Capítulo 7: Adora

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    Cuando me despierto, la calidez de la mano de Glimmer envuelve la mía. Una intensa luz blanca se cuela en mi retina, deslumbrando mi mirada y provocándome un gesto de desagrado. ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? Esa chica...
- ¡Adora! -exclama Bow, estrechándose contra mi pecho sin dudar apenas un instante.
    Distingo la voz de Glimmer, regañando al chico por el gesto impulsivo y ordenándole que se aparte para dejarme espacio. Lenta y gradualmente, las imágenes terminan por enfocar a mi alrededor. Me encuentro ante una sala de paredes blancas, sobre una camilla. ¿Qué hago en un hospital? Yo... Mi cabeza me da vueltas.
    La mano de Bow acaricia mi mejilla con suavidad, a la par que advierto cómo murmura cuán preocupado estaba.
- No te preocupes, Adora -sonríe Glimmer-. Te has desmayado, procura comer a las horas que debes y beber más agua, es importante para una deportista como tú.
    ¿Deportista...? Pero yo...
- ¿Qué? -suelto-. Glimmer soy yo, soy She...
    Mi amiga ladea la cabeza. Sus ojos muestran pura preocupación.
- Adora, ¿qué dices? -interviene Bow.
    Sacudo la cabeza. Yo... Esa chica... Mara.
- ¿Quién es Mara? -pregunta el chico, haciéndome ver que he pensado en voz alta.
    Vacilo unos instantes, observándole en silencio. ¿Me creería si le digo lo que acabo de ver? Ni si quiera yo sé si es real. Mi mente viaja a través de  un mundo que no alcanzo a comprender. Soy incapaz de dejar de visualizar sus ojos celestes.
- ¿Dónde está Catra? -digo, al fin.
    Bow baja la mirada. Por su parte, puedo sentir la furia en la expresión de Glimmer. "Se ha ido" me digo. De repente, todo desaparece. No pienso en Mara, en She-Ra, en la magia que me invade, ni en esta extraña sensación que posee cada rincón de mi cuerpo. Pienso en ella. Y en que se ha ido.
- Parece que nuestro destino es estar separadas -me lamento.
    No responden. Observo como mi amiga abre la boca para responder, mas Bow la frena. Porque sabe qué va a decir, todos lo sabemos. Va a culparla, decir que se fue porque quiso, que me abandonó en un momento de necesidad... Y es verdad. Pero siento como si yo también lo hubiera hecho. Yo me fui del orfanato sin ella, yo...
- Yo me fui de La Horda -susurro.
    Mis amigos intercambian una mirada de desconcierto. Las sábanas blancas se pegan a mi sudoroso cuerpo inquieto, y, de repente, siento un fuerte arrebato de beber litros y litros de agua. Como si ese mero hecho fuese a desplazar en nudo que ahoga mi garganta hasta hacerlo desaparecer.
- Adora, estás delirando -aseguran, al unísono.
    Me pongo en pie sin vacilar. Al hacerlo, mi alrededor gira levemente sobre mí, mas pronto consigo recuperarme. Me deshago de la vía que suministra suero a mis venas, haciéndome con un algodón y presionando fuerte sobre el acceso.
- Voy a buscarla -anuncio.
- Adora, siéntate -ordena Glimmer, molesta-. Se ha ido, ¿vale? No merece que vayas a...
- ¡Me da igual! -exclamo-. ¡Me da igual, Glimmer! ¿Y sabes por qué? Porque siempre es igual. Siempre me voy o ella se aleja. Nunca estamos juntas y es por este maldito orgullo que me impide dejarlo todo atrás y volver y decirle que...
    Callo. Las lágrimas recorren mis mejillas hasta precipitarse sobre el suelo. No sé si aquello que vi fue real. No sé si soy She-Ra, si solo fue un sueño o si es esta realidad la que realmente estoy soñando, pero sí sé que, sea la realidad que sea, quiero estar con ella. Por eso, cuando Glimmer me pregunta "¿Decirle qué?" ya sabe la respuesta. Todos la sabemos.
- Que está enamorada de ella -aclara Bow. 
    Asiento, secándome las lágrimas bruscamente con la palma de mi mano.
    Se produce un silencio. Aún advierto la desaprobación en la mirada de mi amiga, así como aprecio la iniciativa en la de mi amigo. La chica de pelo rosado me observa, insatisfecha, exigiendo una explicación. Creo que lo recuerdo, pero no puedo decírselo. Creo que recuerdo ser She-Ra, creo que recuerdo Etheria y que esa magia que me invadía era más que un mero Déjà Vu. Creo que Mara me envió esa señal, pidiéndome que volviera a salvar nuestro hogar. Pero eso no puedo decírselo. No están preparados.
- He soñado con un ángel -sonrío, gesto que me provoca aún más dolor del que imaginaba-. He soñado que mi ángel de la guarda me decía que yo también era como ella... Que yo también tenía algo que proteger -murmuro.
    Alzo la mirada, observándome a mí misma en la mirada de mi amiga. Contemplando cómo ella se percata de que me hallo total y absolutamente en ruinas.
- Ella es mi razón de ser -aseguro-. Ella es aquello que debo proteger.
    Me observa. Bow me envuelve en sus brazos como respuesta, y yo le devuelvo ese cálido abrazo. Instantes después, coloca sus manos sobre mis mejillas y me mira a los ojos. Su rostro embriaga a cualquiera de una intensa ternura.
- Ya sabes dónde está -aprecia-. Ve a por ella.
    Asiento. Le dedico otro fugaz abrazo, justo antes de desviar mi mirada hacia Glimmer. Me sostiene la mirada, en un esfuerzo por adentrarse en ésta y descubrir cuáles son mis verdaderas intenciones. Quizá no pueda contarle aún la verdad. Quizá no sea lo más prudente decirle que creo que soy una guerrera legendaria cuyo destino es proteger un planeta lleno de magia y vida... pero sí que puedo transmitirle todo lo que siento. Puedo confiarle hasta el último de mis sentimientos porque en eso consiste nuestra amistad, en eso se basa nuestra relación. Después de todo, somos The Best Friend Squad.
     La chica se acerca a la puerta de salida, abriéndola de par en par... Y asiente. Estrello mi cuerpo contra el suyo, en un fuerte abrazo.
- Gracias -murmuro.
- Date prisa -sonríe.
- Ojalá pudieras teletransportarme hasta allí -bromeo.
   Algo cambia en su expresión.
- ¿Teletranspor...?
- ¡Hasta luego! -exclamo.
    Me apresuro hasta alcanzar la salida. Sólo quiero llegar hasta ella. Sorteo cada uno de los obstáculos que se interponen en mi camino, incluso siendo muchos de éstos médicos y trabajadores del propio hospital. Cierto sentimiento de euforia me recorre. Creo que es porque ya lo comprendo. Es como si hubiera despertado de un largo sueño y la realidad se hubiera estrellado contra mis entendederas. Sólo quiero correr hasta alcanzarla, aferrarme a ella con todas mis fuerzas y besarla con toda mi alma. Sólo quiero ir allí y decirle que quiero olvidarlo todo, que necesito olvidarlo todo... Que solo la quiero a ella. Sólo quiero verla y demostrarle todo lo que siento. Sin embargo, cuando mi figura descansa frente a la suya, cuando mi pecho se agita ante la carrera que he recorrido hasta ella, tan sólo soy capaz de dejar que mis ojos se inunden en lágrimas, llamando su atención confesando:

- Echo de menos tus orejas de gato.

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