IV

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(Canción recomendada: My Mother And My Father-Lorenzo Ferrara)

-Segunda postura: Incendio forestal- Akuma, dijo aquello con una mirada seria, y fria, no presentaba ningún sentimiento, ni tampoco una emoción.

-¿Que dices?- El demonio, acabó alejándose de Akuma, que en esos momentos, estaba siendo rodeado por unas llamas que producían un calor inmenso.

Akuma, de nuevo, estaba enfadado, ya no era tristeza lo que invadía su cuerpo. Lo único que deseaba, era volver a casa, comer con Tijuro y la señora Rinma. Pero... si lo que el demonio decía, era verdad... Nada de eso podría cumplirse.

-Por extraña razón, quiero destruirte de la forma mas letal posible... a lo mejor incluso, te arrepientes de lo que has hecho.-Dijo Akuma, con una voz seria.

-Idiota, a caso crees... ¿Qué puedes matar a alguien tan poderoso como yo?- El demonio, dio un salto de varios metros de altura, alzando una mano, en dirección a la cabeza de Akuma-

-Adiós.- Akuma, pronunció. Las llamas que lo rodeaban, habían embuelto por completo su cuerpo y en un instante el demonio desapareció. Más bien, se chamuscó entero-

-C-como... Alguien como tú... Tan imbécil... Puede vencerme a mí- El demonio estaba muy enfadado, su cabeza ya no era parte de su cuerpo, y se encontraba enfrente de Akuma, que la miraba de manera repugnante-

Akuma, por extraño que parezca no dejó de mirar la cabeza de el demonio. Por alguna razón, le parecía triste que muriera de esa forma, así que valiente de sus actos, y sabiendo lo que hacía. Le propuso un deseo.

-¿Cuál es tu último deseo?- Si, realmente lo hizo de manera tranquila, agachándose para acercarse más a la cabeza de el demonio-

-¿Q-que?- El demonio estaba confundido a penas le quedaban segundos de vida-

-¿Cuál es tu último deseo?- Volvió a repetir, no iba a enrollarse mucho, era un cazador y estaba en un examen, tendría que aprobarlo si quería de verdad ser algo en su ámbito-

-Quiero...- El demonio, sabía que le quedaban pocos segundos de vida, así que sin rodeos, acepto al petición de el "cazador"-

-Quiero volver a abrazar... A alguien...- Pronunció de manera triste, y apunto de llorar. El demonio tenía un pasado. Como todas las personas.-

Akuma, sin decir nada, se acercó al cuerpo de el demonio que se encontraba a unos metros de el. Y sin rodeos alzó el cuerpo. Abrazándolo con ambos brazos, intentando hacer feliz, al menos por unos segundos, a aquel demonio.

-(¿Quién es ese chico? ¿Por qué me abraza? El es... El es bondadoso... ¿Por qué? He matado... He matado a su familia... ¿Por qué alguien así, merece morir?)- Eso pensó el demonio, antes de desintegrarse por completo junto a su cuerpo, que era abrazado hasta el último momento por Akuma-

No tardó en seguir con su camino, el examen ya casi terminaba, y el, debería llegar al final antes de que anocheciera.

-Si veo que ni Rinma ni Tijuro están vivos... juro que mataré a todos los que me encuentre por el camino-Dijo el alto chico, mientras caminaba por el camino correcto-

2 Horas después.

-Bienvenidos otra vez- Dijeron al unísono dos chicas muy pequeñas que se encontraban frente a varios chicos y una chica-

-¡Estas vivo!- El pelirrojo chico llamado Tanjiro, se mostró alegre, al dirigir la palabra a Akuma, Akuma sin embargo, no dijo ni hizo nada, estaba mirando el suelo de manera relajada y con los brazos cruzados-

-¿Akuma?-Tanjiro estaba preocupado, en tan solo unos segundos pudo ver como Akuma realmente era feliz, no entendía el por que esa actitud-

-Ahora, escogeréis el mineral del que queráis que sea vuestra Nichirin- Una de las chicas, destapo el mantel que cubría unas piedras-

Akuma, avanzó el primero y analizó cada uno de los minerales, hasta llegar a coger el central, que no resaltaba para nada, el no sabía lo que hacía, solo pensaba en su familia y en volver a casa, para tomar algún té, o simplemente ver los cuerpos de Rinma y Tijuro, para enterrarlos en algún lugar, como se merecen.

Y así lo hizo, ni tan solo miró a Tanjiro, que todavía lo miraba de manera confundida. Simplemente volvió a casa, para demostrar que realmente habían muerto. Fueron días hasta llegar a su pequeña casa. Y cuando llegó, efectivamente, vio los cuerpos de Rinma y Tijuro en el suelo, sin corazón, y sin pies.

-Tijuro... Rinma...- Decía mientras excavaba dos huecos de metro ochenta y setenta, en la orilla de su casa- Habéis sido... los mejores padres que he tenido...- Si, estaba llorando, no dejaba escapar sollozos, pero si desprendía lagrimas-

Cuando terminó los cubículos, agarró con delicadeza los cuerpos, y los dejó reposar en esas dos tumbas. Cuando lo hizo, terminó decorando cada una. La de Rinma, fue tapada con unas flores rojas, y la de Tijuro, acabó siendo tapada con unas hojas y un par de trozos de madera chamuscados.


𝑴𝒂𝒔 𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora