Capítulo 1: Adora

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Rayos de sol se cuelan por mi ventana. Glimmer ha debido de dejarla abierta cuando... Sacudo la cabeza. No recuerdo nada de la pasada noche. Cierro los ojos con fuerza en un vano intento de concentrarme, para abrirlos de golpe al percatarme de que sencillamente no me acuerdo de nada. No recuerdo qué hice ayer, anteayer o la semana pasada. Sólo dispongo del vago recuerdo de unas manos frías que me proporcionan una sensación cálida. ¿Tiene eso algún tipo de sentido?
- ¡Buenos días! -estalla Glimmer tras, aparentemente, haberse tomado tres batidos- ¿Hoy no entrenas?
¿Entrenar? Una imagen de mi figura destrozando un robot que simula ser una princesa recorre mi mente. "¿Qué?" me digo.
- ¡¿Que si hoy no entras?! ¿Qué te pasa hoy, Adora?
Dejo escapar un leve quejido. Ni si quiera me he levantado de la cama, ¿a qué viene tanta energía?
- He desayunado con Bow -prosigue-. Me he tomado...
- ¿Tres o cuatro batidos? -adivino.
- ¿Cómo lo sabes? -ríe.
- Porque esa energía la has tenido que sacar de algún lado, y algo me dice que es de batidos de fresa y chocolate blanco -sonrío.
- Me conoces demasiado bien... -reconoce- Ahora... ¡despierta! -exclama, saltando sobre mí y haciéndome cosquillas.
Río sin cesar. Intento deshacerme de ella pero sus manos resultan más escurridizas de lo que parecen y soy incapaz de inmovilizarla. Por ello, me limito a gritar una y otra vez que ya estoy despierta entre sonoras carcajadas. Alcanzo a distinguir un par de golpes en la puerta, mas Glimmer hace caso omiso y continúa con su ataque mortal.
Finalmente, la voz de Mermista la detiene:
- ¿Queréis que vuelva en otro momento o...?
Aprovecho la distracción para tumbar a Glimmer y correr hacia Mermista, con el objetivo de refugiarme tras ella. La sostengo por la cintura, desde su espalda, utilizándola como escudo humano. Nadie se atrevería a hacerle cosquillas a Mermista, al menos que ciertamente desee morir en el intento.
Glimmer se sienta sobre el colchón, cruzándose de brazos, simulando un simpático enfado. "Esto no acaba aquí" me amenaza, agitando el dedo índice. Río.
- ¿Va a hacerme alguien caso? -insiste Mermista.
Le doy un fugaz beso en la mejilla, ante lo cual el rostro de mi amiga se enciende. Agita los brazos, apartándome de ella mientras exclama:
- Pero, ¡¿qué haces?! ¡Quita!
Estallo de nuevo en una carcajada. Doy un paso atrás y torno mi expresión a una totalmente angelical. Mermista pone los ojos en blanco.
- Bueno, ¿y qué querías, Merst?
- No me llames así nunca más -advierte.
Glimmer y yo intercambiamos una mirada sonriente. "Te lo has buscado tú solita" le digo, con tan sólo posar mi vista en la suya.
- Quería saber por qué no has venido a entrenar hoy -se dirige a mí-. Me metí en eso del baloncesto porque me lo pediste, no me hagas arrepentirme -me pide.
Coloco la palma de mi mano en la parte trasera de mi cabeza, dejando escapar una sonrisa forzada en la que más bien dejaba ver mis dientes apretados, lo cual transmitía un evidente "ups" en toda regla.
- Me dormí -murmuro.
Mi amiga pone los ojos en blanco.
- ¿No me digas que estuviste con esa chica anoche otra vez? -suelta.
¿Chica? ¿Qué chica? Aún soy incapaz de recordar lo que ocurrió la noche anterior. Aunque... ¿quizá esas manos frías eran suyas? La intervención de Glimmer me arrastra hacia la realidad.
- No, estuvo conmigo y con Bow. ¡The best friend Squad tuvimos noche de videojuegos y Pop-tarts!
Asiento, corroborando la escena aunque ni tan si quiera ahora la recuerdo. Mermista se encoge de hombros, no muy convencida. Sabe que Glimmer me cubriría ante cualquier situación.
- No es porque salgas con ella, no es que me caiga mal -admite-. Simplemente no te distraigas -coloca su dedo índice sobre mi frente, empujándome levemente hacia atrás.
Su imagen se distorsiona hasta sustituirla por otra. Una chica... una chica de ojos... de unos ojos increíbles. Su expresión torna, estallando en una dulce carcajada. Me limito a mirarla, en silencio. Siento como si mi mundo se detuviera un instante y, de repente, solo existiera ella y su delicada risa.
- Adora -una vez más, mi mente se estrella contra el presente-. ¿He pulsado un botón de off en tu frente o simplemente no me estabas escuchando?
Sacudo la cabeza. Esbozo una sonrisa antes de responder:
- Me he distraído, perdón.
Mermista se encoge de hombros, antes de despedirse. "Si necesitas hablar o algo... dímelo" me recuerda. Dibujo una enorme sonrisa. Es una gran amiga. La quiero muchísimo, sé que haría cualquier cosa por sus amigos a pesar de esa fachada de corazón de hielo que muestra.
Glimmer se ofrece a acompañarme a clase. Abro la boca para confesar que ni si quiera recuerdo qué estoy estudiando, mas un bofetón de recuerdos aleja esa idea de mi mente. Idiomas, arte e historia. Es un triple grado. Dudé entre idiomas o historia del arte, pero deduje que dentro del grado de arte ya estudiaríamos dicha rama. Cierro los ojos unos instantes y suspiro. ¿Qué me está pasando? Es como si me hubiera reencarnado y dos de mis vidas se mezclaran continuamente. No obstante, al no querer preocupar a nadie, prefiero sobrellevarlo por ahora. Quizá mañana todo encaje mejor, entre los estudios y el baloncesto soporto mucho estrés últimamente. Probablemente esa presión me esté afectando.
Me apresuro a ducharme y prepararme para ir a clase. Recojo mis cabellos en una cola alta y desaliñada antes de hacerme con mi sudadera favorita. Me detengo unos instantes al cogerla. Yo... ¿suelo vestir esto? Sé que es mi favorita pero... ¿siempre ha sido una sudadera o...?
- ¡Venga, Adora! -exclama Glimmer, sosteniendo mi brazo y tirando de él hacia la puerta.
Extiendo la mano para llevarme mi mochila al hombro mientras mi amiga me arrastra hasta el pasillo. Saludo a Perfuma y Mermista, a pesar de que Glimmer aún sigue guiándome a la salida.
Una vez fuera, reduce el paso, relatándome cada detalle de la conversación que ha mantenido con Bow durante el desayuno. Sus ojos parecen brillar al referir cualquier simple historia como si fuera emocionante. Sonrío. Glimmer es... radiante. Su simple personalidad ya desprende destellos allá donde va.
El campus universitario se me presenta más grande que nunca. Las zonas verdes siempre han sido mis favoritas. Adoro tumbarme sobre la hierba con mis amigos y pasar las horas jugando a juegos de mesa y compartiendo snacks y bebidas. Cada dos semanas dedicamos un día a lo que llamamos "la vuelta al mundo cada quince días", o, simplemente "vuelta al mundo". Consiste en que, cada vez que finaliza una sesión, una mano inocente debe coger un papel al azar, en el cual se indicará de dónde deben ser originarios los snacks y bebidas que debemos llevar a la siguiente sesión. La semana pasada fueron snacks argentinos, y para la semana que viene debemos llevarlos procedentes de Japón. Creo que puedo afirmar que esas siempre son mis tardes favoritas del mes. Aunque... la imagen de esa chica vuelve a asolar mi mente. Ella... Mi mente vuelve a paralizarse. Ella también protagoniza mis momentos preferidos del día.
Al llegar al aula, descubro a Bow guardándome un sitio junto a él. En primera fila, como era de esperar. Al alzar su mirada, nuestro amigo sacude su mano sonriente, saludándonos. Camino hacia él, devolviéndole el saludo, mas a medio camino doy media vuelta, despidiéndome de Glimmer. Camino hacia atrás, tropezando con una mesa y recuperando el equilibrio instantáneamente. Glimmer pone sus ojos en blanco, entre risas. Seguidamente, se lleva la palma de la mano derecha a los labios para lanzarnos un beso como despedida, a la par que nos dedica un fugaz guiño.
Ocupo mi lugar junto a Bow, quien se ajusta las gafas con ayuda de sus dedos índice y corazón.
- ¿Has hecho la práctica de hoy?
Asiento. En realidad no estoy segura del todo, pero mi mente baraja un 90% de posibilidad de que se encuentre en el escritorio de mi portátil. Me hago con él, sacándolo de mi mochila y colocándolo sobre la mesa. Bow me ofrece una barrita energética al adivinar que no he desayunado aún. La acepto, mas una extraña sensación recorre mi cuerpo al hacerlo.
- ¿Es de las grises? -murmuro.
- ¿Qué? -responde mi amigo, inmerso en el incesante teclear de su portátil.
- Nada, nada...
"¿Por qué he dicho eso?" me digo. Introduzco mi contraseña, para, una vez más, quedar paralizada ante lo que ven mis ojos. Mi fondo de escritorio es una bonita fotografía. Mía y... de ella. Mi brazo rodea sus hombros. Mi rostro luce una enorme sonrisa a la par que mi mirada se posa sobre la suya. Ella me devuelve esa mirada, mostrando tanta felicidad como mi expresión transmite. Intento analizar el resto de elementos de la fotografía... el fondo, su ropa, los colores,... Sin embargo, mi mirada no puede apartarse de ella.
- ¿Te has puesto esa foto? -Bow alza una de sus cejas, analizando mis pensamientos- Debe gustarte mucho esa chica.
¿Gustarme? Frunzo el ceño, sin comprender.
- ¿Quién es? -pregunto.
Bow se detiene. Dirige su vista hacia mí, algo preocupado.
- Pues Catra -evidencia-. ¿Adora, estás bien?
Ese nombre atraviesa mi estómago como la hoja de una espada.
- Yo... -murmuro.
El timbre de mi teléfono móvil estalla desde mi mochila. Aparto la mirada de Bow con el objetivo de contestar, intentando no darle importancia a lo recién ocurrido. No obstante, un escalofrío me recorre la espalda al escuchar las siguientes palabras al aceptar la llamada:
- Buenos días, ¿hablo con Adora? Hay una chica detenida en comisaría, y es usted su contacto de emergencia.

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