XVI

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En una perspectiva nocturna, tenemos a un Akuma, sentado en el borde de su cama, en la misma habitación que Tanjiro, Zenitsu, y Inosuke. Akuma por un lado, sostenía la carta de Rengoku, sin abrir.

Oye Akuma... ¿Vas a estar mucho tiempo despierto?—Preguntó Zenitsu, bostezando y lagrimeando por el sueño.

—No, tranquilo, solo pienso estar así hasta lograr leer el contenido de esta carta—No lo miró cuando respondió, pues su mirada se centraba en la carta.

—Pues... Por favor, que no sea mucho tiempo.—Aclaró Zenitsu, tumbandose en su propia cama y acostando la cabeza en la almohada.

Akuma no sabía si abrir la carta, no tenía el valor suficiente de hacerlo. Pero sabía que tarde o temprano tendría que leerla. La perdida de Rengoku todavía le afectaba, y mucho. Aún así, logro recordar una conversación que mantuvo con Tijuro en su momento.

—Cuando, alguien pierde el valor a hacer las cosas... No tiene derecho a seguir caminando. Y si eso ocurre, solo piensa en lo que podrías causar.—Dijo Tijuro, antes de dar un sorbo al té que le había preparado Akuma en su momento.

—¿En lo que podría causar? ¿Seguir caminando?—Se preguntó haciendo varias pausas entre frase y frase.—Lo siento, pero no te entiendo.— Agachó la cabeza confundido.

—Si, sé que eres algo inútil, pero por eso te estoy entrenando. Ya lo entenderás cuando seas un poco más mayor.— Acarició el pelo de Akuma, pero no por mucho tiempo, ya que había recibido un golpe de parte de su amada.

—¡No vuelvas a llamarlo así! Aquí el único inútil eres tú.—Gritó Rinma que lo había escuchado todo. Para así defender a Akuma.

—Mujer... Que solo le estaba diciendo la verdad.—Susurró, rascándose el chichón que le había dejado en la cabeza.

—¡Pues ahórrate esas bobadas!—Dijo volviendo a la cocina, en la que preparaba la cena.

—Si que tiene razón tu amada. Eres terco.—Saltó en su propia defensa Akuma, alzando el dedo índice y con un rostro comprensivo, como si le estuviese dando una lección.

—¡Mañana recibirás un entrenamiento más duro que el de hoy!— Dió un largo sorbo al té, y cuando terminó con el, lo dejó encima de la cabeza de Akuma, bruscamente.

—Pero no seas tan amargado...—Susurró sin que se enterase el mayor, para no recibir otro pequeño golpe de escarmiento.

—¿¡Sigues insinuando cosas?!—Esta vez se levantó, y inició una dura conversación, que le serviría para toda la vida.

Era de esperarse, siempre acababan "enfadados" pero también se pedían perdón al día siguiente. Y acababan en las buenas. Era lo que más echaba de menos de Tijuro.

La abriré...—Dijo dando un suspiro, y abriendo el sobre, algo desgastado y con un sello de un símbolo flameante.

(Hear our prayer - Compositor Japonés)

—De Rengoku Kyojuro Para Akuma:

Querido Akuma, siento que mi muerte te haya llevado hasta a mí, de esta forma. No sabía que iba a morir, pero estaba claro que esta carta está dedicada a ti, y solamente a ti.

Es imposible que vuelvas a verme, o a simplemente olerme, ni tan solo oirás noticia de mi.
Puede que haya investigado un poco sobre tu respiración, y es la misma que la mía y la de mis antepasados.

Lo he hecho sin tan si quiera consultarte, y sé que es algo tenebroso de mi parte pero en ningún momento he querido intimidarte, tampoco quiero que pienses que soy un acosador.

Voy a ir al grano.

Sé que tendrás dificultades por el camino, y que tu Nichirinto te complicará las cosas. Por eso mismo, yo, el pilar de la llama, deseo que visites mi finca, y conozcas a mi padre.

Puede que al principio se niegue, pero se terco con el, y háblale de tu respiración y de Tijuro, tú abuelo.

Ahora, simplemente, te deseo lo mejor y cual sea la circunstancia en la que haya muerto, no quiero que pienses que ha sido tu culpa.

Akuma, giró la carta, pues detrás también había contenido, y parecía ser más íntimo.

¿Sabes? Es raro que un muerto se confiese pero creo que con solo mirarte me ha bastado para saber qué puedes reemplazar mi lugar como pilar

Tú inspiración, valentía, y valor, hacen de ti, un muy buen cazador

Entregale esta carta a mi padre, y pídele que te entrene, así, podrás ser un pilar, incluso mejor que yo.

Esta carta está siendo muy larga pero lo prefiero así.

Dale un beso en la frente a mí hermano de mi parte, y si puede ser. Dile que su hermano está orgulloso de el, y que si no está seguro de ser un cazador, que no lo sea, su hermano siempre, lo apoyará en todo, sea desde el cielo, o desde cualquier lugar.

–Rengoku Kyojuro–

La carta empezó a ser humedecida por algunas lágrimas que Akuma desprendió al leerla. Que alguien tan amable, apuesto, valioso, y seguro de sí mismo muriese de aquella forma, le parecía muy triste. Y más si se trataba 'De el'.

Con lágrimas en el rostro y un corazón "roto", dejó la carta sobre la pequeña mesa que se ubicaba a escasos centímetros de la cama. Para ser objetivos, la dejó dentro de un cajón.

Sopló la única vela que mantenía la luz en la habitación, y se acostó en la cama, apoyando la cabeza en la ya no tan cómoda almohada.  Llorando en silencio, y echándose de nuevo la culpa.

𝑴𝒂𝒔 𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora