Capítulo 6

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Capítulo 6.

Me desperté con un dolor de cabeza cuando me encontré al lobo de pelaje castaño mirándome fijamente.

Unas imágenes de cuando me pegaron pasaron por mi cabeza haciendo que me estremeciera.

¿Cómo había llegado aquí?

Miré debajo de la manta, estaba vestida.

Me levanté lentamente, le di la espalda al lobo y me cambié a  un pantalón corto y una camiseta cualquiera.

Salí de mi habitación y encontré sangre en la puerta.

El estómago se encogió, y la única situación en la que esto hubiera pasado, es que Calum, lobo, les hubiera atacado.

Giré mi cabeza y me fijé en el pelaje de la barbilla donde aún quedaban restos de un líquido seco.

Me estremecí y me alejé rápidamente de él.

Miré hacia atrás y aún pude ver al lobo que aún me seguía detrás de mí, así que me propuse salir de mi casa cuando un cuerpo me aplacó, y no era el lobo.

Giré la cabeza, ahí estaba, Calum desnudo encima mío.

- Quítate de encima. – Grité.

- Lo siento. – Dijo levantándose y tapándose con un cojín del sillón.

Uig, no iba a tocar eso nunca más.

- ¿Qué haces en mi casa?

- Pues estaba paseando, me robaron la ropa y como te observé correr creía que eras el ladrón, así que te plaqué.

Puse los ojos en blanco.

Y yo voy y me lo creo, sarcasmo.

- No te creo, pero paso de seguir preguntando.  - Dije soltando un suspiro.

Se paró antes de salir por la puerta, por lo que pude ver su perfecto culo, sí, me fijé en su trasero, era redondito y perfecto.

- Te importaría darme ropa, es que mi primo está en una cita y no tengo llaves de casa.

Se me encogió el corazón de pensarlo, ¿Solo por qué no le había echo caso ya estaba en una cita?

Con ganas de arrear un puñetazo a algo, subí las escaleras y le cogí del armario de mi padre unos pantalones de chándal y una camiseta.

…………

Cuando bajo me lo encuentro jugando con Esmeralda, y mi corazón se enternece.

¿Qué mierdas estoy diciendo? Este tío es un mujeriego nudista que se pasea por otras casas que no son la suya, aunque tenga un espléndido culo, claro.

Dejemos a su culo en paz.

Le dejé la ropa en el baño y le dejé tiempo para cambiarse.

Después de salir del baño.

- ¿Cómo estoy?

- Sexy, como siempre. – Me tapé la boca rápidamente.

Una sonrisa arrogante se asomó por su rostro.

- ¿Con qué soy sexy?

- No quería decir eso, quería decir que con eso te ves todo, menos sexy.

- Lo que tú digas. – Dijo poniendo los ojos en blanco.

- Ahora a tú casa. – Dije apuntando a la puerta.

Negó con la cabeza y se acercó peligrosamente a mí, retrocedí algunos pasos, pero me choqué con la pared.

Su sonrisa se ensanchaba cada vez más, parecía el gato de Alicia en el país de las maravillas.

Su cuerpo se pegó al mío.

Me intenté apartar, pero me agarró de las muñecas y me pegó más contra la pared.

- Te besaré, como todas las veces que lo he soñado, desde que te vi. – Susurró en mi oído.

- No. – Negué con la cabeza.

Su cabeza bajó hasta mi cuello y empezó a succionar la carne entre mi cuello y mi hombro.

Me mordí el labio para no soltar un gemido.

Se estaba entreteniendo demasiado, eso solo significaba una cosa: me estaba marcando.

Lo alejé de golpe y corrí hacia el baño.

Me miré en el espejo, tenía una gran marca roja en el cuello.

Me la iba a ver Alex, pensé.

Un momento, me daba igual que lo viera Alex, yo no era nada suyo y él no era nada mío, fin de la historia.

P.O.V Calum.

Me alejó de golpe, chocando contra la pared, le había dejado una marca, era para que todos se dieran cuenta de que ES MÍA.

……..

Crucé el umbral de la puerta y un enfurecido Alex me propinó un puñetazo en la nariz, vale, quizá me lo tuviera merecido, pero solo quizá.

- Auch. – Me quejé.

- Acabas de joder mi relación con mi mejor amiga, y futura novia.

- Pues bien que te la he marcado.

Su cuerpo empezó a tener espasmos, ¿No se supones que no se va a convertir hasta que tuviera dieciocho años?

Después de unos minutos como si fuera epiléptico volvió a su estado normal, eso significaba que ya le quedaba poco para la transformación.

- ¡La has marcado! – Gritó. - ¡Imbécil!, Siempre me quitaste a las chicas pero esto es demasiado.

Gruñó y se encerró en su habitación.

P.O.V Charlotte.

Freya se pasó por casa, ya que ella aún no sabía lo que había pasado.

Se lo conté todo con lágrimas en los ojos, y ella como mejor amiga me abrazaba y me decía palabras relajantes, según ella tampoco habían venido al instituto, pero corría el rumor de que Daniel casi se queda sin mano, y Tomás sin pie.

Freya miró fijamente mi cuello, yo antes de venir me había puesto un pañuelo.

Frunció el ceño.

- ¿Qué te pasó en el cuello?

- Nada. – Dije tosiendo, ella sabía cuando mentía.

- Quítate el pañuelo. – Ordenó.

Negué con la cabeza y me alejé a la otra punta del sillón.

Se acercó y me arrebató el pañuelo.

- ¿Qué es eso? – Preguntó. - ¿Un chupetón?

Seguramente me ruboricé.

Asentí con la cabeza.

- ¿Y por tú cara lo hizo alguien que no fue Daniel ni Tomás?

Volví a a asentir con la cabeza.

- Calum. – Dije en un susurro.

Su cara se tornó seria.

- Me gustaba y tú tuviste que andar acaparando. – Gritó. – Creía que cuando me dijiste que te gustaba, él no te respondería, pero fíjate, la mojigata no le bastó con quitarme a Alex, no, tenía que quitarme a su primo.

¿Qué?, ¿Le gustaba Alex y nunca me lo había dicho? Yo no tenía la culpa de que me gustaran y yo les gustara a ellos.

Salió de casa.

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Gracias por leer.

Mi vecino es un hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora