Déjà vu

Capítulo 9: Adora

    De nuevo, mi alma es más grande que mi cuerpo. No obstante, esta vez hay algo más. Algo que me llama, que me atrae. Algo que se adhiere a mi ser y suplica que vaya hasta a él. Un objeto brilla junto al portal. Un objeto claro, fuerte y poderoso. Un objeto que se me plantea como parte de mí, como si de mi propio corazón se tratara.
- La espada -susurra Catra, a mis espaldas.
    La observo, dando un paso hacia delante, buscándola. Necesito llegar hasta ella. Necesito... Un escalofrío paraliza cada uno de mis músculos. La mano de Catra sostiene la mía. Y entonces me doy cuenta de que todo vuelve a empezar. Me hallo entre ella y la espada. Entre lo que quiero, y lo que debo. Entre el corazón y la lógica. Entre Adora y She-Ra. Y sé que debo escoger.
     Mis ojos se inundan en lágrimas. Siento su mano fría, envolviendo la mía. Es lo único que recordaba al llegar aquí... la frialdad de sus manos.
- ¿Lo recuerdas todo, verdad? -advierte.
    Asiento, sin mirarla. Mis ojos prosiguen posados en la distancia. Descansando sobre aquella espada que un día me dio un nombre y me mostró una desgarradora verdad. Justo como está haciendo ahora. Me siento atrapada en un infinito Déjà Vu sin una puerta de salida. O quizá sí la haya... por mucho que me destroce.
- Ya elegiste una vez -siento cómo su voz se quiebra, rompiéndome en un millón de pedazos-. Y no fue a mí.
    Su mano se aferra a la mía. Mi corazón grita, agoniza. La quiero. La quiero a ella. Pero siempre fui incapaz de elegirme a mí antes que a mi deber.
- Sé que debes hacerlo -prosigue, tomando aire en un insoportable gimoteo.
    No puedo verla así. Por ello, no la miro. No desvío mis ojos celestes de la espada. Esa estúpida espada. Mas, aunque no la mire, sí que la siento. La siento en el pecho, atravesándome como una flecha y causándome una herida que jamás será capaz de sanar.
- Pero no puedes pedirme que lo comprenda -solloza-. No puedes pedírmelo porque yo te escogería a ti una y mil veces -su mano encierra aún más la mía-. Así que sabes que tengo que decírtelo... Me lo prometiste, Adora...
     Me rompo. Creí estar en ruinas, pero lo cierto es que nunca fui lo bastante sólida como para mantenerme en pie. Siempre he sido un montón de cimientos sobre los que nunca pude construir nada, ya que todo lo que quise crear comenzaba con tenerla a ella. Llevo toda mi vida oyéndolo. Fui criada expresamente para cumplir con mi deber... Por encima de todo. Por encima de mí. Así que, siento cómo mi alma se apaga de golpe, y mi corazón se deshace cuando Catra dice:
- Quédate.
    Y yo respondo:
- No puedo.