Capítulo 26

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Capítulo 26.

Su cuerpo empieza a sufrir espasmos, espero lo peor, que se abalance contra el tal Jared y esto se convierta en una piscina de sangre, pero en vez de eso se controla y esboza una sonrisa sarcástica. Ahora mismo es completamente imprevisible.

- Dime una cosa Jared. - Le dice con cierto sarcarmos, y hasta se podría decir desprecio.

Dirijo mi mirada a Jared, parece estar flipando tanto como yo, esperaba que saltara sobre él, seguramente él es el beta, y quiere ser el alfa, por eso espera a cualquier momento para poder ganarle y tomar su puesto en la manada, está más que claro. Pero Calum no es nada fácil, pienso.

- Tú. – Contesta Jared.

- Pues entonces saca tu culo de mi territorio o te echaré de la manada.- Gruñe.

Jared se ha quedado inmóvil, gime y se retira con el rabo entre las piernas, como un perrillo asustado buscando un sitio donde resguardarse.

Calum pone su atención en mí, y se da cuenta de que me he distanciado y que ahora me encuentro al lado de la caseta. Frunce el ceño y me mira, casi con miedo de que le tema y de que me aleje de él. La verdad es que le temo un poco, ya que es un poco inestable a veces, no ´se si es por la persona, o es que todos los hombres lobo lo son.

Me ofrece la mano para levantarme, pero me levanto sola y me sacudo la hierba de los pantalones, por las rodillas.

Me da unas palmadas en el culo y le miro con los ojos muy abiertos.

- Estaba limpiándote la hierba. – Se encoge de hombros.

Me sonrojo y levanto una ceja. Seguro, pienso sarcástica.

- ¿Del trasero? - Pregunto.

Asiente y se ríe suavemente.  

Le golpeo el hombro juguetonamente.

- Lo siento. – Susurra, sé que no se refiera a tocarme el culo.

- No tienes por que disculparte. – Había sido el otro lobo el que había empezado la guerra, no él. – Has tenido mucho autocontrol.  

Me estudia con la mirada por si le estoy mitiendo.

- Por que no quiero que me tengas miedo. – Me mira fijamente a los ojos como si su mirada pudiera penetrarme en el alma. – No quiero que huyas por mi culpa.

Me derrito con sus palabras. Beso sus labios, no lo haré, nunca me iré de su lado, jamás. 

- Nunca. - Susurro encima de sus labios. 

Vale, nos estamos volviendo demasiado empalagosos, pienso.

- Entonces. – Inca su rodilla en el suelo coge mi mano entre sus manos y besa mis nudillos. – Cásate conmigo.

Creo que me ha dado un ataque al corazón, es como si el mundo fuera cerrándose y agobiándome, como si fuera una de esas películasen las que las paredes empiezan a intentar aplastar a la protagonista, ¡Pues así me siento!, Siento que me falta el aire en los pulmones. Espero que sea una broma y que después nos podamos reír de la que cara que haya puesto, pero dirijo mi mirada a su expresión y parece que lo dice en serio, ¿No lo a dicho enserio?, ¿Verdad? ¡Si apenas llevamos un día de novios no me puedo casar con él!

- Charlotte, ¿Estás bien? – Sus ojos expresan miedo, miedo al rechazo, a que le diga que no y que me aleje de él.

Pero soy demasiado joven para casarme.

- Ni siquiera tengo la edad suficiente. - Intento escudarme en eso.

Él sonríe y hace que me quiera lanzar en sus brazos y asentir con la cabeza como un muñeco cabezudo que se ponen en el coche, pero no puedo, tengo que mirar fríamente esta locura de proposición.

Mi vecino es un hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora