Cuando me despierto, no desvío mi mirada de ella ni por un segundo. Ya lo recuerdo. Mis vivencias de esta realidad se entremezclan con las de Etheria, pero, generalmente, lo recuerdo. ¿Por qué tiré de esa palanca? ¿Tanto deseaba ganar? Pero si la amo. Siempre la he amado. ¿Por qué hice todas esas cosas?
"Porque te abandonó" dice una voz en mi cabeza.
Suspiro.
"Yo tampoco me fui con ella" me respondo a mí misma.
Y lo cierto es que no sé por qué no lo hice. Desde pequeñas nos dijeron qué hacer, cuál era nuestro destino y cuáles debían ser nuestros sueños... Y el mío era ser Capitana de Las Fuerzas. La observo. Adora se da media vuelta, colocando su rostro a escasos centímetros del mío. Su brazo derecho me envuelve, acercándome más a su cuerpo. Y eso hago. Estamos tan cerca... Y aún así querría salvar aún más esa distancia intangible que nos separa.
"¿De verdad ese era mi sueño?"
Suspiro. Su piel cálida me invita a quedarme para siempre a su lado, como si necesitara embriagarme con su aroma durante el resto de mi vida.
- Esto es lo que yo quería -susurro.
Pero nadie me oye. Adora sigue dormida. Está preciosa hasta cuando duerme. Resbalo mis dedos sobre su rostro, dibujando una fugaz caricia. Mis ojos vuelven a inundarse en lágrimas. Pero, ¿qué me pasa? Reúno fuerzas para cesar ese llanto antes de que ella despierte. Odio que me vean llorar. Aunque ella ya me ha visto hacerlo varias veces. Consigo recomponerme una vez aprecio cómo abre perezosamente sus ojos.
- Buenos días... por la tarde -murmuro.
La contemplo bostezar, y sonrío. Adora estira sus brazos, desperezándose, lo cual me dibuja una sonrisa aún mayor.
- ¿No hay beso de buenos días? -ríe.
Mis mejillas se encienden levemente a pesar de adoptar una expresión burlona.
- Son las seis de la tarde -puntúo.
- Oh -adopta una mirada suplicante que bien podría identificarse con la de un cachorrillo- ¿Entonces no hay beso?
Río. Sus ojos azules parecen sonreír ante mi carcajada. Cierto cosquilleo me invade al sentir su mirada sobre mí. Nunca nadie me ha mirado así antes, solo ella. Adora es una persona capaz de decir "te quiero" con la mirada. Pero a mí... a mí me dice otra cosa.
- Te amo -murmura, con dulzura.
"Exacto" pienso.
Su mano derecha se posa sobre mi mejilla. Abro la boca, pero no respondo. No puedo responderle a eso. No después de todo lo que le he hecho.
"Pero ella te abandonó" me repito.
Quizá esta realidad sea nuestro salvavidas. Aquí ambas nos criamos juntas en un orfanato. Ella consiguió una beca para esta universidad, y yo... Yo no conseguí nada, pero por ella podría conseguirlo. Scorpia podría ayudarme a encontrar trabajo o...
- ¿Estás bien? -irrumpe en mis pensamientos- Te veo distraída. Si te estoy agobiando o algo, yo...
Adora hace ademán de alejar su mano, la cual aún descansa sobre mi rostro, mas se lo impido colocando la mía sobre ésta.
- No, no -le interrumpo-. Yo solo... -sacudo la cabeza levemente- ¿Y por qué no me besas tú? -le reto, esbozando media sonrisa a la par que aparto todas esas ideas de mi cabeza.
La expresión de Adora se torna en una burlona y sonriente. Está... feliz. Esa idea me amenaza con dejar escapar unas lágrimas de nuevo, mas las contengo.
- ¡Tú te lo has buscado! -exclama, colocándose sobre mí y dedicándome unas traicioneras cosquillas.
Estallo en carcajadas entre numerosos "¡Adora, para!", mientras que ella no cesa en su ataque. Siento un leve pero intenso dolor en el brazo, quizá a causa del accidente. No obstante, lo ignoro. Adora se detiene al contemplarlo.
- Catra, tienes el hombro morado -se preocupa, destapándolo suavemente con la sábana.
- Estoy bien -aseguro.
Pero cuando sus labios se posan levemente sobre mis heridas, algo se deshace dentro de mí. Y, antes de estallar de nuevo en unas incontrolables lágrimas, la beso. Y ella me besa a mí. Me pregunto si ella sentirá lo mismo que yo siento al besarla. Sus labios son cálidos, al igual que sus manos, las cuales sostienen mi rostro con suma delicadeza. Y entonces algo sucede. Sus manos crecen, al igual que su cuerpo sobre el mío. Abro los ojos, mas solo soy capaz de apreciar un intenso brillo dorado durante unos segundos. El crujido del somier cediendo ante nuestro peso consigue sobresaltarme.
- ¡¿Pero, qué...?! -exclama.
Y todo se detiene. Y, para cuando queremos darnos cuenta, nos hallamos sobre una cama rota, intercambiando miradas desconcertadas.
"¿No será...?" me digo.
No. En esta realidad no hay magia, no existe. Quizá haya sido un mero reflejo de la persona que un día fue, en aquella otra realidad. She-Ra no existe aquí. Es imposible.
- ¿Cómo vamos a explicar esto? -me observa, colocando la palma de su mano sobre la parte trasera de su cabeza.
- Ya se nos ocurrirá algo -aseguro.
Sin embargo, una vez nos vestimos, cuando Glimmer hace acto de presencia en la habitación, simplemente nos limitamos a encogernos de hombros ante la escena, encendiendo nuestras mejillas cuando ésta pregunta, irritada:
- ¡¿Pero, qué ha pasado?!
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Déjà vu
FanfictionTras cruzar el portal en la Cámara del Granate Oscuro, todos los habitantes de Etheria son arrastrados a otra realidad. Catra y Adora deben enfrentarse a nuevos recuerdos, nuevas ideas... Una nueva vida. Pero, ¿es esto real o una mera ilusión?