Corre [SG #1]

8. Recuerdos

Abro mis ojos. Una luz cegadora bloquea mi vista, siento mis pupilas dilatándose. El olor penetrante del alcohol está inundando mis fosas nasales, que arden. Acostumbro mis ojos a la luz. Veo que estoy en una habitación completamente blanca. Me enderezo y me siento, pongo mis manos sobre el piso, está helado, muy limpio. Siento como mis sienes son jaladas hacía atrás, por una coleta bien hecha. Me incorporo, quedo de pie. Al parecer en la habitación no había ventanas ni puerta, sólo un escritorio color marrón con un folder.

—Debemos irnos, Leiah.

Sobresaltada, doy una media vuelta. Como a medio metro había un hombre muy alto, de piel blanca y cabello gris, con un traje completamente blanco. Jason. Ese era su nombre.

—Debemos irnos, las pruebas deben comenzar—volvió a decir. Asentí y caminé hacía la puerta, las pruebas debían de comenzar. "Todo es por bien de la humanidad. CRUEL es bueno" pensé. Veo negro y me caigo de nuevo.

Me transporto a una habitación, llena de máquinas, monitores y teclados, mucha tecnología. A mi lado había una mujer vestida de blanco, se veía más grande, y tenía el pelo rubio cenizo.

—Señora Paige... ¿qué es ese lugar?—pregunté. Mi voz sonaba más aguada, tenía como 14 o 15 años. Otro recuerdo.

—Ese lugar es el laberinto, pronto Ben y tú irán, pero el estará... separado de ti—dijo. Ben. Él era mi hermano. Un chico un poco mayor que yo, rubio oscuro, alto. Ya recordaba. El chico del laberinto. Tenía un hermano... y lo había visto morir, y no hice nada. Quería llorar profundamente pero por alguna razón no pude.

—Quiero ir ahí—dije tragando con dureza.

—De hecho, serás la primera chica en ir a las pruebas. Serás la líder.

—Yo no quiero ser la líder... quiero ser como ellos —señalé a un monitor. Mostraban 2 chicos dentro del laberinto. Uno era de piel bronceada, alto y con rasgos peculiares. El otro era rubio, más bajo que el que vi primero— quiero entrar ahí, quiero ver a Ben... quiero ser como ellos.

—Está bien, las variables se encargaran de eso. Ustedes estarán separados, en unos días lo verás, para despedirte... ya no se recordarán más.

Y con esas palabras todo se volvió negro. Sentí que me ahogaba. Daba bocanadas de aire, pero nada funcionaba, iba a morir. Desperté. Aparecí otra vez en una habitación blanca, igual que la anterior, pero estaba abrazada con mi hermano. El y yo estábamos sollozando.

—Ben, yo no quiero estar aquí... no quiero...—Hundía la cabeza en su pecho. No recordaba como era un abrazo.

—A veces la gente tiene que hacer sacrificios, esta vez somos nosotros—dijo el. Su voz estaba calmada, la última vez que la escuché eran más alaridos que palabras.

—Te extrañaré como no tienes idea—me aferré más a el. El hizo lo mismo, y sólo se limito a decir que él estaría bien, y esas cosas.

Una puerta se deslizó, y apareció Jason con el mismo traje.

—Ben, es hora de irse—se limitó a decir— despídete de tu hermana.

Comencé a llorar, el me abrazó y me susurró "Estaré bien, te quiero hermanita." Y se fue.

—¡No te vallas!—comencé a gritar. Sólo lloré más fuerte, y se fueron, dejándome sola, sin nadie en quien confiar.

—¡No te vallas!—grité. Desperté agitada. Vi las caras de las chicas sobresaltadas. Estaban Harriet, Sonya, Claire, Izzie, Chris y las med-jacks; Lynn y Sophie.

—¿Qué rayos tenías? Estuviste un día entero en coma, parecía que estabas soñando...—dijo Izzie.

—Recordé—me limité a decir. Comencé a llorar a mares, recordé lo de Ben, mi hermano. Había muerto. Claire corrió a abrazarme, ella era así—¡Tenía un hermano! ¡y lo vi morir! ¡no hice nada para impedirlo! ¡me quiero morir!—sinceramente, si quería.

—La corredora ha despertado. Regresen a sus labores, se queda Sonya y Claire —dijo Harriet fríamente. Las demás vieron la escena por última vez y se fueron. Yo seguía llorando, era horrible— Leiah, tranquilízate ¿qué recordaste?—dijo con un poco de... dulzura.

Les conté todo, con cada detalle, todo lo que vi, lo que sentí. También les conté lo que sucedió en el laberinto antes de que quedara inconciente. Ahora todo encajaba. Había dos grupos; uno de chicos y otro de chicas. Y un sólo laberinto; pero es tan extenso, que no podemos recorrer todo, a fin de que no veamos el otro grupo. De ahí vinieron los chicos que vi, uno era de mi recuerdo, el otro no lo había visto antes. De ahí vino Ben. De ahí lo desterraron. ¿Porqué? No lo sé, no me importaban quienes eran ellos, lo desterraron.