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Por favor: Mientras lees todo el capítulo, me gustaría que escucharás está canción: Great Fairy Fountain [Piano Etude]. Sin más que decir, espero que os guste.
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¡MUZAN!-La espada que Akuma portaba, había sido impactada en la nuca de Muzan, en un intento fallido de cortarle la cabeza, cuando menos se lo esperaba, Muzan atacó de manera distinta. Atacó de un puñetazo directo al corazón.

-Agh-Expulsó sangre de su boca, y manchó la cara de Muzan, tiñendola de rojo, como el fuego.

-Adiós, Akuma-Muzan sonrió, y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció. Dejando a un chico pelinegro y de ojos amarillos en el suelo, desangrándose y deseando poder matar a Muzan.

7 MESES ANTES...

-¡Quinientas veces más!-Dijo un señor canoso, con una mascara que cubría su cara por completo.

-¡Si!- Akuma, aquel chico que por aquel entonces entrenaba para superar el examen de cazador de demonios, estaba blindando una katana, que le serviría de práctica para utilizar bien la Nichirinto.

-Si traes esta piedra al otro lado de el incendio, yo decidiré si participarás en el examen- Aquel hombre no tardó en irse del lugar, y dejar solo a Akuma, con la piedra que le había dado.

-¡Soy una llama! ¡Soy una llama! Soy... una ¡Llama!- Akuma decía aquello mientras esquivaba el fuego que había provocado q propósito.

-¡Yo soy el fuego! ¡Yo soy el valeroso fuego! ¡Yo soy el sol!- la Katana falsa que portaba, era la que sacudía el fuego dejando pasar a Akuma, gracias a sus pequeñas ráfagas de viento que lograba hacer al atacar.

-¡Mira! ¡Soy la lava! ¡Soy un volcán! ¡Soy el mismísimo sol!- Seguía avanzando por el frondoso incendio, ya tenía graves quemaduras, pero el, seguía avanzando, sin dejar atrás la piedra que su "mentor" le había dado.

-¡Le llevaré esta piedra al Señor Tijuro!- Resistía ante las chispas, y las fuertes ondas de calor que desprendía el fuego.

-¡Claro que lo haré! ¡Si que lo haré!- Respiró profundamente, y con el cuerpo descubierto por la parte de arriba, agarró fuertemente la piedra y comenzó a correr para salir de aquel incendio. Atravesó llamas, chispas, e incluso pequeñas cenizas.

-Yo... Soy una llama- Pocos metros después de salir de aquel infierno, literalmente, cayó de espaldas sobre la árida tierra, y, junto con la piedra, El viejo Tijuro lo llevó en brazos, a su pequeño hogar.

-Lo has conseguido muchacho- Tijuro estaba orgulloso de su discípulo. Sabía que lo sometía a muchas pruebas de riesgo, algunas veces incluso, pudo presenciar que Akuma dejaba de respirar. Pero aquello, no lo frenó en ningún momento del entrenamiento.

Tijuro, no tardó mucho en llegar a su cálido hogar, dejó en manos de su mujer a Akuma, que en ese momento estaba siendo tratado por la misma.

-Querido, deberías forzarlo menos, el pobre ya está agotado, mira como lo ha dejado tu técnica- Rinma, la mujer de Tijuro, no quería ver a Akuma de esa forma, casi siempre que volvían de un entrenamiento tenía que curarlo, y a sus 68 años de edad,eso podía tener secuelas.

-El se excede demasiado, yo no le pido que agote sus fuerzas en una mísera huida.- Tijuro, tenía gran parte de la razón.  Akuma aprovechaba cada momento en el que podía utilizar todas sus fuerzas y eso, perjudicaba su salud y cuerpo.

- Que sea la última vez que vuelve así, me da igual si tienes que dejarlo descansar 15 minutos, tampoco te molestará- La mujer le estaba dando un  escarmiento a su marido, ya era probablemente mayor, como para no darse cuenta de que le hacía daño.

- De todas formas, tiene mi permiso para poder ir al examen de cazador de demonios- Lo dijo confiado y con mucha elegancia, tenía esperanzas en Akuma.

- Mira, ya despierta- Rinma, sonreía ante la mirada confusa de Akuma. Dejó las vendas a un lado, y acarició el cabello negro de Akuma.

- ¿Lo he conseguido? ¿L-la piedra, está bien? ¿Señor Tijuro?- Akuma estaba confuso, y con ayuda de sus escasas fuerzas, se levantó de la cama en la que estaba acostado.

-Akuma, descansa, dentro de poco será el examen de cazador, has de estar preparado para el momento.- Rinma, sin dejar de sonreír, dulcemente, le acarició la mejilla.

- Tiene razón señora Rinma.- En una reverencia, volvió a tumbarse en la cama y sonrió ante la amabilidad de Rinma.

- Déjanos solos un momento querida.-El señor Tijuro, esperó a que Rinma abandonara la habitación, y cerró la puerta.

- Señor Tijuro...- Está vez, la mirada de Akuma era sería. Y en ningún momento, bajó la guardia. No lo hacía por qué normalmente, El señor Tijuro le daba alguna que otra colleja después del entrenamiento.

- Hijo, dentro de unos días es la prueba de el examen. Deberás estar preparado. Se que  normalmente he estado mucho detrás tuyo, pero, lo hacía por tu bien, no quiero que mueras en el intento de acabar con un demonio. ¿Entiendes?- Tijuro, estaba serio al igual que Akuma, que en esos momentos prestaba atención a lo que su mentor decía.

- Y... Recuerda, no debes morir... ¿Esta bien?- Tijuro estaba melancólico, tal vez por qué a lo mejor, había mostrado cariño ante Akuma.

- Si, le prometo que volveré con vida, y volveremos a hablar sobre las Nichirinto con la señora Rinma. -Akuma mostró una pequeña sonrisa a Tijuro-

Rinma preparó una cena inolvidable, estaba riquísima, comieron pasta, sopa, pescado, era un manjar exquisito, y en ningún momento dejaron de mostrar sonrisas y agradables miradas. Uno de los mejores momentos de su vida, Akuma, estaba muy feliz, la señora Rinma era la mejor cocinera del mundo y el Señor Tijuro, era el mejor mentor que podía existir.

¡Sayonara!







𝑴𝒂𝒔 𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora