth. A la cabeza de todas estaba Harriet y Sonya, con miradas muy severas. Tal vez me metan al hoyo. 

Caminamos más rápido, y llamamos a gritos a las enfermeras para que atiendan a Audrey y a Claire, lo necesitaban. Lo más curioso es que a mi no me paso nada, más que cortes en la grieta, pero nada serio. Noté que Beth se desprendía de Rachel y venía corriendo hacía a mi, la recibí con los brazos abiertos y ella me abrazó.

—Pensé que no llegarían—dice a punto de llorar.

—Vamos, somos indestructibles—le dije frotándole la espalda suavemente y le dediqué una sonrisa—vamos a ver a Audrey y a Clarie. Lo necesitan.

Beth sólo asintió y fuimos a la enfermería. En el camino me comencé a sentir mareada, nauseas, sentí como mis piernas se debilitaban. Oí los gritos de Beth, aunque no distinguí nada. Todo se torno oscuro, y caí.

Corre [SG #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora