IX

156 30 9
                                    

Akuma no se despertó hasta que pasaron unos días, estaba en la finca de Sanemi, cuyo nombre decía quien era el responsable de que el, realmente estuviera en cama, inconsciente y respirando costosamente

-¿¡Vasa a levantarte ya?!-Sanemi estaba ansioso por verlo despertar y no cargar con su muerte.-¡Tienes una misión junto a Tanjiro, el jabalí y el cabeza fregona!-Era cierto, apenas quedaba un día para que eso pasara.

Akuma tenía que admitir que si lo escuchaba, pero su cuerpo no podía reaccionar, y eso dificultaba la expresión que podía llegar a tener.

-Tendré que avisar al patrón...-Suspiró disgustado, levantándose de la silla en la que admiraba a Akuma.

Sanemi así lo hizo, salió de su finca y un tiempo después de caminar por horas, llegó a la finca del patrón, así avisándolo de que Akuma no podría ayudarlos en su próxima misión.

-Déjalo descansar... lo mínimo que puedes hacer es cuidarlo, has sido tu el culpable de que se encuentre en cama ahora mismo...- Asimiló el patrón, sin vacilar en ningún momento.

-Tsk... a sus ordenes...

-¿De que habláis?-Preguntó Rengoku, quien se preparaba para iniciar su misión.

-Hablábamos de...¡Akuma!-Gritó al verlo junto a Rengoku, asimilaba que estaba en buen estado.

-¿De Akuma? Me lo he encontrado por el camino, dice que tiene que cumplir una misión junto a mi.-Dijo Rengoku, con su icónica sonrisa.

-Pero si apenas ha reposado ¡¿Estas loco Rengoku?!-Dijo Sanemi intentando convencerlo de que no vaya.

-Mira quien lo dice... El mismo que provocó mis heridas hace unos días...-Desvió la mirada de mala manera, y chasqueó la lengua.

-¿¡Que?! ¿¡Como te atreves a replicarme a mí?! ¡Te recuerdo que soy tu superior!-Sanemi poco a poco, iba acercándose a Akuma, frunciendo el ceño, dispuesto a pegarle de nuevo.

-¿¡Y eso que importa?! ¡ERES UN PILAR IDIOTA, NO SIRVES PARA NADA! ¡SOLO PARA QUEJARTE Y PEGAR A LOS DEMÁS DESTRUYENDO SUS MALDITOS SUEÑOS!-Chilló a todo pulmón, llevándose una mirada asesina de parte de Sanemi.

-C-como te atreves a alzarle la voz a un pilar... ¡Ingendruo!-Aceleró su paso, corriendo hacia Akuma, y impulsandose a escasos metros del mismo. Preparándose para desenfundar su Katana y atacar.

-Basta.-Rengoku inmovilizó el brazo de Sanemi, y lo apretó con fuerza para que nadie saliera lastimado.

-¡No te metas en esto Rengoku!-Sanemi intentaba zafarse del agarre, con escasas esperanzas. Akuma simplemente miraba a Rengoku con admiración.

-¿Entiendes que ha de venir conmigo a una misión? No quiero que llegue lastimado por tu culpa, y menos frente al patrón que lo está viendo todo...-Un pequeño empuje, bastó para que Sanemi se cayera al suelo de espaldas, y dejase de actuar como un niño pequeño.

-Akuma, vayamos al tren.-Dijo con aires de confianza y justicia.

-¡S-si!-Dijo con la mano pegada a la frente, como si fuera un saludo militar.

Rengoku y Akuma, se dirigieron al tren, por el camino se encontraron a Shinobu, que simplemente les deseó buena suerte. Era extraño, pero No hablaron de nada por el camino. Cuando llegaron al destino, se sentaron los dos en el mismo par de sillones. Hubo un silencio incómodo, pero alguien decidió romperlo.

-Joven Akuma-Dijo con voz calmada.

-¿Si?-En un pequeño sobresalto, preguntó, mirándolo.

-¿Tienes hambre?-Sonrió Rengoku, que tenía mucha hambre, de hecho.

-N-no mucha-Miró extrañado al pilar por la pregunta, justo cuando sus tripas resonaron. Dejando caer una gota de sudor por su mejilla-B-bueno, retiro lo dicho-.

Rengoku esperó a que atención al cliente se presentara por su vagón, fue un tiempo largo, pero era normal, el tren estaba lleno.

-¡Aquí!-Levantó la mano con entusiasmo.

-¿Que le pasa señor?-Preguntó el señor que recibía a los pasajeros, con una sonrisa cordial.

-10 cajas de comida, por favor.- Dijo alzando diez dedos, para hacer entender mejor lo que de verdad quería.

-M-marchando-Sonrió nerviosamente.

La comida tardó en llegar media hora, pero estaba claro que valdría la pena.

-Aqui tienes.- Dividió las cajas amontonadas, y las apiló en grupos de cinco, dejándole una parte, a Akuma.

-Pero... D-deberias haber dicho que necesitabas dinero. ¡No es justo que me lo pagues tú!-Refunfuñó, en una mueca de enfado, pues no le gustaba ser descortés, y menos con un pilar.

-Venga hombre, seguro que podrás pagarmelo cuando acabemos la misión.-Sonrió por los gestos que hacía el contrario.

-Si tú lo dices...-Sin más, abrió una de las cajas y empezó a comer, sin prisa.

-¡Buenísimo!- Exclamó El pilar de la llama.

-Si, es cierto.-Admiró el plato que le hicieron.

-¡Delicioso!-Exclamó de nuevo el pilar.

-Si, está todo muy bueno.- Sonrió confirmándolo.

-¡Espléndido!-Akuma ya empezaba a extrañarse sobre su actitud.

-S-si... Está muy bueno...-Sonrió está vez nerviosamente.

-¡Exquisito!-

-¡Increíble!-

-¡Riquísimo!- Akuma decidió seguirle el juego.

-¡Perfectamente!-

-¡Delicioso!-Decían al unísono.

-¡Exquisito!-

Casi todos los platos se llevaban esos halagos, incluso llegaban a reír a veces, por el contagio.

-¡Rengoku-san!-Abrió la puerta un pelirrojo.

-¿Es Tanjiro?-Preguntó dándose la vuelta para ver quién era.

-¡Akuma!-Sonrió Tanjiro al verlo Después de tanto tiempo.

-Tanjiro...-Susurró.

Se saludaron hasta que lograron comerse todos los platos, Akuma se cambió de asiento y miró a Rengoku, que lo miraba fijamente, simplemente le dedicó una sonrisa, y el hizo lo mismo. Hasta que Tanjiro le preguntó algo sobre su respiración de "fuego".

-El... Es muy amable...- Susurró sin que nadie se enterará.

𝑴𝒂𝒔 𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora