Capítulo 8

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Capítulo 8.

Me tocó de compañero a Daniel, rogué al profesor por que me cambiara, sin decirle de verdad mis razones, y comentó que eran tonterías mías, y que Daniel era perfecto, seguro, sarcasmo.

Salimos del aula.

- ¿Con quién te tocó? – Pregunté mientras sacaba unos libros de mi taquilla.

- Con Rafael, ¿Y tú?

- Con Daniel. – Dije agachando la cabeza.

- ¿Con ese cabrón? – Gritó alterado.

Asentí con la cabeza, me abrazó, lo que hizo que me recorriera una corriente eléctrica por todo el cuerpo.

….

Estaba en casa, la tensión se podía cortar con un cuchillo, desde que dije a Alex al principio del día que mi pareja era Daniel, no se ha querido separar de mí, ni un momento, me estaba empezando a agobiar.

Ahora nos encontrábamos Daniel y yo haciendo el estúpido trabajo en mi salón, con Alex en medio de nosotros revisando lo que estábamos haciendo.

Joder, me sentía peor que cuando fui a mi primera cita con catorce años, fuimos al cine, y para colmo vino mi padre, de improvisto, y se sentó entre los dos sin parar de lanzarle miradas fulminantes a Mike, con el que tuve la cita.

Alex le dio un golpe en el brazo a Daniel, él gimió, Alex se disculpó diciendo que había sido sin querer.

Mentiroso.

Al fin Alex se fue al baño.

- Lo siento, no sé que me pasó. – Dijo Daniel con la cabeza gacha.

- A ver, dejemos algo claro Daniel, no me creo ninguna de tus mierdas de disculpas. – Gruñí.

Soltó un suspiro de resignación.

……………

Estaba durmiendo cuando oí un aullido, me asomé con por la ventana, pero veía al lobo borroso, así que decidí bajar por las escaleras.

Al abrir la puerta me encontré con el lobo de pelaje rojizo que me atormentaba en mis sueños.

El pánico invadió mi cuerpo, subí las escaleras rápidamente hasta mi dormitorio, allí, cerré la puerta, pero como no tenía pestillo, la bloqueé con la silla de mi escritorio.

Pasé por la ventana y salté al jardín, mi tobillo dolía, pero la adrenalina corría en mi cuerpo y era casi como si no lo notara.

Me dirigí rápidamente a la casa de mi vecino, y empecé a aporrear la puerta como una posesa mientras gritaba.

Al fin, la puerta se abrió y entré corriendo al salón, donde me tropecé con una alfombra color blanco y caí, soltando un grito.

- ¿Qué te pasó? – Dijo un sexy Calum sin camiseta.

Las palabras no me salían.

- Lobo…perseguirme. – Dije mientras intentaba recuperarme.

Frunció el ceño notablemente y se sentó al lado mío.

- ¿Cómo era?

¿En serio?, ¿Eso era lo que le importaba? Acabo de torcerme un tobillo mientras me perseguía un jodido lobo y lo único que se le ocurre preguntarme es que como era el lobo, pues, simplemente, atemorizante.

- De pelaje rojizo. – Dije poniendo mis labios en un línea fina.

Se quedó pensativo.

Ahora que quería, ¿Hacerle una ficha al bicho y preguntarme si tenía nombre?

Jodido tonto.

Si hubiera estado en plenas facultades, sin este puto tobillo que me estaba nublando la vista a causa de las lágrimas, le hubiera arreado una súper bofetada con la mano abierta.

Su cara se dirigió hacia mí y se llenó de preocupación.

- ¿Qué te pasa? – Preguntó.

- No sé. – Dije irónica. – A lo mejor estabas demasiado absorto haciendo una ficha al bicho que no te has dado cuenta de que acabo de torcerme un tobillo.

Su semblante se volvió serio.

- Los lobos no son bichos. – Gritó.

Nunca me habían gritado así.

Las lágrimas empezaron a recorrer mi rostro con mayor velocidad, era un jodido cabrón amante de los lobos, pues que se quede con ellos.

Me levanté como pude, apoyándome en el sillón, cojeé hasta la puerta, cuando fui a girar el pomo la voz de Calum me sorprendió.

- ¿Dónde cojones te crees que vas? – Preguntó enfadado.

- Pues a un lugar lejos de amante-de-los-lobos-nudista-sexy-Calum.

En cuanto abrí la puerta e intenté salir uso fuertes brazos me retenieron, y me guiaron hasta el sillón mientras yo pataleaba en el aire.

- ¡Puto cabrón! – Grité mientras me aprisionaba con su cuerpo para no poder moverme.

- Cierra la boquita.

- No me da la gana.

Ustedes esperaban algo en plan: Ciérramela tú, pues, no, estaba enfadada, sino, os aseguro que se lo hubiera dicho.

Bufó, ahora se creía un gato, estúpido e increíblemente sexy Calum.

Se acercó más a mí, y me miró fijamente a los ojos, pero no iba a caer en ese truco más viejo que mi abuela, y sé de lo que hablo, mi abuela es muy vieja.

Aparté la mirada.

- ¿Me podrías traer hielo para el tobillo?

Asintió, su cara fue de frustración, toma ya, Charlote ha ganado.

Se dirigió a la cocina y sacó una de esas bolsas azules que contienen líquido, no tengo ni idea de cómo se llaman.

Se sentó al lado mío otra vez en el sillón y puso cuidadosamente el hielo sobre mi rojo tobillo.

Gemí, de dolor.

- ¿Está frío? – Preguntó.

¿Este es gilipollas o qué le pasa?

- Está hirviendo. – Dije en tono serio.

Se quedó mirando sorprendido.

- Eres tonto.

Una sonrisa se apoderó de su rostro, y no tardó mucho en aparecer en el mío, estúpido Calum y sus sonrisas contagiosas.

Se hizo un silencio incómodo que yo no pensaba romper.

- Si vieses al lobo avísame, yo hablaré con él.

- Osea, ¿Qué hablas lobuno?

- No. – Dijo con un leve sonrojo.

- Te lo he dicho, pero te lo vuelvo a repetir, eres tonto.

Me quedé pensativa.

- ¿Por qué me gritaste cuando te dije lo de los lobos?

Tardó en responder un buen rato, creía que se había muerto, es coña.

- Verás… es como si formara parte de mí, de mi personalidad o de mi ser.

- ¿Algo en plan hermano oso? Cuando le dan un animal a cada tipejo de ese lugar.

Negó con la cabeza divertido.

- Entonces tienes un tatuaje.

Asiente con la cabeza, ¿Tanto por un simple tatuaje? Que bipolar. Se empieza a bajar los pantalones, que...

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Nuevo capítulo. Calum es un nudista jajaja. 

Me harían muy feliz si se pasan por mi nueva novela ENCERRADA CON UN IDIOTA DURANTE SEIS MESES. 

Hasta el próximo capítulo.

Mi vecino es un hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora