20. ¡Al ataque!

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Thomas y Minho se miraban como si supieran que iba a hacer, mientras que Claire y yo no sabíamos nada. Jamás había tenido tanto miedo. Claire estaba impaciente, así que fue atrás al parecer con Newt, Chriss, Izzie... todos. Yo me quedé sóla, hasta que ya no aguanté.

—¡Hey! ¿Nos van a sacar de aquí o como? —les pregunté a los dos.

—¡Estamos haciendo un plan! —exclamó Thomas.

—A menos de que tengas algo mejor pingaja—Minho me miró con recelo. Odio cuando se pone así.

—Es en serio —dije haciendo un puchero— ¡Vean como se están poniendo los demás! ¡tenemos que salir de aquí! ¡ahora, o nunca!

—Leiah, cálmate —dijo Minho poniendo sus manos sobre mis hombros— era una broma.

—Ya sabemos que hacer, vamos a salir. Tranquilizate —terminó Thomas. Era verdad lo que me decían, me estaba alterando demasiado. Sentía que si pasaba más tiempo aquí me volvería loca. No podía mantenerme quieta y las manos me sudaban.

—Lo siento —mumure sin mirar a los ojos a Minho, y este me soltó.

Ellos me explicaron su plan, que consistía en:

1. Se iban a formar dos grupos con los sobrevivientes, cada grupo con dos corredores.

2. Cada uno iba a atacar a un penitente como cuando fueron al claro. Habían comprobado que atacar en grupo funciona contra ellos gracias a su falta de coordinación.

3. Si sobrevivimos, y todo sale conforme a lo planeado, utilizamos la llave y salimos.

Sonaba tan fácil cuando ellos me lo explicaron. Lamé a Claire y le contaron también el plan. Puso cara de disgusto, pero aceptó. No le quedaba de otra.

Las líderes vinieron a preguntar que ibamos a hacer, y les dijeron todo, de nuevo. Estuvieron de acuerdo y empezaron a formar los grupos.

—¿Quién va con quién? —preguntó Thomas.

—Yo voy con Claire, como los viejos tiempos.

—Está bien, como los viejos tiempos —dijo Claire y asintió.

—Me tocó con este larcho entonces —dijo Minho, como si de verdad le cayera mal Thomas.

Los demás grupos ya estaban listos, Claire y yo nos fuimos por un lado, al parecer cada chico y chica estaban armados, aunque sea con algunos palos o pequeñas cuchillas parecidas sacadas de la cocina.

—Ya saben el plan, si sobrevivimos...

—Vamos a hacerlo —dijo Claire— vamos a darle, no sabrán que les pegó.

Nos lanzamos miradas con los demás, y era hora. Minho y Thomas salieron corriendo y vitoreando con su grupo, entonces nosotras salimos hechas furia y nos siguieron dos penitentes. El primer grupo agarró al de la derecha, entonces íbamos a la izquierda.

—¡Todos a la izquierda! —grité y empezó la acción.

El penitente no dudo el lanzarse a nosotros, saqué mi daga y me fui a la parte de atrás, comencé a darle estocadas, al parecer su cola tenía vida propia y se dió cuenta. Comenzó a moverse como si fuera una víbora. El penitente trataba de voltear atrás, pero varios estaban enfrente entreteniéndolo. Me empezaban a arder los brazos, ya no lograba dar estocadas, sólo me dedicaba a esquivar. En un momento volteé a ver a Claire, estaba peor: soltaba pequeños quejidos cada que se movía, quise ir a ayudarla.

Mala idea. La cola del penitente me logró golpear y salí disparada a golpearme en la cabeza con la pared. Lo siguiente que vi fue negro, en verdad me dolía la cabeza y se me cerraban los ojos.

—Todavía no es tu hora —susurraron en mi cabeza.

Abrí los ojos de golpe y un penitente estaba más debilitado del otro. Me levanté y corrí lo más rápido que pude, tomé impulso y salté al lomo del lacerador. Con mi daga empuñada, lanzé un grito que desgarró mi garganta e hice un corte a lo largo. Sus entrañas eran verdaderamente asquerosas, entre eso, había una especie de palanca. No dudé y la jalé, a lo que el penitente cayó, al parecer había muerto o apagado, no lo sabía.

—¡Leiah! —gritaban. Era Claire, que estaba en el suelo, de nuevo herida como la última vez. Corrí a donde estaba y la ayudé a que se parara.

—Quédate aquí y ni intentes moverte. Ayudaré al otro grupo —le dije y fui corriendo al otro grupo.

Me ardían las piernas, mis brazos y mi cara estaban llenos de arañazos. Me estaba sintiendo realmente mal.

—¡En su interior hay una palanca que los apaga! —les grité a los corredores— ¿Dónde está la llave?

—¡La tienen Beth y Chuck! —gritó una voz, era Teresa que se encontraba cerca de ellos. Corrí a ellos.

—¡Hay que abrir la puerta, en lo que los demás se encargan del penitente! —les dije. Ellos asintieron, y corrimos hasta la puerta, Chuck iba sacando la llave cuando Beth gritó, uno de los gritos como cuando vimos al penitente muerto.

—¡Chicas! ¡penitente! —gritó. Un penitente venía corriendo hacía acá. Al parecer, iban a estar llegando más si no saliamos.

Llegamos a la entrada, la llave estaba haciendo ruidos como me habían dicho. Entramos como una clase de tunel, un panel se desplegó, y una voz sonó diciendo Inserte código.

—¡Qué maldito código! —-decía Teresa mientras los demás iban acercandose. Minho me había algo de las secciones, tal vez era eso, yo no lo recordaba.

—¡Minho! ¿Cual es el orden de la secciones? —pregunté. El se hayaba luchando con el otro penitente con los demás, pero al parecer si oyó.

—Es 7, 1, 5...

Teresa comenzó a ingresar los números, mientras yo estaba abrazando a los chicos.

—¿Qué más? —gritaba Teresa desesperada.

—2, 6, 4... —gritaba Minho. Se habían logrado desocupar del penitente, todos llegaron corriendo, unos chicos venían cargando a Claire.

—¡Garlopo todavía falta!—le grité a Minho.

—¡Es 8, 3! ¡8, 3! —gritó Minho.

Teresa ingreso todo el código, una voz dijo "laberinto desactivado" el tunel se cerró. Todos estabamos apretados.

—¿Y ahora que hacemos?—preguntó una voz, no reconocí quién era. Y como por arte de magia, la puerta se abrió.

Una luz nos cegó a todos. La puerta daba a un pasillo bien iluminado, con paredes de cemento y tubos incrustados en la pared y el techo. Por las inscripciones en la pared, habíamos llegado a CRUEL.

Corre [SG #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora