Capítulo 29.

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Capítulo 29.

La intentó mover pero no iba a dejar que se fuera de mi casa, iba a ganar ese ritual aunque fuera lo último que hiciese.

De verdad podría ser lo último que hiciese pensé sarcástica, mientras me estremecía contra la pierna de Alex.

Después de cinco minutos, se pasó su mano por el pelo, frustrado, y asintió con la cabeza.

Me levanté gritando y dando palmaditas como una tonta. Había ganado.

Me ayudó a levantarme y me miró fijamente con seriedad.

- Te entrenaré. – Me apuntó con el dedo. – Pero si digo lo dejamos, lo dejamos.

Puse morritos, no me gustaba dejar esto en manos de Alex, que lo pudiera cortar cuando quisiera y dejarme con el culo al aire. Pero algo es algo, dijo un calvo.

Asentí con la cabeza no muy convencida, pero era mi única opción de por lo menos no hacer el ridículo antes de morir y que la señora odiosa se riera en mi tumba y golpeara la lápida con su desgastado bastón.

- Podemos empezar. ahora.  - Comentó Alex.

Sí, me parecía bien, ¿Para qué retrasar lo inevitable?, Aparte sabía que esa señora no pararía hasta mover ficha, eso parecía ser muy pronto. Esa señora tenía contactos por la manada.

- Empezaremos con los puntos débiles. –Miró alrededor de la casa.- Necesito papel y lápiz.

Me fui corriendo a mi habitación, rebusqué entre mis cosas y le entregué el papel y lápiz.

Sus habilidosas manos comenzaron a dibujar un lobo con rapidez, detallado, e increíblemente proporcionado, parecía que en cualquier momento iba a salir de la hoja y que se iba a poner a deambular por el salón.

Su mano paró de moverse, chasqueó los dedos para tomar mi atención.

- Esto es un hombre lobo. - Señaló al dibujo del papel.

Asentí.

- Su punto débil es junto al cuello. – Señaló el cuello del lobo del dibujo. – Tendrás que clavar algo pequeño y puntiagudo.

¿Y de donde iba a conseguir algo pequeño y puntiagudo? Aparte de que se suponía que era combate cuerpo a cuerpo, o más bien, lobo a cuerpo.

Su mano se trasladó al lado de la clavícula y palpó un pequeño trozo al lado del cuello. Acariciándolo suavemente.

- Ahí. –Dijo refiriéndose al punto que tocaba en mi cuello.

Asentí. Que me tocara tan intímamente me causaba molestia, así que más valía que mantuviera las manos alejadas de mí.

- Tendremos que trabajar técnica y fuerza. – Murmullo.

Se quedó pensando un rato, mordiendo mi pobre lápiz que empezaba a enseñar madera y mostrar las marcas de los dientes de Alex.

- Podemos decir a Calum que se convierta en lobo y así podrás entrenar con él.

Negué con la cabeza, Calum no sabía nada de esto y tenía que seguir así hasta el fin de los tiempos.

Alex frunció el ceño ante mi respuesta pero no dijo nada.

- Entonces la hermana de Calum nos ayudará.

Eso era mejor, tampoco la conocía demasiado pero sabía perfectamente que ella apoyaba a los humanos y que me ayudaría.

Dio la vuelta a la hoja de papel y dibujó un círculo.

Mi vecino es un hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora