VI (2)

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(Gentle hands- Sauke Kilaite)

—¡Akuma! ¡No puedes estar durmiendo tanto rato!— Al pájaro ya no le quedaban esperanzas, pero no abandonaría al cazador, ya que sería un tipo de incumplimiento, y no querría acabar dentro de una jaula esperando a que lo fusilaran para comérselo.

El pájaro decidió seguir dándole picotazos, puesto que, como ya había dicho, no dejaría a Akuma tirado en el suelo, y menos si estaba inconsciente. Durante los próximos 5 minutos, el cuervo no dejaba de repeitir y gritar mientras le daba picotazos, que se despertara. El tiempo transcurrió, y en medio de aquel camino arenoso, rodeado de árboles gigantes y bosques frondosos, estaba siendo acechado por alguien. Alguien que no tardó en dejarse ver, a unos metros frente a Akuma y con unas inmensas ganas de masticar aquella carne sabrosa que estaba apunto de comerse. El pájaro, al verlo cundió en pánico y se quedó quieto, mirando al demonio de tez pálida con ojos negros, completamente negros, te perdías en aquella oscuridad profunda solo con mirarlo. Y su pelo canoso y corto, provocaba respeto. Era alto, alcanzaba perfectamente el metro ochenta y eso, lo hacía más imponente de lo que era.

—A-akuma... D-despierta, rápido.— El pájaro temblaba del miedo, no era una aparición amistosa, el demonio venía con ganas de matar a alguien y eso se veía a leguas.

No hubo respuesta por parte de Akuma, y al parecer tampoco la había por parte del demonio.

Akuma, por favor...— El pájaro derramaba lágrimas, sus mejillas eran un mar, y sus lágrimas, olas que lo surcaban lentamente.

—No creo que despierte, por algo he venido, he olido la muerte desde muy lejos.— Habló el demonio por primera vez, sin moverse ni reaccionar bruscamente lo único que se movía, era su kimono completamente negro, por culpa de la brisa. De hecho, su voz no era ni aguda, ni muy grave, un simple entermedio entre las dos.

—h-hng~—El pájaro dió un estrago, de nuevo temblando, y sin poder hablar al respecto. Aquel demonio imponía mucho.

—Tranquilo, no tengo intención de comerme al chico, he venido a ayudarlo— ¿El pájaro había escuchado bien? ¿Ayudarlo?.

—¿Q-que has dicho?— Preguntó el pájaro confundido, ¿Había escuchado mal?.

—He dicho— Se acercó más a ellos por si las moscas— Que he venido a ayudar al muchacho.—Se agachó un poco, y dió leves palmadas en la cabeza del cuervo.

—No, los demonios no ayudan ¿Vas a traicionar a tu superior?— El pájaro todavía estaba que no se lo creéia, para nada imaginaria que un demonio pudiese ayudar a un ser humano. Su presa.

—Cuervo, de un momento a otro has perdido el miedo, y estas intentando elevarte a mi nivel. No recomiendo que lo hagas.— Lo miró seriamente, quieras o no, el demonio tenía razón.

—S-si, lo siento.— Acató su orden y se alejó un poco por si pudiera pasar algo.

—Lo has conseguido...— Recitó el demonio entrecerrando los ojos como si estuviera orgulloso de aquel muchacho que acababa de conocer. Bastaron segundos para darse cuenta de que el demonio acariciaba el pelo de Akuma, de manera calmada y tierna.

—¿Hm?—El cuervo estaba impresionado, nunca había visto a un demonio acariciar a alguien, ni mucho menos.

—Despierta, tienes que cumplir tu promesa— La mano que acariciaba el pelo de Akuma, brillaba y de ella, comenzaron a salir pequeñas partículas amarillas, que rodeaban el cuerpo del muchacho.

Akuma tardó varios minutos en despertar, pero cuando lo hizo, el demonio sonrió puramente, levantándose y alejándose sin decir ni una sola palabra, el cuervo lo único que hizo fué acercarse a Akuma que se equilibraba con ayuda de su Nichirinto.

—¿Q-que ha pasado?—Preguntó reubicandose en el mundo.

—¿¡Que que ha pasado?! ¡Has estado inconsciente durante un buen rato, y he intentado despertarte! ¡Encima casi me come un demonio! ¿¡Te lo puedes creer?! ¡Me debes ocho premios de caramelo, del patrón! ¿¡Me oyes!?— Refunfuñó y refunfuñó hasta quedarse sin aire. Y volver a suspirar desahogado.

—Y... ¿Donde está el demonio?— Guardó la Nichirinto en su funda y estiró sus brazos mientras bostezaba.

—El demonio ha resultado ser bueno, y ha venido a despertarte.— Dijo esta vez serio y más calmado.

—¿Que ha hecho que?— 

—Lo que oyes, ha sido más cordial que tú y solo lo he visto durante unos segundos. Fíjate si llegas a ser inútil.— Exhaló el pájaro desesperado.

—No pienso hablar contigo durante todo el camino, ya estoy harto de que me grites al oído sin sentido y me insultes cada dos por tres. Te darían el premio al peor cuervo si esto fuera un concurso.—Dijo cansado ya de el cuervo, mientras aceleraba su paso a pequeñas proporciones.

—¡Me parece un buen plan para un perdedor como tú! Ya podrían haberme puesto con Tanjiro y no con algo tan pesado— El cuervo se quejó por última vez, y alzó el vuelo guiando a Akuma por el camino debido. Sin hablarle claro está.

𝑴𝒂𝒔 𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora