Capítulo 13: Adora

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    Transformarme en She-Ra y volver a ser Adora una y otra vez es similar a lo que se siente cuando te ahogas: aguantas la respiración hasta que ya no puedes más, y, por un instante, crees que todo va bien al sentir por fin cómo una sustancia entra en tus pulmones. Sin embargo, el pánico recorre hasta el último rincón de tu cuerpo al percatarte de que no es oxígeno aquello que te llena, sino agua. Es curioso cómo algo sin lo que no puedes vivir, el agua, también puede matarte.
     Dejarla ir es como morir. Una figura atraviesa mi pecho, clavando sus uñas en éste hasta arrancar esa parte de mi alma a la que tanto deseo aferrarme. Es ella. Soy yo.
     Siento cómo toda esa magia se aferra hasta a la punta de los dedos de mis pies, mas ese alguien que tira de ella consigue hasta que se me escape por la boca. Su mano sostiene la mía. Sus ojos celestes me sonríen. Recuerdo sus palabras: "Yo di mi vida para que tú no tuvieras que entregar la tuya".
     No sé si la volveré a ver. No sé si volveré a escuchar su voz, si su risa retumbará en mi memoria o si ese sería el primer y último "te quiero" que le diría.

     Sin embargo, sonrío.
    
    Aprieto su mano, en un vano intento por no dejarla ir. Por no olvidarla jamás. No sé qué pasará después, sólo sé que sus ojos me dicen, me gritan, que nunca me arrepienta del ahora. Que viva con la cabeza alta, que sea feliz. Así que vuelvo a sonreír. Sostengo aún con más firmeza sus manos y la atraigo hacia mí.
   
    Y esa figura que me arranca mi propia esencia se desvanece ante la presencia de Mara chocando contra mi pecho.
   
    Y me rodea con sus brazos.
   
    Y, por primera vez en mi vida, sé que he tomado una decisión en la que, simplemente, todo estará bien.

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