20. Negro y rojo de miedo agresivo

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— ¿Qué tienes? ¿Sigues sintiéndote muy mal?

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— ¿Qué tienes? ¿Sigues sintiéndote muy mal?

Yoongi frunce las cejas, lo descoloca que suene la voz de Jimin se vez en cuando. No se imagina lo incómodo que debe ser compartir cuerpo con una entidad totalmente desligada de tus pensamientos, que tenga los suyos propios y por obvias razones también quiera formar parte de lo que sucede en el exterior.

—La cabeza está matándome. Es insoportable—responde aun acurrucado en la cama. Jungkook hace puchero—. Estaré bien, supongo. Al final, seguro se quita como todo. Solo debo retomar mi bella costumbre de dormir veinte horas.

—Eso es mucho.

—Lo sé.

—Estaremos cuidando que nada te pase.

Lo peor del caso, es que el pianista es muy capaz de visualizar que se va a quedar observándolo todo el tiempo que duerma. Incluso si con ello se aburre. Escalofriante y tierno al mismo tiempo.

—Ustedes—llama y Jungkook levanta la cabeza—. ¿Me mienten en algo?

— ¿Mentir?

—Aja.

—No. No te hemos mentido en nada. Tan solo no te hemos dicho cosas, porque no queremos presionarte o que te sientas mal—responde Jungkook ladeando la cabeza—. Cuando tengamos todas las plumas, podremos decirte lo que resta. —Yoongi se lo queda mirando.

Lo siente tan sincero. Tan genuino. Guardar información no es una mentira, no si hay consciencia de que puede generar un daño. Es ser consciente y considerado con la otra persona. Aguardando un momento en el que si se pueda hablarlo. Jungkook y Jimin han respondido en la medida de lo posible.

Por no decir que, si con la marejada de información que le dio Jin, se siente fatal, tal vez si hubiera sido más poco a poco estaría menos afectado.

— ¿Qué sienten por mí? ¿Por qué están realmente aquí?

La pregunta hace a Jungkook abrir los ojos. Cruza los brazos en la cama y apoya en los mismos. Yoongi es capaz de ver la forma tan delicada y encantadora en que los cuernos y sus alas se hacen visibles. El par de miembros estirados hacia abajo y haciéndolo notar incluso más sumiso. Los ojos bicolores, las garras negras y esa mezcla tan equilibrada y perfecta entre sus aspectos asimilares.

Te amo.

Suena como un tarareo, una confesión tímida, pero firme.

Queremos ser tus alas hasta que tengas las tuyas.

Yoongi suelta el aire, viendo arriba de nuevo. Implícitamente, es decirle que en efecto: Las plumas son suyas. Sin embargo, la pregunta del millón sigue siendo la misma: ¿Por qué las perdió? ¿Qué fue lo que pasó? No sabe si creerle a Jin. Quisiera no hacerlo. Quiere intentar recordarlo por su cuenta y así tener su opinión propia, no una manchada de alguien que obviamente quiere ponerlo en contra de Jungkook y Jimin.

Cheonsa Nabi | YoonMin/YoonKook || BOOK 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora